El entrevistado de hoy es el ciclista Sebastian Moya, tiene 23 años y es oriundo de Paraíso. Actualmente es parte del equipo campeón de La Vuelta a Costa Rica 2019, Asociglobo Giant, en la cual se subió al podio como primer lugar en la etapa ocho.

La primera vez que participó en una competencia de bici tenía apenas 10 años. Cuenta, entre risas, que terminó en la posición 17 de 18 competidores. Dice que no nació para esto, pero ha sido una constante curva de superación a base de entrenamientos y muchos sacrificios que lo han llevado al lugar que hoy ocupa.

Poco a poco ha quemando etapas y objetivos, como por ejemplo correr 3 años La Vuelta a Costa Rica y ganar una Vuelta de la Juventud en 2017. También tuvo la posibilidad de salir del país y ser parte del equipo español Rias Baixa por tres meses. Tiempo que afirma le hizo crecer en lo deportivo y personal, porque tenía que jugársela solo para la cocinada y los quehaceres del hogar.

Detalla que en España corría dos veces por semana el equivalente a una "Vuelta a Costa Rica", lo que significó una prueba enorme para su carrera. Siempre quiso sobresalir, pese que el último mes contaba los días para devolverse debido al agotamiento psicológico y la presión que tenía.

-¿Por qué no se quedó?

-Falta de dinero. Hay que tener recursos económicos para poder estar un tiempo allá, que lo vea un equipo y poder acostumbrarse a las condiciones

-¿Le gustaría volver?

-Claro. Mi sueño es ganar una carrera allá.

Pese a que siente que se aproximan los mejores años de su carrera y tiene grandes ambiciones dentro del ciclismo, es consciente que en este deporte...todo puede cambiar de un día para otro. Es por esto que doña Manry, su madre y la persona que lo espera con una "coquita" luego de cada competencia, le ha inculcado desde muy niño que debe llevar el deporte y estudio de la mano. 

Mientras la mayoría de ciclistas deben dejar sus estudios a edades tempranas, su mamá nunca se lo permitió. Ahora lo agradece sacando su licenciatura en Artes Industriales y trabajando como profesor de secundaria.

Aunque su madre no es la única que le acompaña a sus carreras. Sebas cuenta que sus personas cercanas hasta alquilan una buseta y lo siguen, lo cual toma un gran significado cuando los ve al final de la competencia.

No es raro que suelte en llanto al terminar una carrera exitosa, pues se define como una persona sentimental. Afirma que triunfar no es fácil, pero que le da mucha satisfacción porque siempre entrega el 100% y que su disciplina como deportista es inquebrantable desde aquel penúltimo lugar a los 10 años.