La escala y necesidad de esta crisis por la COVID-19 tiene pocos precedentes en la historia. Los impactos en la salud, economía y sociedad no discriminan, casi todos los sectores, organizaciones, comunidades, hogares y naciones están enfrentando las consecuencias de esta batalla. El mundo ha cambiado fundamentalmente.
Las poblaciones mas vulnerables y comunidades en estados de fragilidad y crisis prolongadas como Yemen, Siria, la República Democrática del Congo, entre otras, serán especialmente vulnerables a la pandemia, tanto a los efectos en la salud y economía, pero también a los riesgos sociales. Un momento para el trabajo necesario y oportuno de las Organizaciones No Gubernamentales (ONG) humanitarias. Organizaciones locales e internacionales que ya se encuentran trabajando en las zonas de impacto y están preparadas y dispuestas a aumentar el trabajo.
La comunidad humanitaria tiene un papel importante que desempeñar, tanto para responder a las necesidades inmediatas como para ayudar en la recuperación a mediano y largo plazo.
Un papel que han desarrollado en otras crisis ayudando en mantener y restablecer la seguridad alimentaria, medios de vida, sistemas de mercado y programas de recuperación económica. Un papel de soporte a las necesidades comunitarias en zonas vulnerables.
Sin embargo, el sector comunitario y de desarrollo internacional, en los momentos más críticos globales y de mayor necesidad, como esta pandemia, enfrentan amenazas debido a las limitaciones de financiamiento que pueden obligar a reducir gastos, personal y la capacidad de la estructura en el momento preciso en que su trabajo es de vital importancia.
En un artículo publicado por el Foro Económico Mundial, las ONG piden ayuda en el desarrollo de nuevos modelos innovadores de financiamiento, que permitan estructuras más estables en momentos de crisis, donde por el contrario se enfrentan a reducción inmediata de la liquidez.
La realidad que enfrentan las ONG en este momento, se caracteriza por reducciones de liquidez debido a una estructura basada en objetivos aprobados por los financiadores, una estructura que no es ideal para anticipar, flexibilizar, y adaptación a cambios rápidos y crisis como la que se vive actualmente.
En momentos de crisis tan severos la respuesta de las ONG implica responder a restricciones adicionales, y aumento del costo de las estructuras por ampliación de las horas de trabajo, traslados y otros gastos adicionales.
La visibilización de esta crisis y su impacto a nivel mundial, ha permitido ver cierta flexibilización de instituciones y donadores que ha ayudado a manejar la crisis, pero es urgente un enfoque más amplio de todo el sector para tener una mejor respuesta a los desafíos que esta crisis y las futuras presenta.
“Reducir la capacidad ahora sería catastrófico para las ONG de responder tanto a las necesidades inmediatas como a más largo plazo que veremos aumentar en todo el mundo como resultado de esta pandemia” escribió Simon OConnell, Director Ejecutivo de Mercy Coprs Europe
La comunidad humanitaria global, debe estar al frente para responder a las necesidades humanitarias en rápido aumento en todo el mundo durante esta pandemia y mucho más. Y como en cualquier crisis, hay una oportunidad para innovar. Para innovar en el diseño y desarrollo de nuevas soluciones financieras que puedan mejorar la manera de enfrentar los desafíos globales con la mayor capacidad posible de las ONG. Esto nunca ha sido más necesario que ahora.