Vivimos en una era digital en donde gran parte de la humanidad se encuentra conectada a una gigantesca red que le permite una comunicación en tiempo real y sin barreras. Damos por sentado todo aquello que nos permite esa comunicación y centramos nuestra atención en lo que los expertos llaman contenido, sea este una red social, una aplicación de mensajería o bien un amplio catálogo de películas a las que tenemos acceso en el momento que más queramos.
Sin embargo, para que todo esto sea posible se requiere de un complejo esquema que transporte la información de un lugar a otro, y esto es únicamente posible gracias a las telecomunicaciones. Hoy más que nunca, se han puesto a prueba las destrezas y capacidades de las empresas y profesionales del área de las telecomunicaciones, ya que, ante esta calamidad mundial que ha ocasionado una serie de interrupciones en la vida económica, educativa, médica y cívica de nuestro país, es imperativo que los costarricenses no solo se mantengan conectados, sino también garantizarles una conexión segura, eficiente y veloz a muchísimos más recursos en la red que posibiliten el acceso a la educación y el trabajo sin importar la ubicación en donde se encuentren.
El máximo jerarca del Ministerio de Salud, el Dr. Daniel Salas Peraza, ha sido enfático en indicar que la actual crisis sanitaria por la que atraviesa el planeta y nuestro país seguirá vigente por varias semanas. Esto nos ha llevado a adoptar de forma obligatoria y masiva los modelos de educación y trabajo a distancia, teniendo un impacto directo en el patrón de uso tanto de redes móviles como fijas, y es que según datos del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Telecomunicaciones (Micitt), durante la semana comprendida entre el 16 y 22 de marzo del 2020, el uso de las redes móviles creció en más de un 20%, las redes fijas aumentaron en un 50%, mientras que en la misma semana se registró un aumento moderado en la capacidad contratada de los cables internacionales de fibra óptica que llegan a Costa Rica.
Sin duda alguna, este uso podrá incrementarse en las próximas semanas debido a que muchas empresas e instituciones educativas apenas se encuentran en una fase inicial de adaptación a estos modelos, adquiriendo tanto software como hardware que les permita en el corto plazo continuar operando y produciendo.
No obstante, muchas otras empresas tanto públicas como privadas ya se encuentran produciendo de forma remota, nuestra población se mantiene al tanto mediante proveedores de contenido, el distanciamiento social requerido es compensado por las videollamadas y las empresas y particulares paulatinamente migran su oferta de productos y servicios a portales en línea donde están a disposición de los consumidores.
Como resultado, luego de esta crisis por la pandemia de COVID-19, nuestras vidas no serán las mismas, los modelos de trabajo y educación tradicional se verán complementados o inclusive suplantados por el trabajo y la educación remota y digital, bajo la muy razonable justificación del efecto positivo en los ámbitos económico, ambiental, uso del tiempo y calidad de vida de los habitantes de nuestro país.
Sin duda alguna, este es un gran reto para las telecomunicaciones, que hoy son nuestro aliado imprescindible y silencioso, posible gracias al compromiso de los operadores y los profesionales del área, quienes son parte esencial en la lucha contra los efectos de la pandemia provocada por el coronavirus que ocasiona la enfermedad COVID-19.
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