Nadie la vio venir y a todos nos ha afectado. Una interrupción de tantos comportamientos que ya estaban incorporados a nuestra psique. Sistemas detenidos o tremendamente afectados. Las inequidades se hacen más evidentes y desde las realidades de cada une se disfruta más o mucho menos el confinamiento. La ola de emprendimientos detenidos nos mojará a muchos (casi todos) pero claro que con mucha más fuerza a poblaciones vulnerables, eso angustia y entristece.
El mundo cambió, estamos reentendiendo la nueva norma. Muchas oportunidades se abren para conectar con un lugar interno de bondad, compasión, creatividad y sobre todo entender que todo (todos) estamos interconectados; lo que pasa en el otro lado del mundo nos rebota acá y viceversa. Esta pausa es un espacio para rediseñar nuestros sistemas en su sentido más amplio, este espacio puede sacar lo más oscuro o lo más bello del ser humano.
Mi querido amigo Otto Scharmer innovador de MIT repite hasta la saciedad “energy follows attention”; donde ponemos la atención sigue la energía, pongámosla en lo que sí queremos conservar y en lo que queremos ver aún más.
Me siento esperanzado y quisiera seguir construyendo hacia una narrativa de convivencia armoniosa, cuido colectivo, bienestar inclusivo, pequeños actos que nos humanicen, y sobre todo mucha mucha creatividad para salir de esta juntos. Fácil no va a estar, está en nuestras manos construir un país (¡un mundo!) a partir de lo nuevo que está queriendo emerger, el mundo como lo conocíamos cambió para siempre, empecemos a poner la atención en lo que queremos crear.
En medio de la incertidumbre hay cosas que celebrar, la simpleza de la cotidianidad, las personas que nos rodean, un abrazo caluroso del que está bajo el mismo techo, cocinar juntos, tomarse el tiempo que algo requiere, menos tiempo movilizándonos, comidita sana y fresca cerca de la casa, menos emisiones, una exploración más profunda de los acuerdos de convivencia en el hogar, no tener la agenda taaan llena, más presentes con nosotros, nuestro cuerpo y la familia.
El camino está y estará lleno de dolor y tristeza también, tanto en lo sistémico como lo personal, proyectos caídos, trabajos perdidos, zozobra para reinventarse, sin comida que comer, tensión social, populismo, delincuencia, emprendimientos que no lo logran, equipos de trabajo desarmados, uno y mil abrazos nunca dados, solo para empezar a enumerar.
Aunque suene como un dilema, podemos transitar el duelo y la celebración a la vez, al unísono.
Muchos creemos que esta transición ya había iniciado hace muchos años, y que este virus vino a acelerar con una disrupción casi inimaginable. Una transición hacia un planeta más humano, solidario, inclusivo, próspero, transparente, con mayor disfrute de lo escencial, más espacio para compartir, menos carrereado, donde las personas y la naturaleza estamos en el centro, conviviendo, complementándonos, compartiendo desde el Ser.
*El vuelo para estas fotos se hizo el domingo 5 de abril cerca de las 4pm desde una aeronave tripulada donde solo íbamos piloto y fotógrafo, dentro de las horas permitidas para circular y siguiendo todas las recomendaciones de sanidad. Esta serie fue fotografiada en una sola tarde. Creemos que quedarse en casa es la mejor recomendación que todos podemos seguir en la medida de nuestras realidades*
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