Estar en espacios abiertos y sociales está relacionado con la salud mental, por lo que la ausencia de estos por tiempo prolongado puede ser perjudicial. Además, las personas establecemos rutinas que nos permiten no solamente cumplir con nuestras obligaciones, sino también contar con estabilidad en nuestras vidas, tranquilidad emocional y social, que nos hacen sentirnos bien y en control de la situación. Tanto para personas adultas como para niños, niñas y adolescentes (NNA), un cambio abrupto en estas rutinas se acompaña de sentimientos de ansiedad y desconfianza que merecen ser tomados en cuenta, si queremos evitar consecuencias negativas en la salud mental.
Hemos estructurado nuestros mundos sociales como redes complejas de interacciones y constante movimiento. En consecuencia, estos días de aislamiento físico y distanciamiento social por el coronavirus producen agotamiento emocional, tensión interpersonal y frustración, tanto en adultos, como en NNA. Aunado a lo anterior, la convivencia se vuelve más difícil cuando estamos tratando de establecer rutinas que nos permitan lidiar con la nueva situación en el mismo espacio con otras personas que están pasando por lo mismo. Esto puede ser más difícil de comprender y de manejar para NNA que para adultos, quienes por tal razón están llamados a ayudar a las personas menores de edad del hogar a gestionar esta temporada de emergencia.
Dado lo anterior: ¿qué podemos hacer? La clave está en enfocarnos en reducir el estrés, esto nos mantendrá más calmados y disminuirá nuestras respuestas agresivas. ¿Cómo lograrlo?
El primer paso es tener claro que esta situación no es normal, por lo tanto, no debemos actuar como si nada pasara, ni tampoco como si esto fuera a ser para siempre. Entonces, podemos tomar medidas en el corto plazo que nos permitan acomodarnos en el hoy. Ya más o menos sabemos lo que más nos estresa y lo que más nos relaja. En la medida de lo posible, evitemos lo primero y busquemos lo segundo.
Dicho lo anterior, más allá de las múltiples diferencias personales, los siguientes son algunos consejos para reducir el estrés en la actual situación:
- Hable con sus hijos(as) para ver qué saben de la situación y deles información veraz y concreta para ayudarles a entender. La comprensión y capacidad de dimensionar la situación va a variar con la edad, por lo que nuestra conversación debe tomar muy en cuenta sus edades y etapa del desarrollo.
- Converse con sus hijos francamente sobre esta crisis, hablen abiertamente de cómo se sienten y planeen actividades. Por ejemplo, hay varias opciones de cursos y actividades por internet que pueden ser excelentes ideas. Por ejemplo, aquí hay varias sugerencias.
- Practique la meditación o mindfulness. Por ejemplo, en internet puede encontrar muchas opciones de ambientación musical para meditar y relejarse, además de recursos para seguir un procedimiento dado con esta técnica. Un caso puede ser este.
- Cuando sobrevenga el inevitable conflicto, trate de enfocarse en el problema antes que en la persona y en buscar soluciones, no en hacer el problema más grande. Trate de mantener presente que para la otra persona la situación también es nueva y retadora, y todos estamos ajustándonos.
- Aplique el viejo truco de contar hasta diez cuando ocurra un evento estresante, o de retirarse de la escena mientras se calma (aunque en este contexto retirarse significa irse para otro cuarto o aposento). Manténgase al tanto de sus reacciones ante el enojo y detecte cuando está alterándose para que pueda actuar de forma preventiva (contando o yéndose a otro lugar de la casa).
- Busque un espacio en su día a día para leer más sobre el tema del estrés y las relaciones con los hijos. Busque fuentes confiables y especializadas.
- Busque también su espacio personal, incluso sin el celular, para relajarse, hacer algo que disfrute o simplemente descansar brevemente.
- Busque conversaciones agradables con sus seres queridos. Sacar el baúl de los recuerdos puede ayudarle a recordar cosas bonitas y compartirlas con sus hijos e hijas.
- Ordene su casa e invite a sus hijos(as) a colaborar. Recicle todo lo que pueda, deshágase de lo que ya no necesite y ofrézcale a su casa más orden y un reacomodo que le dará más tranquilidad.
- Desempolve los juegos de mesa y organice actividades familiares.
- Aprenda algo nuevo que le agrade. Revise los libros que dejó a medio leer y retome aquellos que más le gustan.
- No pase con el televisor encendido siempre y no ponga música muy alta (sus vecinos tienen derecho a elegir la música que quieran escuchar). Trate de poner música relajante al menos por un rato y verá cómo esto ayuda a tranquilizarse.
- Aproveche para revisar o replantearse sus metas después de que pase esta emergencia. Ver a futuro puede ser de ayuda.
- Haga ejercicio físico y mental, y promuévalos en su familia. Hay ejercicios físicos que se pueden hacer en espacios pequeños.
- Propóngase escuchar más y ser sensible a las necesidades de los demás, esto puede ayudar mucho a estar en sintonía con su familia.
- Vean películas de carácter familiar juntos. Pueden aprovecharlas para comentarlas al final.
- Coman sano y con cantidades bajas de azúcar y grasa.
- Establezcan nuevas rutinas que incluyan horarios y actividades, esto puede ayudar a mantener un orden sano para todos en casa.
- Propóngale a sus hijos juegos-proyecto, tales como aquellos relacionados con construir, armar cosas o utilizar la creatividad, pues si se enganchan podrán entretenerse mucho tiempo, mientras aprenden algo nuevo.
- Practique el afecto, la ternura y el tacto. Las caricias y masajes ayudan a bajar el estrés.
- Conéctese en línea con sus familiares y amigos por medios digitales. El aislamiento físico no tiene que ser social y las tecnologías de infocomunicación nos ofrecen muchas posibilidades.
- A la hora de informarse, prefiera las fuentes oficiales y más confiables, recuerde que hay muchos medios inescrupulosos que viven de generar falsas alarmas con noticias falsas que solo sirven para aumentar el estrés. En todo caso, no consuma demasiadas noticias alarmantes, manténgase informado, pero no se sobrecargue de malas noticias.
- Si está haciendo teletrabajo, trate de organizarse bien, póngase un horario y establezca sus tareas y sus entregables, y cumpla bien con ellas, y sepa también desconectarse del trabajo cuando corresponde.
- Si está dentro de sus posibilidades, haga donaciones en dinero o especie a las organizaciones de su confianza que están ayudando a las personas más afectadas, esto nos puede ayudar a sentirnos y estar más unidos como comunidad nacional y por lo tanto más fuertes frente a esta crisis. Incluya a sus hijos en la realización de este donativo.
Si bien las anteriores sugerencias pueden variar en su aplicabilidad de una familia a otra, hay que tratar de no perder de vista el objetivo, que es reducir el estrés para pasarlo de un nivel alto a uno moderado y mantenerlo en niveles manejables que nos ayuden a tomar mejores decisiones en estos momentos de grave dificultad nacional y mundial. Si nos terminamos estresando crónicamente vamos a comprometer nuestra salud y ponerla en peligro más de lo que ya está, porque el estrés a largo plazo suprime el sistema inmunológico, lo que nos hace más susceptibles a enfermedades infecciosas. La humanidad ha sobrevivido muchas crisis cuidándonos unos a otros, y estamos seguros de que esta no será la excepción. Sigamos las instrucciones de los expertos en salud, mientras construimos nuestras propias estrategias para bajar el estrés
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