Esta grave crisis que estamos enfrentando, tanto en Costa Rica como alrededor del mundo, nos recuerda brutalmente el rol esencial que tiene el trabajo en la sociedad. El empleo está directamente relacionado con la salud de la economía (dos palabras clave en estos días) y se ha convertido en el foco de casi todas las acciones tomadas por gobierno y empresas para mitigar los efectos negativos de la crisis.

Empleo estratégico. Nada como una crisis para hacernos tomar consciencia de cuáles son las actividades estratégicas para la estabilidad y el desarrollo, y, por consiguiente, cuál es el empleo estratégico para el crecimiento de esas actividades. Evidentemente, tenemos el sector salud, esencial para el desarrollo humano. A la lista debemos agregar la seguridad y atención de emergencias, las comunicaciones, el cuido, la educación, la infraestructura para el agua, el transporte de personas y bienes, la energía, la conectividad digital, el sistema financiero y las actividades creativas para el estímulo del alma, entre otros.

Quizás podamos llamarlas “actividades para el bien común”, y el empleo asociado a esas actividades estratégicas deberá recibir toda nuestra atención de ahora en adelante. Deberá promoverse un empleo estratégico que beneficie al capital humano del país (que incluya personas de alta escolaridad como de baja escolaridad); y deberán apoyarse todas las iniciativas que lo faciliten (tales como acciones de fomento productivo y asociatividad productiva), para permitir que dichas actividades ayuden a que el país se restablezca después de la crisis y retome su ritmo de crecimiento y construcción de bienestar para todas las personas.

Sector Salud. Un buen ejemplo de ese empleo estratégico en Costa Rica es el del sector salud. Esta crisis nos confirma lo crucial que es nuestro sistema de salud y seguridad social, columna vertebral de nuestra democracia y desarrollo. El buen manejo de la crisis por parte de las autoridades refleja los años de invertir en la formación de excelentes profesionales en su campo, que ahora demuestran el potencial colectivo de su capital humano. Costa Rica, queda claro, tiene un enorme potencial para ser un referente internacional de innovación, atención y gestión de salud (y múltiples actividades afines).

Precisamente por eso, necesitamos lograr mayores eficiencias y más eficacia en las instituciones públicas del sector salud. También, necesitamos un ecosistema más robusto que articule con la academia y las empresas para impulsar la innovación local, la ampliación de cobertura, el desarrollo del emprendimiento que ofrezca soluciones “hechas en Costa Rica”. Todo esto es posible lograrlo, en este y otros sectores estratégicos, mediante alianzas público-privadas, preferiblemente de “triple hélice” (academia, empresas, instituciones públicas) en formato de clústeres que tengan el empleo como uno de sus objetivos centrales.

Empleo público vs privado. Si pensamos en empleo estratégico, nos damos cuenta de que no tiene sentido pensar en términos de empleo público versus empleo privado. Lo más importante es fortalecer las condiciones que permitan un empleo muy productivo en los sectores estratégicos para el desarrollo de nuestro país, donde lo público y lo privado están inevitablemente y por fortuna, íntimamente relacionados. Costa Rica tiene enormes oportunidades en el sector de las Tecnologías de Información, de la Economía Creativa, de la Biotecnología, entre muchos otros que las alianzas público-privadas pueden ayudar a potenciar.

De esta forma, en medio de los esfuerzos para proteger el empleo hoy, debido a la crisis que vivimos —lo cual va a requerir un importante esfuerzo solidario de todo el país—, debemos comenzar a pensar en cómo protegerlo en el mediano y el largo plazo. Una de nuestras principales fortalezas es nuestra gente, y es por medio del empleo de calidad y de las oportunidades para el emprendimiento que podemos asegurar el desarrollo humano al que aspiramos. Después de la tormenta vendrá la calma, así que más vale que estemos listos para retomar el rumbo inmediatamente pase el vendaval.

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