¿Se imaginan un modelo empresarial en el que el objetivo vaya más allá del factor económico? ¿Un modelo en el que los réditos se midan también, en relación al impacto social y ambiental del negocio?

Este tipo de empresas, que hace unos 30 o 40 años eran casi imposibles de imaginar (y por las cuales hoy en día tenemos que lidiar con consecuencias gravísimas en el ámbito climático, por ejemplo) ahora es posible, gracias al modelo empresarial del Sistema B que se gesta en el mundo y también en Costa Rica.

Por ello, y como las buenas noticias nos llegan desde todos los frentes, en el Súper Reporte de este lunes vamos a hablar de las empresas B: explicaremos qué son exactamente y referiremos a cómo trabajan en nuestro país para que todos profundicemos en este diferente modelo de negocio.

Que lo disfruten y que les inspire.

Masticar un nuevo modelo empresarial

Hablo de "nuevo" modelo empresarial porque para muchas personas (acepto que yo me incluía, antes de profundizar en el tema) las empresas B eran un concepto completamente nuevo; sin embargo, en el mundo son una realidad de larga data, que ya tiene a 3243 empresas, de 150 industrias y en 71 países, certificadas como tales. Así lo detalla la ONG estadounidense B Lab, que fue la organización pionera en certificar a las empresas como tales.

¿De qué trata el modelo? Pues, según la organización latinoamericana de este modelo empresarial:

La propuesta de Sistema B apunta a una economía que pueda crear valor integral para el Mundo y la Tierra, promoviendo formas de organización económica que puedan ser medidas desde el bienestar de las personas, las sociedades, de forma simultánea y con consideraciones de corto y largo plazo. Desde su creación en abril del 2012, ya existen 10 Sistemas B nacionales, un Sistema B Internacional y 7 Comunidades B Locales; una comunidad de más de 500 Empresas B en la región (latinoamericana), que dan el ejemplo real que es posible concretar esta visión en los negocios incluso desde los acuerdos de los mismos accionistas y que juntas facturan más de 5.000 millones de dólares anuales".

En Costa Rica este modelo empresarial del benefit (beneficio, de ahí la B) B son una realidad desde hace varios años. De hecho, en el 2017 la empresa costarricense Editorial Pucci recibió el premio B Corp best for the world, otorgado por B Lab, al considerarla entre las mejores empresas B del mundo.

Editorial Pucci se dedica a publicar libros fotográficos enfocados en la naturaleza de Costa Rica. La empresa tiene más de 15 años de existencia y todo el papel con el que publican sus libros y calendarios es certificado a partir de plantaciones de manejo forestal y no de un bosque protegido. Además, la pyme gestiona de forma responsable los desechos y apoya a Fundación Árboles Mágicos, que se dedica a la conservación de los árboles en el país. Esta labor es la que le otorgó el galardón antes mencionado.

Así las cosas ¿cómo se hace posible este modelo de negocio? Pues bien, para ampliar en el tema desde Delfino.cr conversamos con Ernesto Moreno de la compañía Yuxta Energy, que se dedica al desarrollo de proyectos energéticos a partir de fuentes renovables, y quien además es presidente de la organización Empresas B para América Central.

Dato D+: Yuxta Energy en conjunto con las empresas costarricenses Florex, Nahua cacao, Chocolate y Bodhi Surf + Yoga, se comprometieron públicamente en diciembre pasado, y durante la Conferencia sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas, COP25, a acelerar la reducción de sus emisiones de carbono con plazo al 2030.

Según el empresario:

Lo que estamos buscando es redefinir el sentido del éxito en la economía, que se sienta exitoso quien vive bien, quien hizo un montón de plata para quienes invirtieron y arriesgaron con uno, pero también quienes ayudaron a millones de personas y ayudaron a preservar el planeta”.

Moreno detalla que hubo un momento en el que algunas empresas "empezaron a ver que no se valía generar valor infinito para los accionistas, a costas de la gente y a costas del planeta" y que eso fue lo que cambió la forma de hacer las cosas pues se creó la necesidad de formar un nuevo tipo de compañía, en el que las ganancias se midieran de manera diferente.

Por ello en las Benefit Corporations (empresas B) se modificaron los pactos sociales de la empresa para que, además de maximizar los ingresos de los accionistas, se contemple la generación de un valor para el ambiente y para la sociedad, donde la responsabilidad fiduciaria vaya más allá de los accionistas y se incluyan a más grupos de interés en el sistema:

Es una nueva figura de empresa en la que uno ahora es más responsable porque es más responsable con un montón de gente, ya no solo con los accionistas, sino a la sociedad en la que uno opera y con el planeta”.

Actualmente en América Latina, este tipo de empresas han tenido un auge en naciones como Brasil, Argentina y Chile y, desde 2017 arrancó la implementación del modelo en América Central.

En esta vía es que se enfoca el trabajo de la organización Empresas B para América Central, que no solo incentiva la adhesión de más empresas al modelo B, sino que también trabaja con expertos del área legal empresarial, así como con la academia, para expandir este nuevo modelo de hacer negocio en las nuevas generaciones.

Para Moreno, el secreto del éxito de las empresas B "es que no puede ser más caro” implementar medidas de este tipo, que no hacerlo y por eso asegura que aunque “es más desafiante hacer empresas de este tipo (porque tenés más piezas en movimiento que tenés que balancear) es mucho más gratificante”.

Preferencias de los consumidores

¿Qué fue primero, el huevo o la gallina? ¿Ustedes comprarían equis producto si saben que los residuos que producen están siendo lanzados al mar? O ¿ustedes comprarían X artículos que garanticen que su producción se gesta a partir de mejores condiciones de trabajo que las de Y producto? Seamos realistas, hace apenas un par de décadas eran contados los que pensaban en eso.

Ahora los tiempos han cambiado y los consumidores también; por eso Moreno señala que hasta sus propios clientes son los que piden un cambio en los modelos empresariales a partir de los que se desarrollan y ese es un factor que también consideran las empresas que forman parte de estos nuevos modelos.

Está habiendo un cambio de consumidores. Ahora son más conscientes y dicen ‘ah no, si este me está demostrando un cambio, voy por aquí'. Hay que pensar más y reclutar a un tipo diferente de gente, sí; pero por dicha hay cada vez más gente a la que lo mueve esto”.

Por ello, y para demostrar con garantía que el modelo empresarial va más allá de las palabras, es que el empresario y su organización centroamericana defienden, como lo hacen, la certificación empresarial en su sistema.

La certificación B es un mecanismo a partir de la cual las empresas demuestran que, efectivamente, están haciendo cumplir los principios del Sistema B. Se trata de un proceso se realiza online y de manera gratuita y en el cuál una herramienta digital evalúa el impacto B de la empresa, a partir de sus características y de qué tanto se ajusta a los nuevos modelos.

El objetivo, según Moreno, es verificar que quienes se precien de ser empresas B ante sus clientes, lo hagan desde un ámbito de certeza:

Hay mucha gente que puede decir eso y por eso se volvió importante generar una entidad que certificara que eso que las empresas estaban diciendo, en realidad fuera cierto, y es ahí donde nacen las empresas B certificadas que son las que piden, a quienes dicen que el impacto al planeta es este, que les enseñen los números que lo certifiquen”.

El proceso de acreditación no tiene costo; sin embargo, la declaración de interdependencia, que es la entrada a la comunidad de las empresas B, requiere un pago que arranca en $500 anuales para empresas pequeñas.

Esta inversión inicial, según el empresario quien preside la organización centroamericana, se revierte debido a que las empresas tienen acceso a “procesos que ayudan a mejorar” las funciones empresariales, ya que se permiten copiar herramientas que utilizan otros negocios y que pueden ayudar a quienes entren a  la comunidad: por ejemplo con el acceso a técnicas que permitan un ahorro anual por conceptos de consumo de agua o electricidad, entre otros.

Actualmente hay 528 empresas certificadas en América Latina y en Costa Rica, además, de Pucci y Yuxta, podemos encontrar empresas como CID Abogados y Cuestamoras Bosques que trabajan en esta misma línea.

Los interesados pueden revisar la lista de empresas costarricenses adscritas al sistema B, aquí.