Entonces, ¿quién quiere ser su propio jefe?
Dicho así de fácil, suena a chiste, sí. La realidad es que nadie es su propio jefe sin formar parte de una estructura. Incluso Los Simpson se burlan de eso en uno de sus episodios: “Lo nuestro no es una pirámide de esas fraudulentas que hablan, lo nuestro es un trapezoide.”
Si han estado pendientes de la última tendencia en redes sociales, escuchar los nombres de estos influencers y “líderes” no les será extraño. Pero, a todas estas, ¿realmente entendemos qué es lo que hacen? Me permití conversar con algunas personas involucradas en el mundo de Forex, y una de las protagonistas de este escándalo, quien amablemente me explicó el teje y maneje del asunto.
Forex, básicamente significa foreign exchange. Inicialmente hay que aclarar que no es un negocio piramidal. De manera muy general, podemos decir que este nicho, al igual que muchos otros de esta naturaleza, es parte de un mercado internacional, por medio del cual se intercambian divisas. A través de internet y plataformas tecnológicas, sus suscriptores adquieren acciones de compañías internacionales y divisas. Dependiendo de la demanda sobre la moneda de un país, fluctúa el precio de las mismas y de ahí sus ganancias. Anteriormente se necesitaba de un broker o un puesto de intercambio de divisas para adquirirlas. Hoy, prácticamente se reemplazaron los brokers por plataformas digitales que tienen acceso directo al mercado de divisas. Es decir, estos mercados no están localizados en ningún territorio, la plataforma se convierte en su broker. El dinero, sale e ingresa del monedero virtual, Pay Pal o cuentas bancarias de los suscriptores. Esto significa, fiscalmente hablando, que el dinero que se gana no es renta de fuente costarricense.
Uno de los principios básicos del sistema tributario local, es el principio de territorialidad. Establece el artículo 1 de la Ley del Impuesto Sobre la Renta, que “(…) se entenderá por rentas (…) de fuente costarricense, los generados en el territorio nacional provenientes de servicios prestados, bienes situados o capitales utilizados (…)” en el país. Entonces, al invertir en el mercado de divisas en el exterior, no están generando renta en Costa Rica.
Resulta chocante entender que una persona que se jacte de ganar millones no pague impuestos, pues el relato popular es que “toda persona con plata evade al fisco”. Si bien es cierto estas personas no tributan por las ganancias que obtienen en este giro de negocio, es porque nos encontramos ante una limitación que tiene el marco legal costarricense, no porque eviten hacerlo.
Ahora bien, la trama se complica pues se suma a este esquema de compra y venta de divisas, la opción de afiliarse a una academia en la cual se ofrecen talleres y entrenamientos como el caso de “Melius”, para aprender a manejarse en el mercado, y encima le agregan suscribirse a una red de marketing multinivel como una pirámide, línea horizontal, trapezoide, tela de araña; como quieran llamarle, ahí si están prestando un servicio y constituyendo un negocio local.
Le están cobrando a personas una tarifa determinada por hacerlos parte de una organización, y a cambio, los enseñan a utilizar estas plataformas. Además, comisionan sobre las ganancias de estos. A grandes rasgos, esto sí debería tributar.
No hay que confundir las cosas. La crítica moral es harina de otro costal. Pero a nivel fiscal, quedará a criterio de la Administración Tributaria no hacerse de la vista gorda al respecto. Con tanto revuelo no van pasar esto por desapercibido.
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