El día de ayer los diputados de la Comisión de Hacendarios aprobaron una moción que recorta un total de 255 millones de colones al Ministerio de Cultura. De esos 255 millones, cien millones se le recortaron al Centro Costarricense de Producción Cinematográfica y en específico al Fondo para el Fomento Audiovisual El Fauno.
En tiempos de crisis es normal que se busque reducir costos dentro del estado y siempre he dicho que todos los sectores tienen que apretarse la faja, pero cuando se van a hacer recortes es necesario hacerlos de forma inteligente y no sólo por el prurito de decir que se recortó algo sin importar en qué y dónde se está recortando.
Estoy seguro que hay muchos rubros en el sector cultura en donde se puede recortar, pero desde mi perspectiva la moción presentada por la diputada del PUSC erró al recortar casualmente en un programa que fomenta el emprendimiento, las iniciativas público privadas, la generación de empleo y el aumento de la productividad de nuestro país. Y pasó a explicar por qué.
En un estudio presentado al país en el 2015 conocido como Plan Estratégico del Sector Audiovisual, realizado por un grupo público-privado del sector, basado en los datos recabados por la Cuenta Satélite de Cultura de Costa Rica, que es un sistema de información diseñado como una cuenta satélite del Sistema de Cuentas Nacionales que visibiliza la contribución de la cultura a la economía costarricense, quedó en evidencia que tomando en cuenta 8 de los trece sectores del campo cultural (Editorial, Educación Cultural y Artística, Diseño, Publicidad, Artes Escénicas, Música, Audiovisual y Artes Visuales) el valor agregado que estas actividades generaron al país fue de ¢525.612 millones de colones (1.045 millones de dólares), lo cual representa el 2,2% del PIB nacional en 2012. Este porcentaje es superior al aporte que realiza la industria hotelera (1,9%), y al 2,1% que aportó la generación de energía eléctrica. Se identificó además que en ese mismo año (2012) había 40.074 personas ocupadas en actividades culturales, cuya cifra equivale al 2,0% del total de personas ocupadas en el país. De ese 2,2% del PIB Nacional que aportaron esos 8 sectores sólo el sector audiovisual aportó el 0,4% y para que lo pongamos en perspectiva con otros sectores productivos el cultivo de piña aportó el 0,3% y la caña el 0,2%.
El plan estratégico del sector audiovisual, que fue un esfuerzo en conjunto entre el Centro de Cine y el sector privado hizo un análisis del mercado en ese sector y presentó un proyecto de trabajo en donde se desarrollan las oportunidades que tiene el país y los objetivos que se puede alcanzar. El plan buscaba hacer más competitivo al país mediante alianzas público privadas que apoyen y aprovechen los contenidos que genera el sector y que pueden crecer con un esfuerzo planificado. Recordemos que el sector audiovisual incluye muchos rubros como la industria de videojuegos, la publicidad, el cine, etc.
De ese esfuerzo surgió casualmente el Fondo para el Fomento Audiovisual El Fauno, que es un fondo concursable para el financiamiento de proyectos de creadores audiovisuales y/o cinematográficos nacionales con un monto de 250 millones de colones que provienen del presupuesto institucional del Centro de Cine. Si los diputados se hubieran tomado el tiempo de leer el reglamento de ese fondo se hubieran dado cuenta que es un fondo de incentivo, como cualquier otro fondo de incentivo al emprendimiento, ya que solo financian proyectos que tenga una contraparte privada y el porcentaje del aporte estará en un rango del 20% al 40% del costo total del proyecto, el resto se financiará de forma privada. Además establece que las utilidades que produzca el proyecto se tendrán que distribuir obligatoriamente, y de forma proporcional a los aportes dados, entre el centro de cine y la persona jurídica beneficiara del incentivo, desde su exhibición y por un plazo de diez años con posibilidad de renovación (art 2). Además se obliga al beneficiario del fondo a entregar informes semestrales de ingresos (ventas) del proyecto por un plazo de 2 años. Desde el 2015 hasta la fecha este fondo ha apoyado más de 40 obras costarricenses que han sido exhibidas en festivales internacionales y han atraído la mirada de muchos en la industria del cine internacional.
Si los diputados que propusieron y apoyaron esa moción no le dan ningún valor a la cultura, está bien, están en su derecho a despreciarla, ningunearla y considerarla algo innecesario; pero si les importa la economía, como dicen, deberían de pensar que no es quitándole pinches 100 millones de colones a un fondo que promueve una industria que genera tantos réditos económicos al país, que van a hacer una ahorro significativo en las finanzas públicas. Hay tantos otros lugares donde se puede recortar en ese inmenso estado que hemos creado en los últimos 40 años y que no tiene los encadenamientos productivos que tiene la industria audiovisual del país. Este fondo al que hoy le recortan 100 millones de colones es la única incubadora de proyectos seria y efectiva con que cuenta el campo cultural del país. Es de sobra conocido que los bancos públicos o privados no cuentan con líneas de crédito para este tipo de proyectos y este fondo ayuda a generar empleo y traer riqueza.
La economía naranja es una realidad. De acuerdo a estudios del Banco Mundial las industrias creativas y culturales y creativas latinoamericanas generan empleos para 10 millones de personas en todo el continente; y a nivel mundial, si la economía creativa fuera un país, sería la cuarta mayor economía del mundo.
Vale la pena también decir que el sector audiovisual, tanto público como privado, sobre todo en tiempos de crisis, tiene también la responsabilidad de visibilizar el aporte que hacen al país y justificar de forma prolija y exhaustiva el dinero público que reciben. No sólo por cuestiones de transparencia, sino también para que diputados descuidados y poco estudiosos entiendan cuando toman decisiones que, queriendo parecer muy buenas, afectan empleos y riqueza en tiempos de desaceleración económica.
Para que vean lo ridículo del monto que está ahorrándose el país con esos 100 millones, sólo en el 2018, la Asamblea Legislativa, al recortar dos puestos de subdirección de su planilla, se ahorró 30 millones de colones anuales. Sumémosle otros 4 puestos más y llegamos casi los 100 millones que recortaron. Recortemos, sí, pidamos contención y socarse la faja a todos, pero no lo hagamos en áreas que más bien pueden ayudar a nuestra maltrecha economía.
Siguiendo las palabras del liberal Mario Vargas Llosa repito lo que él dijo en su célebre ensayo ¿Por qué soy liberal?: "El mercado libre es el mejor mecanismo que existe para producir riqueza y, bien complementado con otras instituciones y usos de la cultura democrática, dispara el progreso material de una nación a los vertiginosos adelantos que sabemos. Pero es, también, un mecanismo implacable, que sin esa dimensión espiritual e intelectual que representa la cultura, puede reducir la vida a una feroz y egoísta lucha en la que sólo sobrevivirían los más fuertes."
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