El cine nacional está agonizando, la persona que lo colocó en ese estado fue la diputada del PUSC Shirley Díaz, quien con el objetivo de ahogar la cultura presentó una moción para recortar el presupuesto del Ministerio de Cultura y Juventud, dentro de la cual se solicitó recortar al Centro de Cine cien millones de colones, haciendo un daño irreversible a las industrias creativas. Con alevosía y desacierto las personas diputadas deciden eliminar el apoyo al sector de la economía naranja con expansión internacional.
Vamos a ver por qué esta decisión es por donde quiera que se le vea un completo desatino. Este 2019 estrenamos películas en el Festival Internacional de Cine de Berlín, en el Festival Internacional de Cine de Cannes, en el Festival de Cine de Toronto, y en el IDFA (Festival Internacional de Documental de Amsterdam), algunos de los festivales de cine más relevantes a nivel mundial. Lograr presentarse en estos eventos clase A es posible gracias a acciones muy pequeñitas que fortalecen la frágil e incipiente industria cinematográfica de Costa Rica. La ganancia cultural y de memoria histórica es invaluable, indiscutiblemente. Pero hablemos de algo que todos las personas costarricenses nos preocupa mucho en los últimos meses: dinero. Vamos a los números.
¿Qué sucede cuando estamos en esas pantallas? El mundo comienza a ver a Costa Rica como un país destino de inversiones cinematográficas. Atraer inversiones en la industria de cine puede significar con una sola película, como mínimo, una entrada al país de $5,000,000 (cinco millones de dólares) si se trata de un film pequeño, y esto puede entrar en un periodo tan corto como 2 meses, de lo cual casi en su totalidad se queda en el país. Esto podría multiplicarse aún más si tuviéramos ley de incentivos fiscales, pero aparentemente aquí ni siquiera hemos aprendido a gatear solos, no voy a pretender que podamos caminar.
Una película nacional puede llegar a contratar hasta 50 personas en un set del gremio audiovisual, pero no solo eso, los encadenamientos productivos que están asociadas a una filmación son muchísimos: empresas de transporte, catering service, renta de equipos, diseñadores de arte y vestuario, materiales, entre otros. Saquen la calculadora y súmele la entrada por concepto de taquilla. Es decir, que cuando llueve, todos se mojan.
Señores y señoras diputadas, las películas no se hacen por generación espontánea, son el resultado de una serie de profesionales altamente calificados que son contratados para crear universos de historias cautivadoras que recaban identidad y para hacer un círculo virtuoso, genera reactivación de la economías naranjas. A ver, la industria de cine está en ascenso y las plataformas como Netflix, Amazon Studios y HBO lo que hacen es acelerar la producción; es decir, crean más demanda, por tanto el mercado pide más películas, filmes que podríamos estar produciendo, ¡ajá! Solo este 2018 la industria cinematográfica mundial marcó un nuevo récord de crecimiento del 9%.
Diputada Diaz y diputados, sobra decir que su moción es un fuerte golpe a nuestras historias, a nuestra frágil cinematografía, a todas las personas que vivimos de esto y que estamos todos los días haciendo milagros para lograr hacer cine, compitiendo con países como Colombia, México, Argentina que reciben múltiples apoyos y muestra de ello son las Palmas de Oro y los Óscar que atesoran.
Casualmente me encuentro en Panamá buscando inversionistas para nuestros productos cinematográficos y culturales y lo que acaban de causar es que seamos menos confiables para invertir y esos dineros serán más difíciles de gestionar. Es decir, ya hoy ustedes detuvieron con esta acción que inversión entrara a Costa Rica porque han hecho un emergente gremio aún más débil ¡Salud por su reactivación económica!
Su voto afecta directamente a programas que son esenciales: el Costa Rica Festival Internacional de Cine, el Fondo Fauno, nuestra participación en el Programa de Fomento Cinematográfico Ibermedia y acciones estratégicas más pequeñas, vitales para seguir en crecimiento. La tendencia mundial apunta que en vez de recortar, es momento de potenciar, el talento nacional está ya mismo en las grandes ligas con el fondo limitado que tenemos, imagínense el cine que haríamos con los fondos correctos.
Yo sí les hago una promesa a ustedes señoras y señores diputados, vamos a luchar con uñas y dientes para que contemos con condiciones y recursos dignos de producción, para seguir contando nuestras historias, creando memoria histórica audiovisual y generando nuestras narrativas. Yo personalmente me preocuparé por contar las historias que despierten a una nueva ciudadanía que sea consciente que este tipo de decisiones van en detrimento de nuestro arte y de nuestro desarrollo económico; decisiones que se toman con la misma ligereza que elegimos la serie de Netflix que usamos de fondo mientras lavamos los platos.
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