Los ambientalistas o activistas ambientales centroamericanos son una especie en vías de extinción. Según la ONG Global Witness, un total de 164 defensores del ambiente fueron asesinados en 2018. Esto representa, en promedio, tres activistas ambientales muertos por semana. La décima parte de esos asesinatos ocurrió en Guatemala.

Si usted es ambientalista centroamericano, o pretende serlo, tal vez las siguientes 10 recomendaciones le sean útiles.

No viva en Honduras o en Guatemala

El extraño privilegio de ser el país más peligroso para quienes defienden el planeta se lo disputan, desde 2017, Honduras y Guatemala. Le Monde afirma que ese país es Honduras, en función de los 123 asesinatos registrados entre 2010 y 2017. Por otro lado, BBC Mundo indica que Guatemala, con 16 asesinatos en 2018, se ha convertido en el país más peligroso para los ambientalistas.

Desconfíe del cumplimiento de los convenios internacionales

Guatemala, Honduras, Nicaragua y Costa Rica han ratificado el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo, que obliga a realizar una consulta indígena antes de desarrollar cualquier proyecto. Eso no significa que ese convenio se cumpla siempre, como en el caso del Proyecto Hidroeléctrico Agua Zarca, que fue desarrollado por la empresa hondureña DESA en el río Gualcarque: un lugar sagrado para la comunidad indígena lenca.

Si confía en el cumplimiento de esos convenios, desconfíe de su puntualidad

En algunos casos, la consulta a los pueblos indígenas se ha hecho después de haberse otorgado el permiso de operación. Así ocurrió con la planta hidroeléctrica construida por el grupo Cobra-ACS sobre el río Cohabón, en Guatemala. En julio de 2019, una magistrada de la Corte Suprema solicitó que se suspendiera la licencia de la planta hidroeléctrica “hasta que se restituyan los derechos del pueblo Q´eqchí”.

Asegúrese de que el proyecto con el que antagoniza sea financiado por un banco internacional

Las instituciones financieras internacionales, como el IFC (Corporación Financiera Internacional) o el FMO (Compañía de Desarrollo Financiero Holandés), financian proyectos que cumplen con requisitos ambientales y sociales que usualmente son más estrictos que los definidos por la legislación de cada país. Esto con el fin de proteger su reputación, legalidad y activos. Por lo tanto, el asesinato de un activista ambiental asociado a cualquier proyecto financiado por ellos, se convierte en su peor pesadilla.

Desconfíe del paso anterior

A pesar de esto, las exigencias de esas instituciones financieras no son infalibles. Por ejemplo, el FMO se enfrenta a una demanda en los Países Bajos por el caso del Proyecto Hidroeléctrico Agua Zarca. Por otro lado, en diciembre de 2018, fueron asesinados los hermanos Pedro, opositores del desarrollo de las represas de San Andrés y Pojom II99 en Guatemala, que fueron cofinanciadas por el BCIE (Banco Centroamericano de Integración Económica), el BID (Banco Interamericano de Desarrollo) y la KfW (Corporación de Inversión Alemana).

Prefiera las multitudes

En áreas remotas las comunidades están en desventaja frente al poder de las empresas y actores privados, según el informe realizado en 2019 por el Procurador de los Derechos Humanos de Guatemala y la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH). Si usted es ermitaño, como la mayoría de los ambientalistas, lleva las de perder.

No crea que los premios internacionales lo protegerán contra las balas

En 2015, la activista hondureña Berta Cáceres ganó el reconocido Premio Ambiental Goldman por su trabajo con el Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH). De acuerdo con el sitio del Premio Goldman “Berta Cáceres reunió al pueblo indígena lenca de Honduras y emprendió una campaña de base que presionó con éxito al mayor constructor de represas del mundo para que se retirara de la presa de Agua Zarca”. Cáceres fue asesinada un año después de recibir ese premio.

Las denuncias a la prensa y a la policía tampoco lo protegerán

En 1994, después de haber denunciado amenazas de muerte a la prensa, tres dirigentes de la Asociación Ecologista Costarricense (AECO) fueron hallados muertos tras el incendio ocurrido en la casa donde se encontraban. La policía manejó el incendio como accidental. De igual manera, en 2013, Jairo Mora, defensor de las tortugas Baula, fue asesinado en Playa Moín, Costa Rica, tras haber denunciado a la policía que había recibido amenazas de muerte.

Defienda el planeta y evite los prejuicios

En 2008, tras obtener una concesión minera, la empresa Industrias Infinito pretendió instalarse en Crucitas, en el norte de Costa Rica. En ese momento los ambientalistas se opusieron rotundamente. A pesar de que, desde hace más de dos años diversos reportajes han mostrado el daño ambiental y social que han provocado los mineros artesanales de oro, los grupos ambientalistas han solicitado a las autoridades sentar responsabilidades solo sobre los dueños de la finca. Ese prejuicio evidente contra los empresarios erosiona su credibilidad.

Sepa que la justicia llega tarde o a medias

Dos años después del asesinato de Berta Cáceres, siete personas fueron condenadas. Amnistía Internacional describió los resultados del juicio como una "verdad a medias" y dijo que los autores intelectuales del crimen no han sido identificados. En Costa Rica, nueve crímenes cometidos contra ambientalistas entre 1989 y 2014 permanecen sin culpables. La única excepción es el caso de Jairo Mora, en el que el Tribunal Penal de Limón sentenció a cuatro detenidos.

Si después de leer todas estas recomendaciones el ambientalismo es todavía una opción, es usted una de las personas que puede hacer que vivamos en un planeta más justo y equilibrado. Si, por el contrario, el ambientalismo no ha sido en su caso una elección sino una necesidad, como ocurre con los grupos indígenas que defienden su territorio, su labor es necesaria para preservar los derechos de esos grupos. En ambos casos, el mérito es enorme.

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