Domingo 15 de setiembre del 2019, un día más, donde se conmemora con fervor la decisión de valentía que tomó nuestra patria, al independizarse de España. Lo anterior, como costarricenses y habitantes del país lo conocemos, mas, ¿nos sentimos orgullosos de esto? ¿Es el objetivo de cada 15 de setiembre conmemorar dicha independencia?
Quienes disfrutan y tienen claro el porqué de estos desfiles, los que verdaderamente aman a su patria y desean representarla con honorabilidad en las calles, tienen mi completa admiración. ¿Por qué? Dado que, en los últimos años, cada una de las instituciones junto con sus cuerpos de marcha, han dedicado todo un tiempo de preparación, ensayos, uniformes y demás, con el objetivo de competir con instituciones, y esto es recíproco, es un sentimiento que ha incrementado y se alimenta del orgullo mal direccionado de cada integrante de una institución; convirtiéndose en el objetivo principal enaltecer su institución, por encima del sentimiento patrio que debería ser nuestra principal inspiración.
¿A qué voy con todo esto? A las situaciones dadas en este mes patrio, vísperas del 15 de Setiembre del 2019 y el día propio, por parte de estudiantes, egresados y egresadas, personal docente y docente administrativo, padres de familia y cada miembro que forma parte de las dos instituciones beneméritas de la capital de Costa Rica. ¿Por qué menciono todas estas partes? Porque somos costarricenses, somos habitantes de Costa Rica y quiero generar una opinión asertiva, neutral, que inste a todo aquel que ame a nuestro país a redireccionar el objetivo por el cual en cada fiesta patria desean desfilar.
He visto gran cantidad de comentarios y noticias respecto al tema, inclusive comunicados oficiales por parte del Colegio Superior de Señoritas que alegan haber sido víctimas de violencia; que por supuesto está muy mal, nadie en su sano juicio aceptaría tal accionar, por lo que apoyo completamente se tomen las medidas adecuadas para erradicar tales comportamientos, que deben ser igual de efectivas tanto para mujeres como para hombres, de acuerdo a los derechos que nos protegen, afirmando que ningún ser humano, puede ser violentado, ni física, verbal, ni emocionalmente.
Por otro lado, ¿son ustedes estudiantes activos de alguna institución? ¿Son egresados de alguna institución? ¿Han sido parte del personal docente o administrativo de alguna escuela o colegio? ¿Son padres de familia que escuchan a sus hijos en cada acontecimiento académico? Enfatizo en esto, porque reconozco que, para el funcionamiento de una escuela o colegio, cada uno de los cargos mencionados anteriormente son indispensables.
¿Por qué? Para una sana convivencia es necesario que los miembros de una institución, tengan valores admirables tales como el respeto, responsabilidad, tolerancia, sabiduría, prudencia, negociación, inclusión, amor, hermandad, entre todos aquellos valores que todo costarricense, todo ser humano, debe de practicar en su vida diaria.
Pero, ¿están estas instituciones llenas en su totalidad de integrantes ejemplares con valores que nos impulsan a seguirlos? Por más honorable que sea una institución, por más renombre o prestigio que lo acompañe, siempre existirá un porcentaje de personas que cometan errores, porque es parte de nuestra naturaleza, está en nuestra naturaleza; y les pregunto ¿Deben ser desechadas o satanizadas estas personas? Considero que debemos de asumirlas como un reto, acompañarlas en el proceso de reconstrucción, de enmendar aquello que algún día se hizo mal, de edificar y motivar.
No soy partidaria de las medidas radicales que excluyen y rechazan, que dejan sin oportunidades de cambio, que desmotivan o limitan a una mujer o a un hombre, a descubrir que son capaces de solucionar un conflicto o situación ¿Se le ha dado el espacio y la oportunidad de mejora a los involucrados en esta situación? ¿Se les ha marcado los errores, o, mejor dicho, retos por enfrentar y superar?
Honestamente, como universitaria, como egresada de una escuela y un Colegio benemérito de Costa Rica, esa etiqueta, esa denominación, no es lo que me identifica, eso no me representa. A mí me representan los valores inculcados por mis padres, que agradezco a ellos por llevarme por las sendas del bien, y a cada una de esas instituciones a las cuales pertenecí, por reforzarlos, por retarme a ponerlos en práctica, por ponerme esos escenarios donde debía de utilizar mis habilidades y tenía que sacar a relucir mis buenas costumbres, eso sí me representa.
Tanto el Liceo de Costa Rica, como el Colegio Superior de Señoritas, han sido el pilares de la educación costarricense, escultores y motivadores de mujeres y hombres comprometidos a generar un cambio en el país, siendo la población actual enriquecida por el fruto sembrado por estas figuras, que hoy día, no debe ser la excepción; creo en el potencial de los estudiantes, egresados y egresadas, personal docente y docente administrativo y de los padres de familia que aman estas instituciones, creo en su capacidad, creo en los verdaderos liceístas y señoritas, caracterizados por fomentar el respeto, honestidad, paz y civismo reflejado en su accionar.
Medito en lo sucedido, y expreso mi gratitud como estudiante y egresada del Colegio Superior de Señoritas, ante esos verdaderos liceístas, con quienes entablé una relación sana, donde siempre prevaleció el respeto, la amistad y lealtad, por aquellos liceístas con los que reí, lloré, compartí experiencias, con quienes crecí, quienes me acompañaron en esa dulce etapa que llamamos colegio. Menciono todos esos liceístas y señoritas que en la actualidad son un matrimonio y padres de familia de estudiantes del Colegio Superior de Señoritas y Liceo de Costa Rica, por inculcar el cariño y el trato digno a dichas instituciones y sus integrantes.
A las estudiantes del Colegio Superior de Señoritas, a la Directora M.Sc. María del Rocío Carmona León y a todas las partes involucradas en el comunicado emitido; mi completa admiración por el acto de valentía, por darse su lugar, por vivenciar el lema que nos representa “sabiduría para la vida con rostro de mujer”, por alzar su voz ante la comunidad liceísta con un objetivo constructivo, por brindar esa oportunidad que nuestro Colegio hermano necesita para seguir siendo esa institución centenaria prestigiosa.
A los estudiantes del Liceo de Costa Rica, egresados, personal docente y docente administrativo, padres de familia, así como al Director M.Sc. José Hernando Zamora; los insto a asumir el compromiso de reforzar y corregir de manera objetiva y eficaz, a aquellos miembros del benemérito de la patria anteriormente mencionados, que hayan tenido un accionar erróneo; motivándolos a ser parte del verdadero liceísmo que siempre los ha distinguido como hombres de la patria, declarado y proclamado cada vez que entonan con gozo la siguiente estrofa perteneciente al himno del Liceo de Costa Rica: “Emprender la misión redentora que en el mundo nos toca cumplir, realizando el magnífico ensueño, de una patria más culta y feliz”.
Al Ministerio de Educación Pública, máxima autoridad encabezada por la Señora M.Sc. Guiselle Cruz, y a todo su equipo de trabajo que ha realizado una labor intachable, atendiendo con la prioridad requerida y la seriedad del caso las manifestaciones y los llamados a la negociación por parte del Colegio Superior de Señoritas y Liceo de Costa Rica, positivos a cuidar la imagen e integridad física y emocional del estudiantado.
Para finalizar, en representación de todas aquellas egresadas del Colegio Superior de Señoritas y de toda la población egresada del Liceo de Costa Rica, así como de cualquier otra institución educativa inquieta con la posible medida sancionatoria de su participación durante un 15 de Setiembre; deseo exista la posibilidad de analizar el anterior mandato.
Se preguntan, ¿Por qué? Doy fe de todo aquel egresado contribuyente y participativo en grandes escuelas y colegios, miembros honorables, ejemplares para los estudiantes activos del centro educativo, determinados a festejar la Independencia de Costa Rica, como costarricenses, como ciudadanos del país, con una actitud pacifista, cívica y de elogio a Costa Rica; donde cada uno de los cuerpos participantes en el desfile, transmitan a los espectadores, ese sentimiento de patriotismo que debe permanecer y calar en nuestros corazones. Sin más que decir, ¡Viva el 15 de Setiembre! ¡Viva la independencia! ¡Que viva Costa Rica! Esa Costa Rica alegre y noble que anhelo, mis hijos y los hijos de la patria hereden.
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