Prácticamente todas las objeciones pronunciadas durante el primer voto del Proyecto de Ley 20810, sobre el “Programa Integral de Seguridad y Conservación del Teatro Nacional” se pueden resumir así:

  • ¡No se debe!
  • ¡No se puede!
  • ¡No es el momento!

Lo cual encubre el razonamiento político siguiente: “Mis oponentes políticos están a favor, entonces yo estoy en contra”.

Yo digo: ¡Sí debemos! ¡Sí podemos! ¡Sí es el momento! ¡La responsabilidad es nuestra! ¿A quién vamos a culpar cuando solamente queden cenizas de nuestro monumento patrio más querido? Solo a nosotros mismos.

Sí se debe fortalecer la función original del Teatro Nacional, como un centro vivo de espectáculos de danza, canto, música, y teatro, que atiende en la misma proporción a miles de públicos de todo el país por medio de programas como Érase una vez.

Sí se puede proteger el edificio patrimonial actualizando los sistemas eléctricos, contra incendios, tecnología teatral y sacando afuera del edificio principal los peligros de las bodegas y la acumulación de oficinas administrativas.

Sí se puede preparar para el futuro de Costa Rica, resguardando el Teatro Nacional y fortaleciendo la cultura hacia todas las regiones.

Sí se puede, tenemos los recursos financieros. Se trata de un préstamo muy blando a 20 años plazo. El mero flujo de caja de turismo y aumento de público nacional ayudaría a pagar el crédito.

Sí hay capacidad de ejecución a nivel de ingeniería y arquitectura. Todo será escrupulosamente revisado con auditorías externas, informes regulares a la Asamblea Legislativa y a la Contraloría General de la República. Será un ejemplo de transparencia y manejo de fondos públicos.
El Teatro desde sus orígenes es el ejemplo de la colaboración pública y privada.

Solo hay que mirar alrededor nuestro para darse cuenta de que en Costa Rica existe el talento para realizar la obra, pues varios costarricenses han llevado a cabo proyectos de ingeniería y arquitectura mucho más complejos: el Proyecto Geotérmico Miravalles, el hotel 4 Seasons, el Centro comercial Multiplaza, el Centro de Convenciones, etc.

La directora actual del Teatro Nacional tiene el apoyo de los mejores expertos nacionales y extranjeros.

Y el último argumento... Creo que todos estamos de acuerdo en que hay proyectos país que son de interés de todos los partidos y tendencias. No arriesguemos nuestro símbolo patrio. No queremos un ground zero, ni necesitamos un desolado parqueo adicional en el centro de San José.

¡Si nuestros antepasados pudieron construirlo, seamos dignos herederos y 125 años más tarde, nosotros como generación hagamos el esfuerzo de protegerlo y conservarlo!

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