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— El Semanario Universidad ayer nos presentó una nueva denuncia de acoso sexual que, esta vez, tocó una puerta muy cercana: la de la Facultad de Derecho de la propia UCR.

— La investigación expuso a la "leyenda negra" de la facultad, el catedrático e investigador, Mainor Enrique Salas Solís, quien es acusado por 10 estudiantes y egresadas del centro de estudios, por acoso sexual dentro y fuera de sus aulas.

— Si uno empieza a leer la nota y tapa los nombres, los lugares y los apellidos, parece que está frente a uno de los casos anteriormente denunciados por Universidad. La acusación repite el mismo patrón, los mismos insultos y los mismos reproches contra las "vírgenes" y "enviadas de Dios” que no accedieron a las provocaciones sexuales del denunciado.

— Pero no, este es un nuevo caso. Aquí estamos hablando de 10 mujeres, todas estudiantes de Derecho de la UCR, que denuncian al catedrático por haberles violentado dentro y fuera del recinto académico y sin que se tomaran mayores medidas en la universidad...

— El primero de los testimonios que el Semanario detalla es el de Fernanda (la denunciante no quiso dar más detalles sobre su identidad) que asegura que por medio de la red social Facebook, el profesor le solicitó "porfis, una foto tuya" porque "quiero verte en calzones".

— Fabiana Cisneros, por su lado, señaló que cuando llevó clases con Salas en 2014 "puso la mano en mi hombro y de inmediato le dije: ‘a mí no me toque’ y le quité su mano. Ese fue el inicio de un largo semestre de acosos por parte del profesor, que iniciaron con su frase ‘si no puedo ni tocarle un hombro, entonces sepa usted que a partir de este momento simplemente la voy a ignorar, usted no está en esta clase, no existe’". A partir de ese momento, según relató la joven, Salas empezó a llamarla con sobrenombres como “la virgen”, “la intocable”o “la enviada de Dios”. "Así se burló de mí por simplemente pedir lo que es mi derecho, que nadie toque mi cuerpo si yo no quiero".

— El reportaje también señala el caso de otra estudiante que al momento de los hechos denunciados tenía 18 años, y quien señaló que:

El acoso que sufrí personalmente fue desde comentarios sexistas hasta miradas libidinosas. Los comentarios iban desde ‘usted hubiera sido una buena prostituta en la época del Derecho Romano’, hasta ‘debería hacerse un tatuaje en la vagina para verse más sexi’. Además me indicó en múltiples ocasiones, y en frente de todos mis compañeros de clase, que quería quitarme mi virginidad.

— Ella afirmó que trató de denunciar pero que cuando consultó sobre sus opciones, "un abogado le respondió que por tratarse de un catedrático era difícil que fuese despedido". Por ello la joven abandonó la universidad debido a la ansiedad y depresión que le causó el contacto con Salas.

— ¿Cuáles eran y cuales son las opciones para denunciar casos de acoso en la Universidad de Costa Rica? Pues realmente parece que pocas, especialmente cuando uno lee al decano de la Facultad de Derecho, Alfredo Chirino, indicando que como Salas está en propiedad (¡con lo que cuesta entrar a propiedad en la UCR!) esta "es una situación muy complicada".

— Quizá por eso, y por lo complicado de la situación, es que a pesar de que hay una "leyenda negra" de la Facultad de Derecho en su contra, al profesor no se le ha podido castigar más que con 8 días de suspensión...

— Esta penitencia fue la que vino precisamente después del caso de Fernanda, del que les hablábamos más arriba y que motivó a que, luego de una denuncia ante la Comisión de Hostigamiento de la UCR, se sancionara a Salas en agosto del 2015 con ocho días de suspensión (que es la pena más alta para las faltas graves, aunque ustedes no lo crean, que señala el Reglamento de Hostigamiento en estos casos) para luego permitirle reincorporarse.

— Ayer en Twitter Alejandra Arburola explicaba las muchas deudas que tiene el Reglamento contra el Hostigamiento Sexual de la institución, que se basa en la Ley Contra el Hostigamiento Sexual en el Empleo y la Docencia. La primera de ellas es, por supuesto, el castigo tan pequeño: a las faltas leves se les sanciona con una amonestación escrita con copia al expediente, a las graves (como en este caso) con la suspensión sin goce de salario, no menor de cinco días hábiles ni mayor de ocho y a las muy graves con un despido sin responsabilidad patronal y la no recontratación en 10 años.

— Más allá de los criterios que se utilizaron para asegurar que pedir fotos en calzones merecía solo la suspensión no hay claridad sobre en qué se diferencia una falta grave de una muy grave. El tema que Arbulora cuestiona es si son estas sanciones proporcionales al daño ocasionado a las víctimas y esa es la primera pregunta que nos vamos a quedar sin responder aquí. Especialmente tomando en cuenta que el propio Poder Judicial tiene parámetros muy distintos...

— Precisamente ayer la periodista Hulda Miranda subrayó el problema: “El reglamento de la UCR contra el acoso sí permite el despido, solo que para cuando se trate de faltas "muy graves" y quienes han conocido los casos muy pocas veces creen que esa conducta amerita esa sanción. Usualmente califican de "graves", cuyo castigo máximo es suspensión de 8 días”.

— Además, el proceso de denuncia tiene todas las pintas de un calvario: primero, la denuncia se interpone ante la Comisión contra el Hostigamiento Sexual, la cual nombra una comisión instructora para que realice la investigación. Luego las comisiones instructoras remiten el informe final de nuevo a la Comisión Institucional, y esta lo remite a la facultad o jefe inmediato encargado con una recomendación y no una obligación de sancionar al docente/administrativo, lo que eleva a mil el riesgo de apadrinazgo.

— A eso súmenle el desgaste y la exposición por la que pasa el estudiante a la hora de denunciar, el tiempo que se lleva y en el cual la víctima tal vez tiene que enfrentarse al profesor en otro curso, el hecho de que la Comisión contra el Hostigamiento solo exista en la sede Rodrigo Facio y el desconocimiento sobre el proceso y... ¡ta-rán! Comprados todos los del mayor contra la impunidad.

— Por eso no es de extrañar que el decano Alfredo Chirino asegure que "con este docente en particular hay toda una leyenda negra de la forma en que él da clases, los ejemplos que utiliza, algunas referencias que hace; pero todo han sido rumores. Una denuncia formal no la he recibido". Así ¿cómo no?

— María (nos reservamos su apellido) contactó ayer a Delfino.CR y confirmó que todo esto va, como es evidente, mucho más allá de una “leyenda”, en tanto los testimonios se siguen sumando.

— “Yo también fui otra de las víctimas de ser llamada 'rubia pornográfica' incluso antes de haber cumplido los 18 años. En algún momento me preguntó cuándo cumplía la mayoría de edad y le contesté la fecha. Un día después de mi cumpleaños me llegó un mensaje a Facebook diciendo que dónde estaba su trozo de pastel, como no le contesté me puso 'REPITO ¿dónde está mi trozo de pastel?'. En clases hacía comentarios sobre si deberíamos dedicarnos a ser abogadas o enfermeras para cuidarlo a él, incluso dijo que mantendría relaciones con alguien muy parecida a su hija puesto que le parecía una mujer muy atractiva”.

— María terminó su testimonio diciéndonos “entre muchas otras cosas”. Muchas otras cosas que seguramente van más allá de una “propiedad” o de una sanción de 8 días...

— Salas, por medio de su abogado Boris Molina, envió su descargo al Semanario y señaló que "aunque no vamos a calificar ni a descalificar las afirmaciones que estas personas han realizado, porque tienen el derecho de hacerlas y manifestarlas; pero, igualmente, debo decir, con toda firmeza, que se tomarán las acciones legales que correspondan, contra quien sea, si se trata de acusaciones falsas o sin ningún tipo de fundamento probatorio y legal" pues "la conclusión es que existe un cúmulo de frases o expresiones totalmente sacadas de contexto".

— Bueno, pues mientras nosotros nos preguntamos qué parte del pantallazo de la solicitud de fotos en calzones o qué parte del deseo de quitar la virginidad se sacó de contexto, siempre es un buen momento para recordar que este caso está lejos de ser el único y que, como señaló una de las presuntas víctimas ("en ese momento no reaccioné, no pude decir nada. Nadie dijo nada por mí".). Tal vez si todos hiciéramos algo y no nos quedáramos callados, estas conductas dejarían de normalizarse y repetirse una y otra vez...

Bonus track: Comunicado de la UCR: La UCR reafirma su cero tolerancia ante el acoso sexual.

Esta nota es parte del Reporte: Acoso sexual en la UCR, humo blanco para sanciones en municipalidades y... esperanza para el precio de los medicamentos.