Al visualizar el país que tenemos, su gente, su historia, sus logros, necesariamente debemos referir al sistema de educación pública como uno de los pilares del desarrollo nacional.

Detrás de cada una de las grandes decisiones, como la abolición del ejército para dar paso a la consolidación de la paz y el diálogo, de la reforma educativa que permitió afianzar el sistema democrático, de la evolución del esquema económico que hoy favorece una gran diversidad de los productos exportados y su calidad, de los procesos de innovación a través de la investigación científica y tecnológica, entre muchas otras áreas donde hemos abierto puertas, se demuestra que Costa Rica ha entendido que es a través de conocimiento y de la preparación del recurso humano, como nos abrimos paso en el mundo.

Hoy, cuando se debate en la Asamblea Legislativa, si se debe declarar la educación como un servicio público esencial, mi respuesta absoluta y con plena certeza es que sí.

Este país hizo una apuesta histórica resguardando su acceso gratuito, obligatorio y costeado por el Estado, e incluso su financiamiento con un 8% del PIB dentro de la Constitución Política, por tanto, declararlo como un servicio público esencial es un paso más para seguir garantizándole a los niños y jóvenes de este país opciones para un mejor futuro, es asegurarnos como nación que vamos por el camino correcto hacia el desarrollo.

Un servicio público se considera esencial cuando su interrupción atenta contra la vida, la seguridad y la salud de las personas, o incluso contra la economía de un país cuando su suspensión es prolongada. El tener una lista definida que incluya además la educación les permitirá a los ciudadanos tener la garantía de recibirlos de manera continua.

Por otro lado, el impacto del proceso formativo es de mediano y largo plazo en la vida de las personas, de ahí como lo señalan expertos del Estado de la Educación, su interrupción prolongada es letal en la vida de los habitantes.

Visto de otra manera, qué puede significar en un hogar de escasos recursos que al menos uno de los hijos estudie: ¡Muchísimo! Esa persona conforme avance en el sistema educativo tendrá mayores herramientas para salir de la pobreza, más oportunidades para conseguir un empleo mejor remunerado, su consciencia para ejercer sus derechos ciudadanos y desenvolverse de manera activa dentro de la sociedad será más plena, pero además, generará mayores ingresos en su hogar.

Por el contrario, un pequeño de primer grado que vea interrumpido el ciclo escolar como sucedió en el movimiento anterior días 85 días, no sólo tendrá un rezago de 11 años para ponerse al día, según cálculos del MEP, sino que verá disminuida su capacidad futura para insertarse en el mercado laboral, se encontrará en condiciones de desventaja frente a otros que sí lograron incluso dentro del sistema público concluir sus estudios, estará en un mayor riesgo de desertar y no alcanzar su bachillerato, requisito indispensable para obtener un empleo en un mundo que cada día exige mayor preparación.

Precisamente, las condiciones de cobertura y acceso universal del sistema educativo público en el país lo convierten en un músculo social para que ese beneficio llegue a cientos de niños y jóvenes sin distingo de su condición económica, social o territorial, lo que, según expertos del Estado de la Educación, causa un mayor impacto en las zonas rurales y de condición socialmente vulnerable dada la ubicación de una mayor cantidad de hogares con baja escolaridad.

Actualmente el país cuenta con un total de cinco mil centros educativos que albergan a un millón de estudiantes. Una reciente encuesta del Estado de la Educación con respecto al último movimiento, indica que el 89% de los padres dijo que no tiene dinero para enviar a sus hijos al sistema privado, es decir, la interrupción del servicio golpeó directamente a las personas más vulnerables.

Estos centros educativos, con todo y las dificultades de infraestructura y nombramientos de docentes que presentan, constituyen la esperanza al futuro y el resguardo de la seguridad alimentaria de cientos de pequeños a través del servicio de comedores escolares, en especial aquellos provenientes de hogares de escasos recursos. En muchos casos estos sitios representan la única comida al día que recibe esta población.

Declarar la educación pública como esencial, es reconocer el nivel e importancia que tiene para Costa Rica, es reforzar el camino hacia un mejor futuro para las personas. Paralelo a ello, el país debe seguir avanzando en cómo resolver la mejora en la calidad de la educación, en sus programas, infraestructura, equipamiento y en la formación del docente, pues en sus manos descansa en buena parte la formación de los ciudadanos que día a día contribuyen al desarrollo nacional.

Es importante señalar que la educación no sólo es impartir o recibir lecciones. Corresponde a los educadores la tutela temporal de la población estudiantil, y nuestro ordenamiento jurídico lo reconoce al establecer funciones más allá de dar lecciones a los educadores: les corresponde actuar bajo el principio de buen padre de familia, en defensa del interés superior del menor, ampliamente reconocido por la legislación internacional y local; no sólo ejercen autoridad parental temporal o delegada por los padres de familia, quienes confían en ellos a sus hijos, sino que son responsables por las actividades de los menores a su cargo, su salud y disciplina. Los centros educativos se convierten en la práctica en esa segunda casa mientras los padres trabajan, y mal haríamos al desconocer esa obligación de la educación.

El proyecto  de ley para declarar los servicios públicos esenciales define ese listado base para resguardar el derecho de las personas a recibirlos de manera continua e integral, el mismo incluye la educación pública con el objetivo de reconocer su contribución a la colectividad y asegurar las oportunidades socioeconómicas para los niños y jóvenes en un país y un mundo donde cada día más se valora el conocimiento.

La educación puede hacer la diferencia en la vida de las personas, aun cuando ésta cuente con recursos limitados. No deberíamos poner en duda su esencialidad, ya es hora de tomar la decisión correcta y mantener esa visión que ha hecho de Costa Rica un buen país.

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