Los esfuerzos de los gobiernos realizados para combatir el cambio climático son necesarios pero insuficientes y se agota el tiempo para evitar una verdadera catástrofe. Esta no es la primera vez que se escuchan estos mensajes. El informe Perspectivas del Medio Ambierte 6 (GEO 6, por sus siglas en inglés), publicado por ONU Medio Ambiente en marzo de 2019, reitera la urgencia para tomar decisiones claves y la gravedad que ha alcanzado la situación de acuerdo a la reciente evidencia científica. En todo el mundo los indicadores ambientales han empeorado, mientras que en América Latina y Costa Rica la situación no se vislumbra más positiva.

En América Latina continúa el crecimiento urbano, con un aumento de 35 millones de personas entre 2010 y 2015, tendencia demográfica que arriesga con exacerbar la degradación ambiental. La calidad del aire ha desmejorado y con ello afectando la salud de millones de personas. Evidencia de esto es el registro de altas concentraciones de material particulado y ozono que han excedido el límite determinado por la Organización Mundial de Salud. Los ecosistemas se deterioran, con una disminución de la cobertura boscosa del 9,4% que ha provocado la pérdida de especies animales y ha acrecentado la erosión hídrica.

Por otra parte, las acciones tomadas por los gobiernos para contrarrestar los efectos del cambio climático no son menos preocupantes. Genera inquietud la forma de gobernanza que se ejerce sobre los recursos naturales, para muestra están los serios problemas que han enfrentado los países andinos para ejercer una gobernanza efectiva sobre los recursos naturales mineros. En los últimos años se ha perpetuado el desinterés de los gobiernos latinoamericanos hacia la atención de los efectos del cambio climático, esto se ve reflejado en la reducción del presupuesto en carteras referentes al medio ambiente.

También enciende las alarmas el reciente escepticismo por el que han optado algunos gobiernos latinoamericanos. Un caso que llama particularmente la atención es Brasil, donde el nuevo mandatario ha minimizado la importancia del tema ambiental y lo ha colocado entre los últimos lugares de su agenda. Ha hecho prescindible el tema ambiental, dificultando el cumplimiento del compromiso con los pactos ambientales a nivel global.

Algo más positivo es la situación de Costa Rica, o al menos así lo plantea el GEO6. El país se muestra como el modelo a seguir a nivel regional con el establecimiento de un consejo de alto nivel de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), asumiendo el compromiso de aplicar los ODS a nivel institucional, con la implementación del Programa de Pagos por Servicios Ambientales, y en general, los avances en gobernanza ambiental que ha impulsado en los últimos años.

A pesar de los esfuerzos realizados hasta el momento, Costa Rica no se encuentra exenta de la catástrofe ambiental y el resto de América Latina mucho menos. Con lo mostrado en el GEO6 sobre la región, surgen las interrogantes: ¿Cuánta efectividad han tenido los organismos multilaterales en el cumplimiento de compromisos ambientales? ¿Qué se encuentra haciendo Costa Rica a nivel regional?

Ante los problemas estructurales de la región y los repentinos cambios en los países latinoamericanos, es vital contar con estrategias que proporcionen mayor facilidad de adaptación al cambio, aporten mayor resiliencia y sirvan como barrera de contención, moderando a aquellos actores insatisfechos que amenacen el progreso en gobernanza ambiental.

En el ámbito regional es indispensable contar con instancias multilaterales que establezcan lineamientos certeros y que velen por su adecuado cumplimiento. Los ODS y el Acuerdo de París constituyeron un paso trascendental en la materia a nivel global, a pesar de ser criticados de insuficientes por las dimensiones que ha alcanzado el problema hasta ahora, pero constituyen un marco de referencia vital para la región.

El multilateralismo es fundamental en el fortalecimiento de la gobernanza, a través de un estricto monitoreo del desarrollo de los indicadores ambientales y las políticas implementadas por los gobiernos en sus países. Es necesario lidiar con las limitaciones que subyacen a la participación voluntaria de los países en los organismos, que en ocasiones llega a envilecer el trabajo de los gobiernos cuando estos asumen compromisos sin cumplirlos.

Es necesario que los organismos puedan disponer de medios para tratar a Estados disidentes y reajustarlos a la línea de trabajo de la organización. Se debe prestar atención a la gobernanza híbrida que promueve el GEO 6, ayudando al fortalecimiento mutuo. Sirve de referencia, sobre este tipo de gobernanza, el reglamento europeo sobre sustancias químicas REACH.

El multilateralismo y la interdependencia son ahora más importantes que nunca para enfrentar los retos globales en cuestión, ya sea en seguridad, ambiente, comercio, salud o educación. Por ello amerita revisar la efectividad de los acuerdos vigentes y los organismos regionales. Es de especial importancia que Costa Rica, como país abanderado de la defensa del ambiente, alce la voz en espacios multilaterales y tenga mayor criticidad sobre los acuerdos regionales. Costa Rica no debe quedarse solo en ejemplo de gobernanza ambiental, debe ser un participante activo para adoptar modelos de gobernanza más integrales a nivel regional.

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