— ¿No te ofrecieron un cafecito?

Sí, pero no lo acepté. Muchas gracias.

Así empieza la charla. Mientras toma fotografías, Eduardo se niega a tomar café. Entre tanto, yo me presento con Jorge Serendero, el director de Sea Shepherd Costa Rica.

El comunicador, quien llegó a la organización hace poco menos de cinco años, no se guardó nada al narrar cómo fue la campaña por la liberación del Capitán Paul Watson, fundador de Sea Shepherd, organización internacional sin fines de lucro para la conservación de los océanos.

Si no recuerda —o nunca supo— qué fue lo que pasó y cuál fue el desenlace del capítulo Paul Watson vs el Gobierno de Costa Rica, este intercambio es para usted.

Esta es la versión corta de una larga historia. Esta es la versión del guardián de los océanos del mundo, o al menos así considerado por miles de voluntarios en todo el planeta.

Nosotros sabemos que en el mar sucede cualquier cosa. No hay testigos.

Jorge Serendero, vocero Sea Shepherd Costa Rica | Foto por Eduardo Carmona

Me interesa que nos pueda resumir el proceso del caso de Paul Watson. Pero primero me gustaría saber quién es usted, qué hace en Sea Shepherd, cómo llegó a Costa Rica...

Mi nombre es Jorge Sendero. Soy chileno. Tengo muchos años fuera de Chile, para no decir que todos. Soy comunicador, tengo muchos años de ser comunicador. Antes que ambientalista, y antes que enamorado de de la conservación, soy comunicador.

En Costa Rica tenemos [tengo] una empresa hace mucho tiempo, de comunicación y relaciones públicas para manejo de crisis. Especialmente enfocada en manejo de crisis ambientales.

Fui reportero gráfico durante algunos años en zonas de conflicto.

¿Dónde?

En medio oriente. En los años 70. Cuando las cosas eran mucho más complicadas de lo que son ahora, a nivel de tecnología claro. Tal vez el mundo no era tan complicado como lo es ahora.

¿Por qué llegó a Costa Rica?

Llegué a Costa Rica después de haber estado estudiando y trabajando en escandinavia para la prensa y televisión escandinava. Específicamente en Finlandia.

Luego me fui para Chile, en el año 80. Ya cansado de estar en medio oriente y con la adrenalina al tope. Me fui a hacer un documental, y pensé que tal vez en Chile podría bajar la adrenalina.

Sin saber algo de lo que era el gobierno militar, fui a hacer un documental sobre Pablo Neruda. Neruda tenía una casa en la playa, en un lugar que se llama Isla Negra.

El día que fui [a Isla Negra], aproveché una romería que había para celebrar el aniversario del nacimiento de Neruda y me tomaron preso. Hicieron una redada y me tomaron preso.

Inicialmente yo iba [acreditado] como prensa extranjera, se murieron de la risa y dijeron: 'tú eres chileno así que vas pal bote'.

Entonces, entré a un lugar que se llama Tejas Verdes. Era un lugar que yo llamo de sacrificios. Luego, por medio de las presiones internacionales logré salir y vine a Costa Rica.

Salí entero físicamente pero mentalmente no estoy tan seguro. A Costa Rica llegue en el 81.

¿Y a Sea Shepherd?

Entré desde hace cuatro años y medio, más o menos.

¿De dónde surge su interés por entrar a la organización?

Sea Shepherd me buscó a mí.

Básicamente porque es mi background, porque nosotros empezamos a dedicarnos a la comunicación por el ambiente desde el año 85, ese es el enfoque que yo le doy a mi empresa.

Trabajé con abogados, abogados ambientalistas, especialistas en temas marinos, etc. Manejamos crisis de derrames de piñeras, crisis y más crisis, de muchas índoles.

Entonces, justamente por eso se enganchan con mi persona. Les pareció que yo podía manejar las relaciones con los diferentes flancos que estaban abiertos en Costa Rica. Hice mancuerna con el abogado contratado por Paul, Abraham Stern. Él hizo un trabajo extraordinario a nivel legal.

Para mí fue un honor trabajar para Paul Watson. Tal vez un sueño que nunca tuve, pero un sueño hecho realidad. Estoy muy contento de haberlo hecho.

También, muy contento de haber podido trabajar con Abraham Stern, quien es una persona honorable, intachable. Un profesional con el que pude compartir absolutamente todas las sensaciones y emociones a nivel costarricense, a nivel de la organización, a nivel personal y del Poder Judicial.

¿El Poder Judicial?

(ríe).

Este personaje, Paul, para nosotros es emblemático.

***

La versión que manejó el Ministerio Público es que, durante una operación contra la espantosa práctica de aleteo de tiburones, en 2002 la embarcación Ocean Warrior, de Sea Shepherd, puso en peligro la vida de la tripulación del Varadero I, embarcación pesquera costarricense.

Claro que lo de espantosa práctica es una apreciación mía, no creo que el Ministerio Público haya mencionado algo así nunca. El caso es que en 2012 Costa Rica giró una orden de captura internacional y estando en Alemania, Interpol detuvo a Paul Watson.

Tras pagar una fianza de 250 mil euros fue puesto en arresto domiciliario hasta determinar si sería extraditado a Costa Rica, pero esto nunca sucedió, porque mientras el Capitán estuvo 70 días en su casa Japón también giró una orden de extradición y entonces Watson se fugó, según reportaron las autoridades alemanas.

Sin embargo, Jorge Serendero cuenta otra historia.

Este capítulo, de Paul Watson vs el Gobierno de Costa Rica, duró 17 años. Desde su punto de vista, ¿qué fue lo que sucedió?

Hay muchas incógnitas. Inicialmente lo veíamos desde una perspectiva judicial sencilla y fácil de solucionar.

Tanto es así que Paul Watson salió libre de Costa Rica [en 2002]. Él solucionó  su problemática y se fue.

Antes de que él saliera de Costa Rica, él entregó a las autoridades nueve horas de filmación de todo lo que sucedió en Guatemala con el Varadero I. Pero, nosotros nos dimos cuenta de que en realidad no era solamente un problema judicial.

No era un interés de los pescadores, sino que había intereses detrás. Nosotros le echamos la culpa a Japón .

¿Por qué Japón?

Japón considera a Sea Shepherd su enemigo. Porque hemos estado al frente de la lucha en contra de la caza de ballenas. Este fue el proyecto principal de Paul Watson para crear esta organización.

Concretamente, ¿de qué fue lo que se le acusó a Paul?

Se le acusó de intento de asesinato.

Para haber salido de su país hace todos los años, Jorge Serendero aún habla con un marcado acento chileno. Tras mis preguntas, puedo ver cómo intenta decir en una frase mil palabras.

Luego de ordenar en su cabeza las ideas que considera más importantes, comienza a responderme, no sin antes ofrecer su contexto. Aquí es donde habla sobre posible corrupción, Celso Gamboa y La Nación.

Le dimos la dimensión que el caso se merecía. Un caso no solamente judicial, sino también de Derechos Humanos.

Hace algunas semanas salió en las noticias que Watson ya no es un prófugo de la justicia tica porque la causa prescribió.

¿Cómo califica usted el proceso judicial? ¿cómo califica el proceso político? Pareciera que [mantener el proceso con vida] se volvió un discurso políticamente incorrecto y ahora han cambiado de opinión, ¿cómo lo ve usted todo esto?

Hay varias cosas que se conjugan. Primero que nada, la ayuda que se generó en la parte judicial (...) que se apoyó en diferentes instancias.

Por ejemplo, Naciones Unidas. Yo le escribí a Ban Ki-moon, [ex secretario general de ONU] él me contestó. Nos invitó a conversar y se abrió un expediente con el caso de Paul Watson, como un ambientalista más acosado y donde sus derechos estaban siendo cortados.

Nos pusieron tres relatores especiales. Uno era especialista en Derechos Humanos, un especialista en ambiente, y una relatora especial en independencia de jueces.

Entonces, este caso se analizó con otros alrededor del mundo, donde se revisan los abusos de poder de los gobiernos junto a Interpol.

¿Con Interpol?

Interpol lo que hace es acatar lo que los gobiernos solicitan y así justifican la aprehensión de alguien.

Pero no hay un análisis de si realmente procede o no procede. Porque si es un gobierno opresor puede perseguir con intereses políticos.

Entonces, en la comunidad europea se da esta situación y hay un pronunciamiento por parte de Naciones Unidas. Esto generó un precedente. Eso fue hace como 2 años y medio.

Cuando vimos que exponer el caso funcionó, también empecé a buscar personas que merecían la pena entrevistar para saber cuál es el apoyo o la resistencia que hay respecto a Paul, o a la organización. Así me dirigí a premios Nobel, a través del mismo Oscar Arias.

Además, establecimos un nexo con la Defensoría de los Habitantes. A pesar de que la Defensoría es muy clara en cuanto a que solamente defiende intereses de los costarricenses.

Pero logramos levantar interés por el caso, ya que existen prioridades en temas ambientales, la protección del patrimonio natural de los costarricenses, que a fin de cuentas es lo que queremos.

DE ACUSADO A SOBRESEÍDO

“Nosotros buscamos opiniones de penalistas renombrados para saber si estábamos en lo cierto. Stern hizo el conteo de la prescripción, porque el tema de si era culpable o no es culpable no lo íbamos a pelear.

Porque eso es como tratar de sembrar un árbol en el desierto. No tenía sentido, más aún cuando me encontré con un Celso Gamboa en medio de todo esto, porque él fue fiscal adjunto, tuvo el caso en sus manos, después el caso fue a dar a la Sala Tercera. Es decir, nada es casualidad.

Entonces, Abraham hizo un conteo legal donde trató de establecer cuántas negativas se dieron y por qué.

Establecimos que 10 veces nos han contestado sin una base. Simplemente se denegó pero sin una base concreta”.

¿Qué fue lo que se negó?

Cualquier cosa que se haya pedido. Que una revisión de tal cosa, qué es la prescripción, etc. Todo se denegó.

Entonces, aprovechamos la coyuntura de la entrada de la nueva fiscal general [Emilia Navas] y después de eso se empezaron a dar las cosas. El caso empezó a avanzar. Incluso con el fiscal general adjunto que estaba en ese momento que se llama Carlos Meléndez.

Acusamos a los 10 jueces de prevaricato.

Parece una novela.

Y te estoy contando por encima. (...). La gente, dentro del mismo sistema judicial,  en la Asamblea Legislativa, en el Poder Ejecutivo, me decían que nunca creyeron que Paul tuviese alguna opción de salir librado.

¿Por qué? es decir, ¿por qué cree que el país tomó esa posición en aquel momento? y por el país me refiero, ¿cuál es la cabeza o las cabezas sobre las cuales cree que recayó esta decisión?

Mira, fue un proyecto muy bien armado desde el principio. Los pescadores estaban aleteando en Guatemala. Paul los agarró y los entregó a la autoridad guatemalteca.

La autoridad guatemaltecas los liberó cuando Paul se fue. Ellos lo acusan de que los agarraron aleteando en aguas internacionales. Pero todas las coordenadas quedan estaban dentro de Guatemala, entonces todo el caso lo desestima la Corte [de Guatemala].

Luego, Paul se va para la Isla del Coco, entregó un generador eléctrico grande, porque en ese momento no existía en La Isla del Coco, y algunas otras cosas; brindó apoyo a los guardaparques.

Y luego venía para Costa Rica a recibir un premio que le iba a dar Carlos Manuel Rodríguez [ministro de Ambiente] durante el gobierno de Abel Pacheco, por ser el mayor defensor de los océanos del mundo. Y no alcanzó a llegar.

Él venía para Puntarenas y lo interceptó una patrullera de guardacostas que le solicitó detenerse. Pero Paul no se detuvo hasta que llegó a Puntarenas.

Porque nosotros sabemos que en el mar suceden cualquier cosa. No hay testigos.

Entonces, llegó a Puntarenas acompañado por guardacostas y ahí le dan la noticia. Paul entregó todo lo que tenía, como te dije las nueve horas de grabación y se bajó. Él fue a los tribunales hizo las vueltas en los tribunales, etc.

Luego vino una segunda demanda [de los pescadores del Varadero I], diferente a la primera demanda.  Ahí fue donde incluyeron lo del intento de asesinato, etc. Esta nueva demanda ya estaba revisada por los abogados de alguien que estaba urgido de que este tema sucediera.

¿Sabemos quién es ese alguien?

No. Podemos suponer. Nosotros siempre supusimos que puede ser Japón, porque tiene muchos intereses y es nuestro enemigo natural, Lamentablemente.

En realidad no es Japón, como tampoco lo es Costa Rica,  son los grandes intereses que rigen las naciones, la economía. Entonces estos grandes intereses son muy poderosos. Hacen cualquier cosa.

El sistema judicial de este país es el que siguió el juego. Lamentablemente existe corrupción, yo no puedo probarlo, pero sí existe corrupción.

Es muy curioso que después de que vino la segunda demanda, cuando Paul estaba en Alemania, llegó la orden de captura por Interpol. Pero, con el beneplácito del gobierno alemán fue liberado luego de pagar la fianza, y Francia le dio un asilo temporal. Alemania considera ridículo y absurdo lo sucedido.

En palabras más concretas, ¿por qué cree que el país, o en este caso el sistema judicial rectificó hasta ahora? Ya me lo dio a entender un poco, que tal vez con la entrada de Emilia Navas, y además porque coincidentemente don Carlos Manuel Rodríguez está nuevamente en el Ministerio de Ambiente y Energía, pero no quiero abusar del periodismo interpretativo.

¿Cree usted que esto es que las estrellas se alinearon?

Definitivamente eso fue lo que sucedió. Porque con Carlos Manuel somos compañeros de lucha. A Carlos Manuel yo lo conozco desde que estamos luchando en contra de la represa de Pacuare, en el año 91.

Y Carlos Manuel siempre fue un admirador de Sea Shepherd, no en vano le querían dar ese premio durante el gobierno de Abel Pacheco, que quedó truncado.

Cuando tú me preguntas ¿quiénes estuvieron detrás de esto? Es difícil decirlo.

Yo te podría dar una luz pero eso hay que investigarlo muy bien para no decir cosas que no son.  Una cosa es suponer y otra cosa es saber... tener certeza. Yo creo que debes tener la evidencia en la mano para juzgar a alguien.

Pero hay una cosa concreta, ¿quién crucifica a alguien en un país, o en el mundo? Alguien que tiene interés de crucificarlo, y aquí sí te puedo dar nombres y apellidos específicos: La Nación.

La Nación crucificó a Paul, ¿por qué? esa respuesta no la tengo.

Yo me acerqué a Armando [González, director de La Nación] y traté de hablar con él (conociéndolo de muchos años por mi negocio). Teníamos una buena relación personal, pero cuando me volví Sea Shepherd, él se distanció.

Tú me preguntabas, ¿por qué el país siente distancia de la organización? Hay gente que nos ama y hay gente que nos odia. Y eso es lo hacen los colegas de nosotros.

Los comunicadores se encargan de crear esta imagen. Obviamente orquestado por alguien que mueve los hilos.

La opinión pública es empapada de esta noticia "pobrecitos los pescadores... Viene un gringo gordo, grande y les tira un barco encima. Quién es ese gringo para venir a atropellar a nuestros pobres pescadores?”. Eso fue lo que se dijo.

¿Cree que esta causa llegó a su fin por un manejo político?

Creo que fueron muchas cosas las que lograron que esto terminara. El hecho de que nosotros tuviéramos una estrategia para cubrir absolutamente todos los flancos es lo que culminó en el éxito de la campaña para la liberación de Paul.

Pero además, cuando se cree en la causa y en lo que la organización y Paul representan no solamente para Costa Rica, sino para el mundo entero, entonces tenemos un caso.

Lo llevamos de un tema judicial, penal o lo que sea, a un tema de Derechos Humanos, derechos universales. Cuando lo llevamos a otro nivel, para manejarlo de una manera distinta, incluso logramos que en Costa Rica la gente empiece a aceptar a Paul.

La gente nos empezó a seguir y empezó a colaborar con nosotros. Logramos tener programas de educación, hacer documentales, estar en la prensa. Todos estos logros se conjugan.

Todo lo que te he contado es lo que conforma el éxito de la campaña por la liberación de Paul Watson. Y obviamente con voluntad política. Sin voluntad política no hacemos nada.

Carlos Manuel quiere trabajar con nosotros. Él sabe perfectamente bien que cuando nosotros nos comprometemos a algo lo hacemos.

Trabajamos dentro de la legalidad. No tenemos acciones propias, pero son acciones acompañada de acuerdo a las necesidades del país y del gobierno, para controlar y proteger los recursos naturales de Costa Rica, específicamente océanos y zonas costeras.

***

Me gustaría cerrar con una anécdota que sucedió al terminar mi encuentro con Jorge. Una no tan grata, lamentablemente.

Cuando se cree en la causa y en lo que la organización y Paul representan no solamente para Costa Rica, sino para el mundo entero, entonces tenemos un caso.

Edu, el fotógrafo, da clases los jueves por la tarde, así que al terminar de tomar las fotografías de rigor tuvo que marcharse.

Poco a poco daban las 5:00 p.m., y los trabajadores que estaban en las instalaciones de Sea Shepherd (que es una casa bastante grande) también tuvieron que irse. Jorge es un hombre muy cauteloso. Al percatarse de que quedaríamos solamente él y yo en la casa, y el oficial de seguridad afuera, pidió a quien supongo es su asistente que dejara las puertas y portones abiertos.

Entonces, yo también decidí que era hora de irme. Total que hablando de esto y lo otro, nada que me iba, pero ya teníamos rato de estar conversando afuera de la casa. La casa queda en La Sabana. Frente a la casa hay una especie de parque-lote baldío y es un barrio muy callado.

Por alguna razón, me empecé a sentir incómoda y de pronto se estacionó un carro frente a la casa. Dos jóvenes algo bulliciosos, y sin afán de juzgar a nadie, con cara de pocos amigos apagaron el carro. Disimuladamente volteé a verlos y rápidamente Jorge me dijo: “no los mires”.

Ay Dios mio. Me quedé en blanco. Lo siguiente que supe es que estaba en el segundo piso de la casa con Jorge y mientras veía un balazo en la ventana del balcón, él me contaba que hace casi año y medio lo intentaron asesinar.

El Organismo de Investigación Judicial (OIJ) determinó que fue un atentado por encargo. Cuánto lamento que Edu no estuviera para tomar la foto.

Jorge se puso de pie al lado del balcón. El vidrio roto por el balazo calza perfectamente con la altura de la cabeza de Jorge. Me cuenta él que los peritos del OIJ dicen que la bala tenía trayectoria perfecta.

Todo esto para decir que, si por unos minutos yo sentí un miedo que no les puedo explicar, no puedo imaginar la incertidumbre con la que viven personas como el Capitán Watson, Jorge Serendero, o con la que vivió el mismo Jairo Mora.

Cuando una causa incomoda es porque toca intereses profundos. Y como no encuentro palabras terminar esta edición me remito a las de Jorge:

Para las poderosos, en este mundo no hay reglas.