Hoy hace un año y una semana se votaron las elecciones presidenciales.

De última hora y al ritmo de la sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos en la que se exige a Costa Rica regular los matrimonios entre personas del mismo sexo, se intentó gobernar públicamente sobre asuntos privados: la sexualidad de la gente.

El caso es que esta situación no es nueva en Costa Rica. Así como tampoco son nuevos los intentos de los “progresistas” por liberalizar a esta sociedad “católica”. Dirán ustedes, ¿cómo que no es nueva esta historia Trilce? Bueno, cualquier intento propio por explicar resultaría fallido. No tengo tan buena capacidad de resumir (ya lo sabrán ustedes que tienen la paciencia de leer cada semana).

Por eso, luego de mucho escuchar por aquí y prestar atención por acá, es que me topé con María Flórez-Estrada Pimentel, periodista e investigadora. Junto a ella repasamos las raras similitudes-y-contradicciones que nuestro país ha tenido en tres siglos. Del XIX a la Costa Rica actual.

Claro que este repaso no se sale del contexto político de nuestros días, en el que grupos religiosos se abren campo entre los espacios políticos.

María Flórez-Estrada Pimentel | Foto por Eduardo Carmona

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Hablemos de dos secretos no tan secretos. Primero, la política como oficio es uno de los más desprestigiados. Ya nadie quiere en puestos de elección popular a demasiados rostros conocidos.

El segundo es que ante la desesperación que causan algunos políticos, las personas se han inclinado por señalar como posibles salvadores de esta sociedad-a-la-deriva a cualquier profesional no político, y hasta votan por personas con nulo conocimiento del aparato público.

Luego de una breve presentación, en la que María Flórez-Estada Pimentel se introduce como periodista de investigación e investigadora del Centro de Investigación en Identidad y Cultura Latinoamericanas, de la Universidad de Costa Rica, me cuenta que su ideología de izquierda se ha ido modelando a la luz de los resultados de sus propias investigaciones. Como profesional y académica es crítica de la ceguera selectiva de esta sociedad-a-la-deriva.

“A lo largo de mi vida he ido modificando mi pensamiento. Cuando ciertos discursos, sobre todo desde la izquierda, son constantemente repetidos se convierten en discursos vacíos que no explican nada; en la academia creo que también hay mucho problema con eso, con el hecho de que frecuentemente se investiga con nociones preconcebidas acerca de la realidad. Por ejemplo, se utiliza la palabra neoliberalismo como un gran cajón en el que cabe todo.

Y cuando algo es tan general y tan absoluto ya no se pueden ver los matices ni las diferencias, tampoco las semejanzas. Básicamente mi trabajo profesional como investigadora y la constante reflexión es lo que me lleva a donde estoy ahora”.

También usted tuvo un paso por el Congreso.

—También trabajé como asesora legislativa si. En dos períodos diferentes, como asesora legislativa del Partido de Fuerza Democrática y después del Frente Amplio.

Diario de apuntes | Foto por Eduardo Carmona

Sobre la ideología y los grandes discursos, ¿cómo es que la historia se repite, entre la Costa Rica liberal de los años 1830-1840, 1930-1940 y la Costa Rica actual, en la que existen grupos [políticos] que quieren frenar las libertades personales?

—Los gobiernos liberales trataron de educar a la población, eso es muy típico del liberalismo. El liberalismo reconoce que el individuo tiene libertad. La Costa Rica liberal es más abierta que la Costa Rica del Estado Social.

El Estado Social, que fue construido desde los años 30 del siglo XX, es un Estado otra vez católico. Pero en la época liberal de la que estamos hablando, que es la del siglo XIX, se promovió la separación entre la Iglesia y el Estado. Se promovió un Estado laico. Se promovió la laicidad de la enseñanza pública.

En la Costa Rica liberal de 1830 se contuvo el control que tradicionalmente tuvo la Iglesia Católica desde la colonia. Pero en 1930-1940 vino la contrarreforma católica con [monseñor Víctor] Sanabria, [Rafael Ángel] Calderón Guardia y el Partido Comunista, representado por Manuel Mora. Se crea el Estado Social.

Nuevamente promueve la familia católica. Se reinstala la educación pública religiosa y la sociedad está más cerrada. Ya no quiere el libre comercio. Todo lo que sea liberal es malo, la iglesia lo condenaba.

¿Por qué la Iglesia condenada al liberalismo?

—Porque la Iglesia en vez de colocar las libertades individuales como el máximo bien, pone en el centro [de su política] el llamado bien común, y eso es fatal para las libertades del individuo, en particular para las mujeres.

¿Por qué las mujeres?

—Porque el primer deber que la comunidad le exige a las mujeres es el de dar hijos, es decir, controlan los cuerpos de las mujeres por la promoción de la maternidad, del matrimonio. Y en el siglo XIX había corrientes muy fuertes entre los jóvenes y las jóvenes para relacionarse de otras maneras, el amor libre por ejemplo, o la soltería.

¿Cómo podríamos entender que, por un lado el Estado Social de Derecho trajo ese montón de beneficios de los que se habla hasta el día de hoy, y que por otro lado están todas estas las restricciones a las libertades del individuo?

—En términos filosóficos, te acabo de explicar cómo el liberalismo pone en el centro al individuo, a los derechos individuales de cada persona.

Cada persona tiene un set básico de derechos individuales. Libertad de pensamiento, libertad de conciencia, de creer en una religión o de no creer, libertades económicas, libertad de expresión, etc.

Estas libertades se desarrollan en Costa Rica durante el siglo XIX y fueron duramente criticadas por la Iglesia Católica, durante ese periodo fueron criticadas por el obispo Bernardo Augusto Thiel, y luego en los años 1930 por [monseñor] Víctor Sanabria.

¿Cómo no iba a criticar el catolicismo al liberalismo? El pensamiento liberal, desde la Revolución Estadounidense o la Revolución Francesa, lo que hizo fue atentar contra el principio de autoridad patriarcal que poseía el catolicismo y la monarquía.

Es decir, los beneficios del Estado Social de Derecho se terminaron pagando a un precio social muy alto: hacer prevalecer la autoridad patriarcal, que de por sí nunca se fue, pero que durante algún tiempo (durante la segunda mitad del siglo XIX y la primera del XX) se contuvo.

La periodista e investigadora Flórez-Estrada Pimentel es crítica y analítica al explicar las contradicciones del pacto tripartito "patriarcal" que dio paso al Estado Social de Derecho en los 40s, del siglo XX | Foto por Eduardo Carmona

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AQUELLA COSTA RICA

Me dice la investigadora que el liberalismo rescata al individuo de los “poderes del padre”, y que en términos históricos su argumento se sustenta en lo que sucedía en la antigua Grecia, donde los hijos hombres (porque las mujeres ni siquiera contaban), sólo podían ser ciudadanos libres y con derecho a casarse o hacer su actividad económica, con la autoridad del padre.

Afirma Flórez-Estrada Pimentel que entonces si el padre estaba en contra de lo que sus hijos querían hacer no lo hacían; en pocas palabras, los hijos estaban deseando que se muriera el padre.

Históricamente el patriarcado ha sido arrasador no sólo para las mujeres sino también para los mismos hombres, para los hijos varones; entonces cuando se producen las llamadas revoluciones burguesas o liberales, es en rescate de los derechos individuales.

La también periodista continúa explicándome que “la Iglesia Católica siempre luchó contra cualquier manifestación de las libertades individuales”. La libertad económica, por ejemplo es una de esas. Aquí es donde el juego del discurso vacío, como ella decía al principio, se vuelve fundamental para ideologizar a gran parte de la población.

Cuando se empieza a desarrollar el libre comercio, la libertad económica, etc., al principio todo bien, pero llega un punto en que ya no alcanza para todo el mundo.

En ese momento, particularmente entre los hombres de los sectores populares empieza a surgir un discurso de que sólo a los hombres grandes, que son los burgueses o los cafetaleros, les alcanza.

Entonces la Iglesia Católica también desarrolla su discurso. Frente a esta 'nueva realidad', que es el desarrollo del capitalismo y de las libertades individuales, yo [Iglesia] propongo resolver de cierta manera. Y esa manera es pagar a los trabajadores un salario familiar, que es el presunto salario justo.

Aquí es donde surge la contradicción del acuerdo entre sectores sociales muy opuestos, los que crearon el Estado Social de Derecho, y también es donde surge la similitud entre aquella época y la que vivimos durante 2018 con las presidenciales.

¿En qué consiste el salario familiar?

—Consiste en pagar al trabajador un salario para que se mantenga a él y a una familia, y como diría Marx, que se reproduzca la clase de los obreros.

El comunismo y el catolicismo comparten la misma noción de salario. En esa época la sociedad era patriarcal, entonces el hombre era quien trabajaba. Era impensable o indeseable que las mujeres trabajaran.

El trabajo de las mujeres era quedarse en casa reproduciendo la familia. Con el desarrollo de estas ideas ambiente, porque además, en los años 1930 en adelante surgieron otras masculinidades en Costa Rica donde los hombres salían a disfrutar, la Iglesia Católica lo vio esto como un atentado contra el plan de Dios.

Aquí es donde se une la Iglesia Católica, los comunistas y el calderonismo. Está como contradictorio, ¿no?

—Totalmente. Eso fue lo que me fascinó. O sea, yo vengo de una formación católica muy estricta, igual que mucha gente, y tengo clarísimo que hay contradicciones profundas entre el catolicismo y el comunismo.

Por eso mismo me resultó absolutamente sorprendente que en la Costa Rica de los años 1930 y 1940 hubiese una alianza entre católicos, comunistas y católicos liberales.

Entonces, al analizar los discursos de estos tres actores, llegué a encontrar que el mínimo común denominador por el cual podían ponerse de acuerdo era la idea del salario familiar.

Porque el discurso marxista, el discurso de izquierda y el discurso comunista también son un discurso de lamento por el martirologio obrero, por la pérdida de la masculinidad obrera de ver que sus mujeres, ya sean sus esposas o sus hijas, salen a la calle a trabajar.

Eso era inconcebible.

—Era inconcebible. Ellos perdían honor, orgullo e identidad masculina. Porque la identidad estaba muy asociada con el patriarcado, estaba asociada al control de ser el jefe de la familia y de que sus mujeres le respondieron. El hombre era el encargado de que sus mujeres no se descarrilaran.

Entonces cuando una mujer perdía a su honra [la virginidad] en realidad el ofendido era el dueño. Este es el punto. Y Sanabria lo dice explícitamente: el salario familiar es el salario que se le debe pagar al obrero para que pueda tener una esposa y una descendencia.

Y Calderón Guardia que era un liberal en lo económico pero es un católico en términos morales, desarrolló un gobierno, donde incluso tiene un programa específico para darle a cada campesino una finca, una parcela y una casa, ¿para qué es la casa?

Para que las mujeres no salgan.

—Exactamente. Diciéndolo feamente, la casa es para meter a una mujer a que sea su esposa y que reproduzca a su descendencia.

La entrevista tuvo lugar en una oficina prestada, la también profesora del posgrado en Comunicación y Desarrollo me atendió en la Facultad de Ciencias Sociales, de la UCR. | Foto por Eduardo Carmona

ESTA COSTA RICA

¿A la luz de los hechos, encuentra usted alguna similitud entre lo que sucedió en la Costa Rica de 1930-1940, y la Costa Rica que fue a elecciones en 2018 con un partido cuyo objetivo era "restaurar"?

—Este es el punto. Si observas la creación del pacto tripartito, que hizo posible el Estado social confesional católico, es la cumbre de un proceso de restauración católica frente al liberalismo.

Ahora que ya pasó la turbulencia de la Guerra Fría, donde el capitalismo y el socialismo se disputaron posibilidad de ser el pensamiento hegemónico, y ya no se ve al socialismo como la potencia ni el peligro que pudo ser en el pasado, el conflicto que nunca desapareció entre comunitarismo y liberalismo está a flote otra vez.

Y lo que se quiere restaurar ahora es nuevamente el orden sexual. Los neopentecostales se caracterizan precisamente por perseguir este objetivo.

El pentecostalismo surgió en Inglaterra como una forma de llamar al orden para que hombres y mujeres asuman 'su rol' en la familia.

Claro que ahora es un hogar moderno, donde en términos económicos ya no es un hogar patriarcal porque la mujer sí aporta dinero, pero lo que no se quiere es perder ese orden sexual fundamental.

El hombre debe seguir estando al mando y las mujeres tienen que cumplir su papel. No es que no puedan colaborar económicamente, o que no puedan tener una actividad laboral pero tienen que estar subordinadas a su marido.

¿Estos grupos qué es lo que buscan restaurar?

—Lo que los discursos cristianos restauracionistas o restauradores pregonan es esto [orden sexual]. Aquí es donde vienen los discursos absolutos que hacen posible hallar similitudes entre el comunismo y los cristianos.

El discurso sostiene que todo el desorden, la pobreza, la falta de oportunidades en las zonas más vulnerables de Costa Rica, las costeras, las fronterizas y algunos espacios en la meseta central, se resolverían restaurando el orden sexual y de género al interior de la familia.

Por esto hay tanto acento en la familia.

—Es el mismo discurso de la Iglesia Católica del siglo XIX [antes de la entrada del liberalismo]. El orden se construye manteniendo las jerarquías sexuales desde la familia hacia el conjunto del edificio social.

Hay una reacción a las libertades individuales que se han ido desarrollando y expandiendo más. Hoy día las libertades sexuales y las identidades son mucho más vastas, entonces ven todo esto como una amenaza al plan de Dios. Y por eso es la restauración. Según ellos el plan de Dios es imponerles la restauración al resto a la sociedad.

Esa es la gran diferencia entre el liberalismo y los comunitarismo.

La investigadora concluye nuestro encuentro contando que los grupos religiosos en los parlamentos, son en realidad vistos por los partidos tradicionales como votos, no como amenazas políticas demasiado reales (hasta que lo son).

Para ir concluyendo María, ¿qué modeló estos pensamientos en la sociedad del siglo XXI?, porque una podría pensar que en tales lógicas "más eran acordes" a la época del siglo XIX, no a la actual. ¿Qué es lo que da pie a este tipo de pensamientos?

—Fíjate que todas las encuestas de la Escuela de Estadística de la UCR desde hace años viene arrojando que cada vez hay menos personas católicas en Costa Rica. Están creciendo las agnósticas y las ateas; pero también están creciendo los grupos protestantes.

Creo que el protestantismo encontró un terreno fértil en el hecho de que rompe con la idea de la mediación de la jerarquía católica. Tu relación con Dios es directa. Pero además ciertas corrientes dentro del protestantismo, por ejemplo las calvinistas, interpretan la riqueza como bendición de Dios.

Eso es lo que explica que estos grupos de pronto hagan las mega iglesias. Con una ostentación de dinero y joyas, o lo que sea. Para ellos, en su discurso y percepción, es buena señal de que Dios los está premiando, los está bendiciendo.

Entonces es una restauración y una religiosidad más individual. En el siglo XXI los grupos neopentecostales no han prohibido a la feligresía buscar el enriquecimiento, o buscar el progreso económico. Entonces, creo que la gente se ha sentido más libre.

¿Y dónde es que esos grupos se empiezan a empatar con el mundo político?

—A mí me parece que es mero oportunismo de parte de los partidos tradicionales. (...) en la medida de que [los partidos políticos religiosos] logren sacar bancadas grandes en el Parlamento será una bancada que cuenta y que tiene votos [posibles para los partidos tradicionales].

Entonces, por un lado sí habrá a algunos diputados que sean tan patriarcales o tan religiosos que se sienten de alguna manera identificados con estos grupos [políticos religiosos], pero en la mayoría de casos, creo que es oportunismo de contar votos y jalar votos para los proyectos políticos tradicionales.

¿Y sí están interesados en un proyecto político los partidos religiosos, o están más interesados en moldear la moral de la sociedad?

—Justamente te iba a decir que ellos están interesados en ambas cosas. Están desarrollando un proyecto político no sólo en Costa Rica, es un movimiento internacional.

Es un movimiento que tiene muchísimo dinero, por el sistema de financiamiento que usan, además es dinero en efectivo.

Difícil de rastrear.

—Sabemos por ejemplo de uno de los medios más usados para el lavado de dinero es el dinero en efectivo. Y yo no estoy diciendo que todos laven dinero, pero es un escenario que se presta para que se puedan dar confluencias extrañas.

El punto es que ellos tienen un proyecto político, y de ser posible quieren llegar al retomar el control del Estado. Para entonces en vez de secularizar el Estado, quieren volverlo a convertir en cristiano-católico. Ellos no quieren que se le quite a la Iglesia Católica las prerrogativas que tienen en Costa Rica, lo que quieren es que se les reconozcan a ellos las mismas prerrogativas.

Finalmente lo que están buscando es una patriarcalización religiosa del Estado costarricense.

Para este espacio nunca había entrevistado a una colega. | Foto por Eduardo Carmona.

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Aquella vieja frase, que ya ni recuerdo dónde fue la primera vez que la escuché, sobre que la historia se repite cuando no se repasa sigue estando vigente.

El punto de vista de María Flórez-Estrada Pimentel me resultó fascinante, no solo porque es una mujer, ideológicamente hablando, situada a la izquierda del espectro político, sino también porque, sin importar que usted o yo estemos en la misma u otra posición ideológica, su profunda crítica a los discursos de esta índole es una cucharada de realidad.

Vemos que realmente nada es tan nuevo como lo pintan. Ninguna fuerza política está proponiendo una nueva manera de gobernar. Todo esto ya se ha hecho en el pasado. Es decir, también en el pasado podemos ver sus resultados.

Lo que me queda claro es que sí, hubo (y la sigue habiendo) una Costa Rica religiosa, pero también converge con la Costa Rica liberal.

Antes como ahora, los partidos tradicionales se unen a los religiosos para hacerse del poder político. No sé, basta con ponerse al día de cómo van las negociaciones para quedarse con la presidencia del Congreso este próximo 1° de mayo. Estemos atentos y atentas y veamos si es que la historia se vuelve a repetir.