El pasado 23 de abril en el programa radial “Malas compañías”, de Teletica Radio, el director del periódico La Nación, Armando González, aceptó que durante las elecciones presidenciales del 2014 el medio se negó a publicar una última encuesta de opinión, la cual ubicaba a José María Villalta del Frente Amplio  y a Johnny Araya a la cabeza, pasando a ambos candidatos a la segunda ronda. “¡Por fortuna suspendimos la publicación de esa encuesta!” comentó satisfecho el experimentado periodista.

En primer lugar, habría que decir que cualquier medio de comunicación en base a sus principios e intereses tiene la facultad de darle cobertura a un hecho, es decir, no se crea que se le está señalando al medio un delito. Sin embargo, y esto es lo verdaderamente importante, habría que reflexionar sobre los intereses que se juegan detrás de los medios de comunicación, en este caso de un medio cuya junta directiva y principales accionistas forman parte de la élite económica del país, por lo cual se podría esperar que la mayoría de las veces sus posiciones y abordajes noticiosos reflejen de los intereses de pequeños grupos de poder.

La gran contradicción, que se tiene que señalar, es que se supone que bajo principios liberales (que tanto las clases poderosas como los grandes medios se arrogan defender y practicar) los medios de comunicación deberían promover la convivencia democrática a partir de la libre circulación y debate del conocimiento y la información. Es también de esperarse que en los grandes medios de comunicación, siempre que se presenta esa contradicción, los intereses triunfantes no siempre coinciden con los principios democráticos.

¿Por qué es importante decir esto? Porque muchísimas veces escuchamos o leemos a representantes de medios, con más o menos carisma, hablando o exigiendo en nombre del interés del país cuando en realidad están representando a grupos, y/o a una poderosa junta directiva, como en el caso del medio de Llorente.

Esto podría representar un ejemplo más de lo que en su momento fue denominada como “campaña del miedo”, generada desde aquellas elecciones contra el Frente Amplio, de manera sistemáticamente y liderada por grupos del poder económico, cargada de falacias y verdades a medias.

Escuchando al señor González me es más claro el por qué en julio pasado ese medio se negó a publicar un artículo en el cual se desmentía un enérgico editorial contra el partido que represento, en aquel momento la respuesta del por qué no se publicaba fue muy sincera pero al mismo tiempo  incomprensible;  al día de hoy sigo calificando la respuesta como sincera, más ya no incompresibles, vistas las confesiones mañaneras de don Armando en “Malas Compañías”, y esto, honestamente hay que agradecérselo.

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