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— Como si este año el #MeToo no nos hubiese recordado lo suficiente los comportamientos que tenemos normalizados como sociedad, este miércoles el Semanario Universidad publicó un nuevo reportaje que desnuda la realidad con la que conviven las mujeres de nuestro país día a día, ya que sumó los testimonios de 17 mujeres denunciando al escritor y ganador de dos premios nacionales, Warren Ulloa Argüello, por casos de acoso, abuso y violación. Desde la publicación del artículo más mujeres han sumado su testimonio al de las denunciantes en distintas redes sociales.

— Entre las mujeres que conversaron con el medio hay escritoras, comunicadoras, psicólogas, abogadas, ingenieras en sistemas, filólogas, trabajadoras en empresas privadas, una docente, una socióloga, una ingeniera en sistemas y una estudiante de Medicina. Sus relatos van desde maltratos verbales y acoso sexual hasta extorsión y episodios en los que fueron forzadas a mantener relaciones sexuales.

— Así lo afirmó, por ejemplo, una abogada y filóloga llamada Paola quien denunció a Ulloa con un relato difícil de leer:

Yo mido un metro y medio. Él en cambio mide como dos metros, es un hombre bastante corpulento. Yo me paralicé, sentí temor por mi vida, me sentí totalmente impotente, ni siquiera lograba tocar el suelo. En ese momento solo deseaba que todo pasara rápido y que no me hiciera daño. Recuerdo que él comenzó a lamer mi rostro, detalle que hasta el día de hoy me provoca asco y escalofríos recordar. Recuerdo el asqueroso olor a orines viejos que había en ese lugar. Él siguió tocando mi cuerpo y me hizo tocarlo a él, metiendo mi mano dentro de su pantalón. Yo lo único que pude hacer fue hablarle, pedirle que se calmara, que fuéramos con calma.

— Relatos similares también forman parte de la publicación de Universidad. Las voces acusantes aseguran que Ulloa también las agredió redes sociales y el Semanario tiene los pantallazos que dan fe de los ataques, los insultos, las amenazas y las agresiones. De hecho, así fue cómo iniciaron las denuncias que, hace poco más de un mes, empezaron a hacerse virales en redes sociales, luego que las acusaciones por acoso sexual que hoy llegan a la prensa, empezaran a salir a la luz.

— Margarita, Nancy y Viviana son parte de las voces que aseguran que Ulloa les escribía primero amistosamente y luego con preguntas pasadas de tono que siempre venían cargadas de reclamos y maltratos verbales cuando alguna de las mujeres se negaba a consentir la conducta. Ana también compartió su historia:

Yo le dije que yo no iba a tener sexo con él y me contestó que entonces yo para qué le iba a servir a él. Yo de forma ingenua le contesté que podía ofrecerle una amistad y me contestó riéndose, me dijo que yo como mujer solo le podía servir para dos cosas, darle dinero para patrocinar el libro o darle sexo.

— Las acusaciones se vuelven más graves cuando, entre los relatos de las afectadas, aparecen menores de edad. Varias de ellas han asegurado que tras ir a dar conversatorios o conferencias sobre su libro a los centros educativos, conseguía los correos electrónicos de las estudiantes para contactarlas.

— Una de ellas es Jimena, quien denuncia que tenía 14 años, en el 2005, cuando en su colegio ubicado en Belén se organizó un evento sobre literatura al que estaba invitado Ulloa y que “a los días me llegó una invitación de Messenger e inmediatamente noté que el correo y nombre de la persona se me hacían conocidos, 'Warren Ulloa'. Lo acepté con un cierto remordimiento pues yo creía que exponerme a hombres mayores era pecado, pero también pensé que era inofensivo pues esta era la persona que mi colegio cristiano había elegido como invitado, y me sentí halagada de que me recordara”.

Supongo que Warren creyó tener mi confianza y se dejó decir (por chat) que ‘quería tocar mi cuerpo y chupar mi culo’. Esta fue la primera insinuación sexual explícita que un hombre me hacía y siendo una niña que no sabía cómo manejar el acoso. Me asusté, bloqueé su contacto y borré las conversaciones por miedo a que mis papás se dieran cuenta de que todo eso había pasado.

— La otra menor, cuyo nombre se mantuvo en el anonimato, asegura que entre el 2007 y 2008 tenía a Ulloa en sus redes sociales y que él empezó a hacerle preguntas alegando que se trataba de una investigación para su, por ese entonces, nueva novela, la cual tendría como personajes personas adolescentes.

Las entrevistas o conversaciones giraron rápidamente a un contenido que me hacía sentir incómoda. Warren pasó de preguntar generalidades de mi vida estudiantil hasta preguntarme detalles íntimos de mi relación sexual con mi pareja de ese momento. Si me masturbaba y cómo lo hacía, si depilaba o no mi pubis, y plantearme escenarios explícitamente sexuales que sin duda me hacían sentir incómoda. Yo evadía responder esas cosas, aún pensando que eso era parte de la entrevista, y rápidamente corté esas conversaciones.

— Los distintos trabajos que Ulloa consiguió a partir de su reconocimiento como escritor y gestor cultural —como bien lo indicó el periodista Carlos Soto— facilitaron su acceso a mujeres dentro y fuera del gremio literario. El Semanario mencionó el ya aludido papel del escritor en colegios, por ejemplo, pero también su espacio Literofilia primero en web y luego con un programa de radio en Sinart dieron pie a historias similares. Ayer mismo Sinart anunció que puso fin al contrato que tenía con Ulloa. Espacios para los que también labora o dice haber laborado como Centroamérica Cuenta y El Farolito todavía no se han pronunciado.

— La casa editorial de Ulloa (Letra Maya) aún no se ha referido al asunto. Sin embargo, Uruk, que inicialmente publicó su obra, atendió inmediatamente la solicitud de Valeria Navas de dejar de publicar la edición de una novela de Ulloa que usaba su imagen en la portada.

— Semanas atrás, cuando el tema estalló en redes, Ulloa hizo una publicación en Facebook en la que denunciaba "al huésped que habita en mí, como en muchos otros" y aseguró que fue la masculinidad tóxica la que que lo motivó actuar como se denuncia.

— El tema es que acusar a ese huésped, para muchos, no es de recibo. Así lo señalaron tanto la abogada y activista feminista, Larissa Arroyo a CR Hoy, como la coordinadora del área de prevención de la violencia del Instituto Nacional de las Mujeres (Inamu), Ana Hidalgo, al Semanario.

— La primera señaló que "terminan haciéndose las víctimas diciendo que 'cometí un error', 'yo no me daba cuenta'" y que "eso es no asumir la responsabilidad por actos que son totalmente individuales. Esto no es un error, es error tras error en todos los años y no solo demuestra violencia sexual, sino agresividad para poder -a través de la manipulación- culpar a las mujeres".

— Hidalgo, por su parte, aseguró que “aquí estamos hablando de una actitud depredatoria hacia los cuerpos de las mujeres, en que lo más importante de destacar es que no es un hecho aislado, sino que son hechos que relatan muchas víctimas” y fue enfática en que el paso principal a seguir ante estos casos, es denunciar.

Lo mejor es que llamen al 911 en cualquier momento, o lleguen a las oficinas del Inamu. Muchas veces hay miedo e inseguridad y, muchas veces, las personas necesitan mucha contención emocional, antes, incluso, de atreverse a poner una denuncia.

— El caso se hace público precisamente en el momento en el que el movimiento #MeToo toma cada vez más fuerza: Nicaragua y México son dos de los ejemplos más claros pues en ambos países figuras públicas de la comunicación, académicos, escritores y cineastas, han sido acusados de incidentes de acoso y abuso sexual. Precisamente desnormalizar la violencia hacia la mujer, es el primer y más importante paso. Y hacia eso vamos.

Bonus Track: Pueden revisar algunos de los testimonios en MeTooCR en Facebook.

Esta nota es parte del Reporte: Laureado escritor nacional denunciado por abuso sexual; caso Marina Civil se complica.