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— Ayer el Semanario Universidad lo hizo de nuevo y nos atragantó el café de la mañana una vez más revelando nuevos detalles del escape del sacerdote acusado de violación, Mauricio Víquez Lizano, contra quien pesan 9 denuncias canónicas por abuso sexual a personas menores de edad y una en instancias penales que está llevando el Ministerio Público en estos momentos.
— Las denuncias de Víquez han escalado de nivel al punto de ensuciar a la cúpula de la Iglesia Católica costarricense que ahora está en el ojo público luego de que trascendiera que desde el 2003 sus personeros sabían de los abusos del cura y… no hicieron nada más que mandarlo a otra iglesia y posteriormente, ascenderlo al puesto de vocero de la Curia en temas de familia (posición de la que fue separado en 2016 cuando trascendió que mantenía conversaciones de carácter sexual con hombres).
— El tema es complicado, pues como les hemos venido contando, la legislación costarricense actual solamente permite a las víctimas de abuso que son menores de edad, denunciar a sus agresores a no más tardar 10 años después de que cumplen 18. Por eso es que solo hay una denuncia interpuesta en sede judicial.
— Lo que pasa es que la persona denunciante de este proceso (cuyo nombre se ha protegido) cumple 28 años el mes de setiembre próximo, así que la causa podría prescribir muy pronto (cosa que no hubiese pasado ni con este caso ni con los otros ocho si la Curia hubiese denunciado desde que se le notificó en 2003). Consciente de esta situación es que, según nos contó el Semanario este miércoles, Víquez habría salido del país y por eso es que ahora nadie sabe dónde está.
— El tema se pone más tenso ahora porque, después de la nota deUniversidad, ya sabemos que la cúpula de la Iglesia le avisó al cura desde diciembre del año pasado, que vendría una acusación penal en su contray que fue apenas días más tarde (el 7 de enero) que el sacerdote salió del país, imposibilitando la notificación legal que se requiere para continuar el proceso judicial.
— Así lo confirmó el vicario judicial de la Arquidiócesis de San José,Alejandro Jiménez, quien le aseguró al Sema que desde el año pasado,Víquez recibió la información sobre la denuncia canónica interpuesta y que los documentos contenían una copia de la acusación judicial presentada semanas antes, el 2 de octubre del 2018.
— El sacerdote autorizó al abogado José Francisco Madrigal para que delegara a dos asistentes legales y así conocer o fotocopiar el contenido del expediente judicial, en donde el joven denunciante relata los abusos que sufrió cuando tenía 11 años en la parroquia de Patarrá de Desamparados. — Víquez se encuentra prófugo y no aparece en ningún lado: el vicario Jiménez aseguró que ni siquiera ellos han logrado comunicarse con él para que hable con el “abogado canónico” asignado para Víquez en la investigación interna, el sacerdote guatemalteco Alfonso Molina Lara, quien tendría que defenderlo ante El Vaticano en el proceso que, eventualmente, le quitaría las credenciales sacerdotales (esa sería su mayor sanción en el proceso canónico).
— Más allá de eso, sin embargo, el tema es que si el cura no está en el país el proceso judicial no podría seguir por lo que quedaría impune por los actosdenunciados…. y aunque la Iglesia jura y perjura que no tienen idea de dónde está las referencias de este y otro caso definitivamente no son las mejores.
— Como ya refirió también el Semanario Universidad en una nota del año anterior, esta no es la primera vez que un sacerdote canta viajera y ya hay antecedentes de ayuda de la Curia en estos viajes: en 1998 se reportó que un cura de nombre Enrique Vásquez, escapó de Costa Rica un día después de que personeros del Patronato Nacional de la Infancia (PANI) lo denunciaran por abuso contra un menor de 11 años. Mientras era investigado, el obispo Ángel San Casimiro reconoció haberle financiado a Vásquez, en dos ocasiones, su estadía en un albergue para religiosos en México.
— Por eso es que el martes pasado un juez del Juzgado Penal de Desamparados emitió una orden de captura internacional contra Víquezque permite que ya se le pueda perseguir y arrestar en todo el mundo, lo que significa que Interpol entra en escena y que cada vez que el cura cruce un puesto fronterizo (por ejemplo, un aeropuerto), se alertará a la policía internacional para que se le arreste.
— Solo así se podría procesar al sacerdote, pues sus planes parecen estar muy alejados de volver a Costa Rica a dar la cara. Imagínense que incluso antes de irse, Víquez pidió un permiso de un año para ausentarse de su puesto como profesor en la Universidad de Costa Rica y ese permiso acaba el 31 de diciembre de 2019. Si Víquez regresase ese 31 de diciembre, ya no habría nada que hacer para procesarlo penalmente, pues el caso que queda vivo en la Fiscalía ya habría prescrito. Eso sí, dudamos seriamente que la UCR lo mantenga en su nómina de “educadores”…
— El tema es denso y no es, para nada, un hecho aislado: como bien lo informaba El País de España el martes pasado, las órdenes canónicas de todo el mundo están sudando frío al tener que admitir que en todo el globo se encubrieron abusos sexuales menores de edad y por eso ahora estántodas reunidas en una cumbre histórica, que por primera vez va a tratar el tema en El Vaticano con todo y el Papa Francisco (sobre quien también pesan acusaciones de encubrimiento de abusos) incluido.
— Nosotros, como siempre, vamos a seguir atentos y los invitamos a que ustedes hagan lo mismo, valorando y apoyando a cada uno y una de los y las denunciantes de estos y los demás casos de abusos sexuales que han conmocionado al país en las últimas semanas. La denuncia y tomarse con seriedad estos temas es la única forma de que a futuro no hayan más víctimas que lamentar, ni más pederastas a punto de salirse con la suya.
Esta nota es parte del Reporte: MEP liquida el bachillerato, BCR expuesto por auditoría y Víquez buscado por la Interpol