"Uno da misa y otros dicen que ni siquiera llegó el Padre”: Como exiputado y como actor político ecologista, nuestra lucha para dar alternativas realmente sostenibles en Crucitas, fue, es y será permanente. Pedirle cuentas a los “ambientalistas” es un acto cínico de irresponsabilidad política.
El despliegue de cinismo político en relación con la problemática de Crucitas, ha dado mucho de qué hablar. Apostando por la enfermedad del olvido, los oscuros intereses detrás de la minería maniobran para tirarle la responsabilidad a otros, en un tema en el que, sobre todo desde el PLN, están sumergidos hasta la mollera. Ahora se unen otras voces oportunistas e irresponsables, como la actual Junta Directiva del Colegio de Geólogos, que por puro interés gremial y particular, vuelven a vender humo, como ya lo hicieron hace más de diez años, planteando “minería sostenible y responsable”, cuando saben que no existe minería sostenible y que en nuestra América Tropical los proyectos mineros, legales o ilegales, sólo han traído contaminación, enfermedad, descomposición social e institucional y corrupción.
Es evidente que esta estrategia ha sido orquestada. En eso de “orquestar voluntades”, según la misma sentencia del Tribunal Contencioso Administrativo, los que se mueven tras la minería parecen ser muy eficientes. En la discusión pública ha sido evidente el intento por posicionar dos temas clave: 1). Los ambientalistas (individualizan a Edgardo y Frente Amplio, concentran ahí sus baterías, aunque meten a muchos en el mismo saco), se jalaron una torta al sacar a la ordenada y pulcra Industrias Infinito de Crucitas; dejaron abandonada la zona y desaparecieron. ¿Qué se hicieron? ¿Dónde están? ¿Por qué callan? 2). La otra opinión que pretenden posicionar es, que es mejor la extracción “ordenada” que lo que está pasando hoy. Consecuente y orquestadamente, preparan a toda máquina un proyecto de ley para derogar la prohibición existente de la minería metálica a cielo abierto.
“¿Dónde están Edgardo, el Frente Amplio y los ambientalistas? ¿Por qué callan? ¿Por qué abandonaron Crucitas?”, se desgañitan a coro algunas almas en pena en la Asamblea Legislativa, seguidas por el ejército de troles y respaldadas por los oscuros intereses económicos que siguen detrás de la explotación minera. En este particular, conviene utilizar un dicho que me enseñaron en San Carlos: “Uno da misa y otros dicen que ni siquiera llegó el Padre.” Otra vez, habrá que hacer ejercicio de memoria para combatir la enfermedad del olvido, en la que se alojan convenientemente la actual fracción del PLN y algunos otros actores interesados.
Si pedimos votos para llegar a un cargo público, nuestra primera obligación será siempre rendir cuentas. Orgullosamente puedo decir que fuimos el único Despacho Legislativo, del cuatrienio 2014-2018, que le presentamos a la ciudadanía un informe semanal de labores, desde el primer día, hasta el último de su gestión. Quien quiera profundizar, puede entrar acá o más concretamente, un resumen de todo nuestro trabajo en la zona de Crucitas y alrededores, aquí, e incluso aquí puede encontrar un video muy corto de una de las veces que organizamos una gira interinstitucional a la zona. Van a constatar la presencia, entre otros, del hoy Presidente de la República, quien planteó la importancia de que la zona saque provecho del excelente queso arrollado que se produce, y se planteó como proyecto la instalación de una planta procesadora que permitiera que los productores no estén, -como hoy-, en manos de los intermediarios. Ese proyecto se mantiene pendiente y se ha diluido en la inmensa maraña de la Administración Pública. Yo esperaría que don Carlos Alvarado lo mantenga como prioridad y que las nuevas diputaciones de la zona le den seguimiento a dicho proyecto (aunque alguna actual diputada cree que es mejor que se siga despedazando la zona, sólo que “legalmente”).
Otro proyecto, que será materia íntegra de otro artículo, es la adquisición de la finca en la que están los cerros Fortuna y Botija (principal referente minero ilegal) para llevar adelante un Centro de Educación y Capacitación en Desarrollo Sustentable. Algunos críticos nos llamarán ilusos. Supongo que así les llamaron a quienes en su momento impulsaron la EARTH en Guácimo, el CATIE en Turrialba o la Universidad para la Paz en Ciudad Colón.
El problema de Crucitas es el mismo de muchas comunidades de la zona fronteriza norte: el abandono. Poca gente, pocos votos, pocas posibilidades de ejercer presión efectiva hacia quienes tienen el poder. Hasta hoy, Crucitas nunca ha sido prioridad para ningún gobierno. Mientras siga así, nunca solucionaremos el problema. En ese tema, como diputado, en los últimos 4 años estuve muy solo. No vi al PLN preocupado por apoyar nuestras gestiones, ni al PAC preocupado por convertir el tema en una prioridad de Estado.
Como actor político que fui elegido popularmente, me pueden pedir todas las cuentas que quieran y estoy obligado a darlas, sobre lo que hicimos o dejamos de hacer en la zona, a pesar de estar aislado y ser diputado de oposición. Pero exigirles cuentas a los “ambientalistas” sobre lo que sucede en Crucitas, lo que se hizo o se dejó de hacer, no solo es ser “car’ e barro” —como diríamos en San Carlos— si no que constituye un acto de absoluta irresponsabilidad política de los que sí han tenido el poder real para cambiar el destino de la zona. Basta averiguar cuánto del presupuesto municipal de San Carlos se ha invertido en la zona de Crucitas en los últimos 20 años (mismo alcalde del PLN de toda la vida) y se darán cuenta de a quién hay que preguntarle qué hizo por Crucitas; basta ver el porcentaje del presupuesto del INDER, y del resto del gobierno central en los últimos 30 años, para saber a quién hay que pedirle cuentas de lo que no se hizo en Crucitas.
El día que el ecologismo tenga el poder, ese día exijan todas las cuentas del mundo. Mientras ese día no llegue, la misión del movimiento ecologista y ambientalista será exigir que el Estado, y los demás actores de nuestra sociedad, se ajusten a la normativa ambiental e institucional para llevar adelante su actividad. Para garantizar que esta Casa Común pueda sostener la vida para las generaciones que no han nacido. Eso fue lo que hicimos y orgullosos los haremos las veces que sea necesario.
Ahí está para quienes, de buena fe, quieran informarse. Probablemente mañana, los troles y las almas en pena, dirán que ni siquiera escribí este artículo.
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