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— Otra noticia incómoda para despertar nos llegó este martes en la mañana, cuando nos dimos cuenta de que la Sala Constitucional ordenó a seis instituciones iniciar el saneamiento de seis nacientes de agua que abastecen a los habitantes de Río Cuarto de Alajuela y que fueron contaminadas con el herbicida bromacil porque, según se determinó, todas ellas conocían de la existencia de denuncias por riesgo de contaminación de diversas nacientes en las comunidades afectadas y... ajá, nadie hizo nada.

— La declaración se da a raíz de un recurso de amparo interpuesto por las Asociaciones de Sistemas de Acueductos y Alcantarillados Sanitarios de Santa Rita, La Tabla y Santa Isabel de Río Cuarto de Alajuela que, según detalla un comunicado de la Sala publicado el lunes en horas de la tarde:

Los Magistrados declararon con lugar el recurso, pues se acreditó que desde hace años todas las instituciones involucradas -Instituto Costarricense de Acueductos y Alcantarillados, Tribunal Ambiental Administrativo, Ministerio de Salud, Ministerio de Ambiente y Energía, el Servicio Fitosanitario del Estado y el Ministro de Agricultura y Ganadería-conocían la existencia de denuncias por riesgo de contaminación de diversas nacientes en las comunidades afectadas y, pese a ello, incumplieron su obligación, en atención al principio de coordinación interinstitucional en materia ambiental y del principio precautorio, de atender la situación con la premura necesaria para este tipo de problemas. Lo que derivó en una crisis del servicio de agua potable en la zona, ante la salida de operación de las nacientes Brenes, Nicrodal, La Flor del Acueducto de Santa Rita, La Flor del Acueducto de Santa Isabel, La Culebra y Nicolás Rodríguez, por contaminación por agroquímicos.

— Debido a esto, dichas instituciones deberán, en forma inmediata, iniciar el proceso de saneamiento y eliminación de residuos de agroquímicos de las fuentes de agua que abastecen a las comunidades de Santa Rita, La Tabla y Santa Isabel de Río Cuarto de Alajuela, pues en el pasado todo el mundo sabía que las estaban contaminando con bromacil y eeeeee... nadie hizo nada.

Dato D+: El bromacil es un producto químico empleado en plantaciones piñeras, cuya función es combatir las malas hierbas en las plantaciones de piña. Desde el 5 de junio de 2017 su uso está prohibido en el país mediante decreto 40423-MAG-MINAE-S, debido a que, como se usaba en tan amplios espacios de tierra, tenía un alto riesgo de contaminar las aguas subterráneas y los mantos acuíferos.

—  Piñeras, piñeras, piñeras, piñeras ¡otra vez! y el Estado volviendo la cara para otro lado ¡otra vez! Porque si el trago no había sido ya lo suficientemente amargo, un poco más entrado el día nos encontramos con la nueva edición del programa "Cartas sobre la Mesa" en la que esta vez RT Internacional decidió meter más a fondo el dedo en la llaga y recordarnos el precio carísimo que paga el país por la exportación de piña.

— El programa, que es modalidad mesa de diálogo, contó con la presencia del oficial del PNUD en desarrollo sostenible y resiliencia en el país, Kifah Sasa; del ambientalista Mauricio Álvarez de la Federación Ecologista de Costa Rica; y de la abogada ambientalista y asesora legislativa, Sofía Barquero, quienes conversaron sobre las consecuencias que nos deja como país, ese billón de dólares que entran actualmente por concepto de cultivo piñero. Consecuencias de las que ya todo el mundo ha hablado pero que... ajá, ignoramos volviendo a ver para otro lado, como con el bromacil.

— Según los datos del PNUD suministrados por Sasa, Costa Rica produce el 50% de la piña fresca que se consume en Norteamérica y el 50% de la que se consume en Europa. Lo que la hace tan atractiva para el consumidor es que la que producimos es bastante más dulce que la que se comercializa en otros sitios. ¿Se acuerdan que hace 20 años se nos rajaba la lengua comiendo piña? Bueno, con nuestra piña eso no pasa y eso es lo que nos convierte en el exportador preferido. Lo que sucede es que ahora la consecuencia no está en las lenguas, si no en los impactos ambientales y las denuncias por pésimas prácticas laborales que giran en torno a este cultivo.

— "En Costa Rica, la piñera que se ajusta a la norma es la excepción", aseguró Sofía Barquero en una alarma que no debemos pasar por alto, pues al estar sometiendo a 58 mil hectáreas de cultivo (según cálculo de la FECON) a semejante producción piñera, nos estamos llevando entre las patas al medio ambiente. A las denuncias por el bromacil y múltiples contaminantes provocados por este monocultivo, se les une que el año pasado el PNUD informó que entre el año 2000 y el 2015 se utilizaron 5.565,9 hectáreas de cobertura forestal para sembrar piña, a las que también debe sumarse la erosión del suelo en el lugar, la pérdida de ganado por "la mosca de la piña" y el incumplimiento de las leyes laborales, ya harto conocidas.

— De hecho, hay una denuncia realizada esta misma semana en el Twitter de la Presidente Ejecutiva del INAMU y Ministra de la Condición de la Mujer, Patricia Mora, que señala que:

La situación de las mujeres en muchas de las fincas de monocultivo de nuestro país (piñeras, bananeras, yuqueras y meloneras) es de absoluto irrespeto a sus derechos laborales. Desde que estoy en el Instituto Nacional de las Mujeres, INAMU he sostenido reuniones con grupos de mujeres trabajadoras de ese sector que han llegado a presentarme sus denuncias y buscar apoyo en la defensa de sus derechos.

— Apenas iniciando este año, les contamos de las denuncias realizadas por los trabajadores de Empaques Bellavista en la Frontera Norte, quienes aseguraban que se les había despedido por haberse afiliado sindicalmente y que incluso, los estaban presuntamente obligando a firmar sus finiquitos laborales, realidades que RT también le contó al mundo cuando habló de cómo se cultiva piña en este país verde y democrático.

— Según datos del PNUD, el 90% de la producción piñera del país la controlan 40 grandes empresas con nombres enormes como Dole, Chiquita, Del Monte que son, por supuesto, las más fáciles de mantener bajo control por el peso de su marca.

— Sin embargo, también están las otras, las pequeñas, que son más de 1400 y que suelen ser las que más contaminan y que afrontan denuncias por incumplimientos. Esas que luego van y le venden a las grandes compañías que, a su vez, luego se lavan las manos diciendo que son las chiquiticas las culpables de todo, porque son ellas las que no tienen el paquete tecnológico necesario para evitar que los agroquímicos lleguen al suelo, o que son las que no pueden pagar los derechos de su asalariados... etc., etc., etc. Y así, de nuevo, todos se lavan las manos y vuelven la cabeza a otro lado...

— Este es "El precio de las dulces frutas", como tituló la alemana DW el año pasado, al dedicarle un reportaje a la producción de piña de nuestro país. Este reportaje señala que cada fruto en Alemania cuesta entre 1 y 3 euros (entre 700 y 2 mil colones) para darnos el total de 1 billón de dólares que le caen a las arcas del Estado pero no a los salarios de los trabajadores, ni a la limpieza de los ríos contaminados con bromacil. Ese es el tema que debemos empezar a ver, sin voltear la cara, para así calcular realmente, cuánto es que nos están costando esas 2 millones de toneladas que exportamos cada año.

Esta nota es parte del Reporte: Piñeras en la picota, el MEP trata de apagar su incendio y Costa Rica manda un claro mensaje a Nicaragua.

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