— El drama del cemento cansó a la opinión pública. Lo entendemos. Lo sabemos. ¿Cómo no? Si una vez más para la ciudadanía lo que queda es el famoso “aquí no ha pasado nada” que ha llegado a puntos desesperantes.

— Esta semana el Consejo de Gobierno giró un escueto comunicado donde básicamente dio a entender que tras 14 meses de ¿investigación? equiparaba la sanción para los tres directivos del Banco de Costa Rica que seguían suspendidos: Paola Mora, Francisco Molina y Mónica Segnini. El trío, completo, fue despedido.

— El mal sabor de boca que arrojó la decisión se explica fácil. En resumen, a Molina y Segnini se les cobra defender los intereses del banco. Punto. “Contribuyeron a debilitar la cultura corporativa del Banco de Costa Rica como componente fundamental del buen gobierno”. Como si hubiesen hecho mejor en no denunciar lo que denunciaron...

— Ya bien lo dijo Segnini a CR Hoy:

Me preocupa que la opinión del Consejo de Gobierno sobre mantener una buena cultura de gobierno corporativo sea no denunciar. Actué con probidad, protegiendo los intereses del Banco y conforme lo indica el Código de Gobierno Corporativo, los hechos (en torno a la denuncia contra Paola Mora por alternar un acta) los presenté a la instancia respectiva y alerté a la Superintendencia de Entidades Financieras (Sugef)

— En fin. Una de esas denuncias fue, precisamente, la que dio a pie a uno de los hechos probados que causaron el despido de Paola Mora: ordenó al secretario de actas de la Junta Directiva del BCR modificar una acta después de que fue aprobada en firme. Esto con el fin de alterar un comentario que hizo Alberto Raven en el sentido de que él en lo personal, nunca hubiera aprobado el financiamiento a una empresa que no tenía experiencia en el ámbito comercial (Sinocem, de Juan Carlos Bolaños).

— Ni Raven ni ningún integrante de la Junta Directiva tenían injerencia en el otorgamiento de créditos como el de Sinocem y fue —como se comprobó— un comentario aislado, pero por alguna razón Mora quiso que no quedara en actas. Posteriormente trató de usarlo en contra de Raven pero la movida le salió al revés y hoy el gesto (que comprende un presunto delito de falsedad ideológica) fue uno de los elementos que terminaron de convencer al Consejo de Gobierno de despedirla.

— A ver: que esto no es nuevo y lo sabemos desde hace un año pues clarito, claro y conciso lo dijo el propio secretario (Pablo Villegas) ante la Asamblea Legislativa. Lo ¿nuevo? es que ayer La Nación dio a conocer que la Fiscalía confirmó que abrió una causa a Mora para investigar si incurrió en delito...

— La pregunta es: ¿HASTA AHORA? En efecto no tenemos registro alguno de que tras la confesión de parte (digo, más claro imposible) se haya iniciado con la causa penal que, en todo caso, ciertamente no requería (visto lo visto) todo este tiempo de por medio para (en lo que a este delito refiere) “investigar”.

— Pero así mismo lo informa La Nación: “El expediente es el 18-145-0033-PE y se mantiene bajo investigación, en una etapa privada para personas ajenas al proceso”. Vamos... que de verdad uno no entiende los misterios del cemento. La realidad supera la ficción.

— Si el más obvio de los delitos (con la evidencia contundente emitida en televisión abierta en vivo para todo el país) se encuentra “en investigación” un año y pico después... y si la gente que intentó actuar con decencia fue despedida por la puerta de atrás con una resolución que no da a entender otra cosa más que “gracias por tratar de defender los intereses del banco, tome su despido” la verdad es que muchos de los que pusimos la cara por este caso no podemos dejar de hacernos preguntas. Muchas preguntas.

Bonus track: En Pulso CR¿Por qué el Gobierno echó a los directivos que denunciaron el Cementazo?

Esta nota es parte del Reporte: Cementazo: dudas y zozobra, estudio de la UCR… también…