La primera imagen es una tortuga vuelta al revés. Una postura incómoda; una imagen fuerte.

Es la foto de una portada que cuenta una historia y, en aquel caso la metáfora aludía a un país que en los últimos años ha caminado lento, como la tortuga, en los temas estratégicos del desarrollo humano nacional.

El problema que describía esa imagen no es solo que caminemos muy despacio. Significaba también la posposición de decisiones vitales para nuestro futuro, ese “patear el tarro hacia delante” por parte de un sistema político que ha llevado a una acumulación de riesgos, por no atender los problemas estructurales de nuestro estilo de desarrollo.

La otra idea que se quiso plasmar con esa imagen, es la postura de la tortuga: al revés, indicando que está sumamente expuesta a cualquier amenaza, su caparazón no la defiende. Además, esa imagen nos recuerda que esa incómoda posición no puede mantenerse por mucho tiempo sin que se afecte la salud.

Nuevamente, la metáfora es que las decisiones que hemos dejado de tomar han elevado el costo de variar el rumbo que llevamos. Lentitud, vulnerabilidad y creciente insostenibilidad: tres ideas fuerzas que el Estado de la Nación en el 2017 subrayó acerca de la situación de Costa Rica y que esa portada procuró captar.

Aquel informe del 2017 del Estado de la Nación y su portada llamaba a una modificación en el estilo de gestión política del país y reiteraba la necesidad de impulsar acuerdos sobre los temas fundamentales para el bienestar de las mayorías.

¿Cuál es la imagen que nos muestra el Estado de la Nación para el 2018? ¿Cuál es ese relato gráfico que, por medio de un golpe visual, comunica un mensaje de fondo para el país?

Según relata el propio Estado de la Nación hubo varias ideas para la portada del 2018. Una fue “doblamos la esquina”, para referirse al hecho de que el país vive una nueva época.

Otra idea fue “se acabó la fiesta”. Lo que alude al hecho de que, por años, nuestro Estado ha funcionado por encima de sus posibilidades acudiendo al endeudamiento, y que hoy sus problemas de liquidez hacen inviable continuar por ese sendero.

¿Cuál es la imagen de la portada definitiva del Informe de 2018? Un cable sometido a la presión de fuerzas contrarias. La imagen comunica tensión y peligro, porque hay varios hilos cortados que no soportaron la tirantez. Sin duda, pese a su fortaleza, la capacidad de soporte del cable está disminuida.

La imagen también propone un mensaje de urgencia, pues el grosor del cable aún resiste, lo que da tiempo —no mucho— para reparar el daño. Este último es casualmente el otro concepto de la portada y que el Estado de la Nación señala como: “no es momento para perder tiempo, contemplar el entorno con pasividad o discutir inútilmente, de manera estéril, sin actuar”.

En el Estado de la Nación 2018, la portada es una metáfora de la situación por la que hoy atraviesa nuestro país. Empezamos a vivir tiempos difíciles: las debilidades o puntos ciegos de nuestro estilo de desarrollo (ambientales, económicos, sociales y políticos), que por años los distintos informes han estudiado, se anudan hoy con una crisis fiscal que es tanto financiera como política e institucional.

La aprobación de la llamada “Reforma Fiscal”, nos da un respiro, pero en el futuro inmediato, entiéndase ya, tenemos que resolver el dilema de efectuar, en democracia, profundas reformas económicas, sociales e institucionales, de manera que los sacrificios no recaigan sobre los sectores más débiles.

Esas reformas incluyen el tema de compras públicas, el rediseño del transporte público y el fortalecimiento del Consejo Nacional de Concesiones, empleo público, educación dual, teletrabajo, flexibilidad laboral, regular el derecho a huelga versus servicios esenciales, simplificación tributaria, energía y el esquema de la seguridad social, entre las reformas necesarias que vengan a mejorar la competitividad y elevar la productividad.

La reactivación económica no es una bandera de un partido político en particular, es y debe ser de todos. Nos corresponde mirar hacia lo que sigue después de la reforma fiscal sin mezquindades.

Tenemos un país “tilinte”, pendiendo de un hilo, una línea tensa a punto de reventarse que nos sostiene con fuerza y que no sabemos cuánto más se mantenga.

El 2018, como lo dibuja la portada del Estado la Nación, es un año donde nuestra cuerda se sostiene por poco y varios de sus hilos se empiezan a romper. Aún hoy conservamos un hilo que sostiene a miles de personas a punto de caer en la pobreza, aunque tristemente otros ya han caído. El hilo que mantiene nuestro sistema de salud universal, ejemplo para el mundo, está a punto de reventarse. La cuerda que representa lo que Costa Rica ha alcanzado en desarrollo humano y nos ha puesto en los primeros puestos de Latinoamérica, está cediendo.

Esta cuerda maltrecha y a punto de romperse depende de nuestras acciones individuales y colectivas. Depende de las políticas que implementemos de aquí en adelante. Si la cuerda se rompe, desencadenaría un abismo entre clases y desconectaría la última fuente de energía que hoy nos mantiene con una luz de esperanza.

Estas portadas, pero sobre todo el contenido de los informes, nos debe provocar a la reflexión sobre la situación actual y el futuro del país. Además deben retarnos, racional o emocionalmente, obligarnos a tomar posición frente a la imagen que tenemos de frente y saber actuar, actuar hoy, que mañana ya es tarde.

Este artículo representa el criterio de quien lo firma. Los artículos de opinión publicados no reflejan necesariamente la posición editorial de este medio.