¿Qué estamos esperando para recuperar la paz social?

Argentina es hoy ejemplo no del clásico del siglo sino del fiasco del siglo. Todos los ojos del mundo están sobre el país del sur por las razones incorrectas. Mientras tanto, en Costa Rica, luego de décadas de tolerar lo intolerable en los estadios vemos humo blanco con un acuerdo histórico, firmado por los líderes de las barras del Saprissa y el Alajuelense.

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Nos comprometemos a erradicar de una vez por todas la violencia en los estadios de fútbol firmando un acuerdo de paz tanto en los recintos deportivos como en las calles, en los barrios, antes, durante y después de realizados los encuentros de fútbol de los equipos que representamos, atrás quedan años en los que nos movía la violencia, estamos en épocas en las que los actuales referentes buscamos soluciones alternativas y efectivas para acompañar a nuestros clubes en todo el territorio nacional, como fuera de este, nuestros pensamientos van más allá de lo que se pensaba en otrora, labor social, acercamiento real con las autoridades máximas de seguridad de nuestro país, abrir puertas que se cerraron en el pasado por nuestros malos comportamientos y lo más importante hacer que la visita vuelva en los clásicos, algo que añorábamos en ambos bandos.

Cierto que, como dije, los ojos del mundo están en Argentina. Pero ¿por qué no ha recibido más difusión esta noticia? Hoy, que no faltan voces que ridiculicen los valores que han consolidado nuestra democracia —con sus defectos, como cualquier otra— llama la atención que esfuerzos como este, que sí responden a nuestra visión de mundo y vida, no se “viralicen”.

Que estos muchachos que tan mala vida nos han dado por tanto tiempo —yo mismo dejé de ir al estadi0— se acerquen, resuelvan y propongan es el ejemplo por excelencia —caído del cielo— que tanto necesitamos en estos momentos para aceptar que ya la Sala Constitucional resolvió lo que resolvió y que no hay momento más oportuno para retomar el diálogo y asegurarnos de que todos los sectores de la sociedad estén representados.

Nadie va a “ganarlas todas”, tocará que ceder y tocará aportar, pero también toca aceptar las reglas del juego, desde la voluntad del pueblo en las urnas hasta los alcances del Estado de Derecho. Este año plagado de crisis no debe pasarse por alto como una oportunidad dorada para sentarnos a resolver nuestros principales conflictos y problemas y poner a caminar al país.

Ahí, en los estadios, nada menos, nos están recordando por dónde se empieza. Estamos a tiempo.