No sé si la cultura del “después” o la procrastinación está arraigada en Latinoamérica, en la región centroamericana o es algo muy muy tico, tan tico, que podría considerarse deporte nacional, lo que sí es verdad es que postergar, dejar para después, patear la bola para adelante, va desde las grandes decisiones país hasta las pequeñas decisiones personales y esto ha causado que históricamente nos toque pagar una factura muy alta en casi todos los ámbitos de la vida
Y es que el “después” no tiene una fecha establecida, no tiene línea de tiempo, solo existe en el imaginario de quien lo dice, no se ve en un diagrama de flujo o en diagrama de red, porque ese “después” puede ser una semana, un mes, un semestre, un año y en el caso de muchas de nuestras grandes decisiones país, hasta una década
Los temas del momento son: 1- la crisis fiscal y la aprobación del proyecto de ley 20580 sobre Fortalecimiento de las Finanzas Públicas 2- la huelga, donde los sindicatos quieren dejar para “después” la reforma fiscal y además quieren dejar para “mucho más después” las reformas de empleo público, que a pesar de que no les afecta a ellos, si podría debilitar la cantidad de agremiados, generando que cada vez sean menos, debido a que ante la pérdida de “beneficios” no se cuente con una motivación suficiente para permanecer sindicalizado, entonces, el pulso que se juegan los sindicatos en la calles no es por el impuesto a la canasta básica, es una lucha por mantener su “poder”.
Volviendo a la cultura del después, recordemos que en nuestro país el deporte número uno es el fútbol (al menos es el más mediático) y para hacerle honor a esta premisa, nos encanta patear la bola para adelante. Nuestro desorden en gasto público, evasión fiscal, exoneraciones, cobro efectivo de los impuestos, infraestructura, competitividad, atracción de la inversión extranjera, costo de vida, nivel de la educación pública, empleo público, etc., son temas que hemos dejado para “después”, nadie le ha querido meter mano a muchos de estos temas y seguimos siendo una sociedad tercermundista, mucho gracias a nuestros gobernantes, pero también gracias a nosotros quienes los hemos elegido
Una posible explicación de esta cultura – al menos en el sector público – podría ser que en nuestro país estamos permanentemente en campaña electoral y eso tiene como consecuencia que exista un cálculo político exagerado y que los tomadores de decisiones, precisamente no tomen decisiones a tiempo. Increíblemente quienes apoyaban los impuestos en campaña electoral hoy son opositores, pero ¿Por qué? Por puro cálculo político, hoy son ellos quienes promueven que se patee la bola – otra vez – hacia a delante, pero en campaña abogaban por una solución fiscal y un paquete de impuestos. Nuestra permanente campaña electoral se evidencia cuando un día sí y otro también se ligan a personajes de la política con posibles precandidaturas presidenciales o para diputados.
Algunos ejemplos de las “cositas” que como país hemos dejado para “después”, - valga recordar que el “después” no tiene un tiempo definido, si no que existe solo en el imaginario de quien lo promueve -, por ejemplo:
- Carretera San Jose – San Ramón, ni concesión ni nada, después de la férrea oposición de algunos, más de 3 años después, no hay nada, todo quedo para “después”.
- El MEP sigue sin evaluar a sus maestros en general, pero sobre todo a los que enseñan inglés y mientras tanto el nivel de inglés de estudiantes de 5° año es deficiente, el MEP sigue pateando la bola hacia adelante.
- El MOPT interviene una calle en mal estado, la arregla y atrás viene el AyA haciendo huecos para cambiar tuberías, el AyA vuelve a destruir la calle y su arreglo queda para “otro día”
- Como país hemos dejado la planificación entre instituciones para “después”.
- La emergencia decretada por el gobierno anterior y que urgía de la intervención de más de 10 puentes a nivel nacional, quedó en el papel y las soluciones quedaron para “después”.
- El uso de créditos aprobados para desarrollar infraestructura queda para “después” y mientras hay cientos de millones que no se usan.
- El tema de ampliar el periodo presidencial a 6 años no se toca, quizás así descansemos de la perpetua campaña electoral en la que vivimos y quizás en periodos más largos los gobiernos tengan más margen de maniobra – o quizás no – pero este es un tema que se verá “después”.
- Las municipalidades dejan para “después” el arreglo de aceras, caminos y calles cantonales.
- La Asamblea Legislativa viene pateando la bola desde hace mucho tiempo, en lo relacionado a la reforma de su reglamento, mientras tanto un solo diputado puede paralizar durante todo un día la discusión de temas importantes, solo porque a él le da la gana.
- La reforma del método en cómo se eligen a los diputados, ha quedado para “más adelante”.
- La tarea de los hijos la dejamos para “después” y por eso corremos los domingos en la noche para terminarla y para comprar los materiales que deben llevar el lunes a las 7 am.
- Algunos siguen postergando su preparación académica y se les pasa la vida pateando la bola para adelante en este tema.
- El arreglo de las canoas de la casa lo posponemos durante todo el verano y nos acordamos que están dañadas en el primer aguacero.
- Dejamos para “después” la visita al doctor y cuando vamos, ya es tarde.
- Bajar de peso, pero si ya viene diciembre, eso mejor lo reviso en enero (como cada año).
- El “después” nos tiene en el embrollo fiscal en el que estamos. Queremos resolver en un mes algo que se acumuló por décadas. Es como querer salir bien en el examen final, estudiando la noche antes.
Y la lista podría seguir, es más, lo invito a que haga el ejercicio usted mismo: haga un recuento de las cosas que hemos postergado por mucho tiempo y haga un balance de las posibles consecuencias que eso ha tenido. Quizás algunos ejemplos le parezcan simplistas, pero la intención es que nos demos cuenta que dejar las cosas para “después” aplica en muchísimos ámbitos de la vida pública y privada, y tiene sus consecuencias
La cultura del “después” nos tiene adormecidos, no vemos los problemas urgentes que necesitan ser resueltos y nos andamos por las ramas, un día, ese “después” nos va a estallar en la cara, cuando sea tiempo de tomar decisiones y estas ya no sean tan simples como en un inicio, porque uno de los problemas que tiene dejar las cosas para luego, es que conforme pasa el tiempo, la solución al problema tiende a ser más invasiva y a generar más consecuencias paralelas.
El problema fiscal ya nos estalló en la cara, se nos acabó el tiempo y debemos dejar de patear la bola para adelante y resolver el problema o al menos buscar mitigar su impacto a la sociedad, a la gente más vulnerable, pero ¿será que tenemos conciencia de que existe gente a la que realmente le cuesta la vida? Es muy fácil no sentir compasión por los menos afortunados cuando se tiene todo al alcance, entendamos que si bien el plan fiscal tocara el bolsillo de todos, su no aprobación nos traerá consecuencias mucho peores también para todos y aquella paz social de la que hemos gozado, se puede perder…
¿Será que los diputados y los magistrados dejan de posponer las soluciones y las reformas que necesita el país en este y en muchos otros temas y se ponen serios de una vez?... esperemos que sí, pero que sea pronto
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