Es media tarde, y luego de una ardua tarea logrando coincidir con la agenda de la vicepresidenta y canciller de la República, Epsy Campbell Barr (que incluyó varias cancelaciones a nuestras citas pactadas) me hago presente a su oficina. Dicen que la tercera es la vencida: esta vez logramos coincidir.
La cancillería está junto al INS, ahí por el CENAC. Muchos la conocen como la Casa Amarilla y aunque por fuera tiene un aspecto agradable y por dentro luce muy limpia, sigue habiendo algo en ese edificio que hace que se sienta como cualquier otro espacio gubernamental, no sé si serán los colores, o el olor.
Cinco minutos antes de la hora acordada arribo. El oficial de seguridad me dirige hacia una pequeña oficina donde me hacen tomar asiento. Sentada y de pierna cruzada me quedo esperando a que la señora vicepresidenta se apersone. En la oficina trabajan dos amables señoras que me acompañan mientras aguardo.
Unos 10 minutos después de haber llegado un asesor se asoma a la oficina donde permanezco y tímidamente dice: doña Epsy está atrasada. Acto seguido sale de la oficina, no sin antes solicitarme que por favor la espere un rato más.
Los minutos pasan y un silencio incómodo se empieza a apoderar de la oficina. Gradualmente, las señoras de semblante amable, apretujan sus labios y se muestran atentas, pero me brindan esa mirada como de “ay ya tiene 17 minutos esperando, que pena”.
A pesar de lo difícil que fue coordinar este encuentro yo no estaba impaciente por la impuntualidad; digo, estamos claros en que es la vicepresidenta y canciller de la República, su agenda en cualquier momento se puede complicar; pero cuando uno espera cada minuto se convierte en la eternidad misma.
Al minuto 20 de mí espera, de nuevo aparece el asesor de la canciller y me hace seguirlo hasta la oficina de Campbell. Saludo a su secretaria y nuevamente me pide tomar asiento, cruzo mi pierna esta vez para el otro lado. De pronto se abre la puerta, para este momento llevo esperando media hora, y en lugar de doña Epsy, aparece el periodista Álvaro Murillo, ¿qué Tril, viene saliendo?, para saludarlo me levanto y le contesto “no, voy entrando”. Extrañado mira su reloj y antes de que diga algo me apresuro a decirle que la agenda va atrasada.
A estas alturas una cosa es clara, hoy no habrá perfil, hoy me resigno a una entrevista apresurada.
Luego de un par de minutos más, me hacen salir de la sala de espera y me dirigen hacia el aposento principal de la, también, dos veces diputada de la República. Cuando ingreso, Campbell se encuentra sentada en una silla. Viste un ajustado vestido color café y un elegante pañuelo cuelga de su cuello.
De entrada le agradezco por atendernos y le pregunto de cuánto tiempo disponemos. Ella hace un gesto como de no saber y vuelve a ver a Alexander, su asesor, que permanecerá el resto de la entrevista sentado a su izquierda, también grabando sus palabras; tenemos 25 minutos, responde.
Okay, entonces vamos a abordar primero los temas de cancillería, y para otro momento quedará su perfil, comento yo.
La intención de esta entrevista es conocer el punto de vista de Campbell sobre cómo sacar provecho de las relaciones exteriores. Me interesa saber cuál es su punto de vista sobre la política internacional. ¿Tiene este gobierno estrategias concretas para colocar a Costa Rica en espacios internacionales de incidencia real o solo simbólica?, ¿cuáles son los criterios de idoneidad y profesionalidad para nombrar embajadores (as)?, ¿qué piensa la canciller sobre la utilidad de la diplomacia?, etc.
La política exterior es sumamente importante, sin embargo, a menudo queda enmarcada en lo que la o el canciller haga o diga en espacios políticos internacionales, como la ONU, etc., pero es mucho más que eso. Un país como el nuestro debe valerse de la "diplomacia" para obtener beneficios concretos, como planes de cooperación en seguridad para combatir el narcotráfico, por ejemplo. O para aumentar nuestros ingresos, ¿cuánto dinero ingresa a Costa Rica producto de los TLCs, y cómo potenciarlo?
El 80% del comercio internacional del país está cubierto por Tratados, según Procomer, bueno, ¿cómo se presenta nuestro país ante el mundo comercial y no solo político?, ¿cómo lograr que, de una vez por todas, nuestra política exterior no sea solo diplomacia y el comercio y la cooperación internacional sean también temas visibilizados por Cancillería?
Me parece que siempre ha habido un tremendo divorcio entre Cancillería, Procomer, Mideplán y otras instituciones que trabajan temas exteriores. Es que, el Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto, no debería ser solo Culto, no debería solo jugar en la arena política, que es evidentemente donde más brilla el o la canciller. Sé que las fotos de nuestros representantes en escenarios tan importantes como Naciones Unidas deslumbran, pero ojo, que el brillo no nos deje ciegos.
Necesitamos más que discursos, necesitamos resultados. Hoy, el propósito es conocer estrategias y puntos de vista.
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Empecemos por lo básico doña Epsy, ¿para qué sirve la política exterior en un país como el nuestro?
—Bueno, la política exterior es fundamental para el desarrollo del país. Costa Rica es un país pequeño geográficamente y en población, sin embargo su vinculación con el exterior le permite crecer económicamente y le permite fortalecer la política social; le permite avanzar en políticas ambientales, porque finalmente somos parte de una región. No estamos en función de nosotros mismos.
Es crucial [la política exterior] para generar oportunidades de todo tipo, científicas, de cooperación. Costa Rica ha sido receptor de cooperación en diferentes áreas y en diferentes sectores, y además para demostrarle al mundo lo que tenemos para dar.
Así que, realmente la política exterior en un país como Costa Rica ha sido fundamental y debe seguirlo siendo.
También exportamos intangibles como democracia, Derechos Humanos, empoderamiento económico de las mujeres, porque finalmente nos entendemos parte de un planeta y, en este momento como planeta tenemos una sombrilla que son los Objetivos de Desarrollo Sostenible [ODS, 2030, de la ONU], en donde no solamente estamos nosotros comprometidos, prácticamente está el mundo entero.
Ahora, ¿cuál es su visión estratégica de la política exterior?
—Bueno, primero para mí la visión más importante es que la política exterior debe estar vinculada con la política doméstica, con la política local. No son dos mundos aparte.
Cuando nosotros ponemos énfasis en nuestro trabajo en el exterior es porque queremos fortalecer las capacidades internas y darle un lugar a Costa Rica para que Costa Rica pueda caminar más aceleradamente.
Allí hemos identificado algunos ejes de prioridad que se ligan perfectamente con el plan Nacional de Desarrollo.
¿Cuáles son estos?
—Como uno de los ejes de política exterior tenemos la diplomacia económica y comercial, también tenemos la educación como una posibilidad para dar un salto cualitativo en el desarrollo a nivel interno, es decir, la diplomacia de la innovación.
El tema de convertirnos en un país no sólo carbono neutral sino tener un plan de descarbonización completamente agresivo que sea pionero a nivel global, para este eje tenemos la diplomacia de ambiente y cambio climático que, en la política interna nos llama a convertirnos en un laboratorio internacional sobre cambio climático y energías limpias.
En materia de inclusión social hemos identificado algunos [puntos] importantes que tienen que ver con la incorporación de las provincias costeras y de los sectores más retrasados. El presidente Alvarado nos ha dicho que siempre que estemos tomando una decisión pensemos en quienes vienen más atrás, en los que tienen más necesidad.
Y, entonces, respecto a estos puntos tenemos la diplomacia de la inclusión social, la cultura y el empoderamiento político y económico de las mujeres. En esa diplomacia incorporamos los temas de Derechos Humanos, de personas afrodescendientes y los temas relacionados con pueblos indígenas y jóvenes.
Porque evidentemente creemos que, en términos de inclusión social hay unos sectores que , como ha dicho el presidente Alvarado, están rezagados y por ende debemos hacer un énfasis en ellos.
Finalmente, tenemos una política [exterior] sobre temas donde la historia nos ha fortalecido, como la paz y la democracia y, aquí le hemos incorporado lucha contra la corrupción y transparencia.
No hay democracia sólida si hay corrupción, y esos son los nuevos elementos que juntamos en la política exterior más histórica, pero que le dan un énfasis particular.
Finalmente, tenemos un sombrero regional que es la diplomacia del bicentenario, porque realmente creemos que en materia del bicentenario, Centroamérica debe dar saltos cualitativos en materia de la institucionalidad que responda a las necesidades de la gente, y que nos permita hacer transformaciones históricas que han estado pendientes en el contexto del SICA [Sistema de la Integración Centroamericana], esto en el compromiso que tiene nuestro país con el cumplimiento de los objetivos de desarrollo sostenible y la agenda 2030.
Y desde el punto de vista geopolítico, según usted, ¿cuáles son las áreas más críticas para nosotros?
—Bueno, nosotros tenemos un aliado estratégico para toda la vida, con el que hemos tenido relaciones complejas pero que es un socio que impacta nuestra vida cotidiana, Nicaragua.
A nivel regional nos entendemos cómo región, pero entendemos que la situación política y social de Nicaragua nos obliga a tener énfasis importantes para anticipar algunas de las realidades que tenemos que enfrentar producto de esa crisis.
Hemos entendido además que, el multilateralismo es la herramienta fundamental con la que pueda jugar Costa Rica en el ámbito internacional y le hemos dado un papel fundamental a la OEA [Organización de Estados Americanos], donde pronto terminaremos la presidencia.
Pero, es en estos espacios donde creemos que debemos ser muy fuertes para impactar no solamente en lo regional, sino para tomar decisiones a nivel del continente que nos traigan resultados importantes.
Tenemos como plan estratégico fortalecer nuestras relaciones con la Unión Europea, con China y con los Países Árabes. Realmente la administración anterior inició un trabajo muy interesante de relaciones con los Países Árabes y nosotros creemos que ahí debemos fortalecer... Emiratos Árabes, Qatar, etc..
Son nuevas posibilidades que ya tienen relaciones establecidas pero creemos que le podemos sacar mayor provecho. Por supuesto, China. China es nuestro segundo socio comercial y hemos cumplido 10 años con las relaciones con China, 11 para ser exacta.
Sabemos que tenemos que relanzar estas relaciones para pensar más en función de nuestros propios intereses y que, de alguna manera, no nos pase por encima las prioridades de este gigante asiático.
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Aunque esta entrevista no incluyó un espacio para observar con detenimiento ni preguntar a fondo, a fin de hacer un perfil más completo de la vicepresidenta, lo cierto es que nuestro encuentro me deja varias impresiones sobre su personalidad. Primero, encontré evidente su desinterés en nuestra conversación.
Sus cajoneros “bueno…” cada vez que responde una pregunta dan cuenta del poco esfuerzo que hace al contestar. Las generalidades señaladas en sus contestaciones son casi discursivas, es lo que cualquier canciller diría para salir del paso, respecto a las preguntas planteadas.
Algunos podrían pensar que las preguntas también son cajoneras, pero aquí la periodista no busca protagonismo, sino dar un espacio para que el público lea la visión estratégica de política exterior que tiene la jerarca, sin embargo, hasta el momento el ejercicio no ha dado frutos.
Los clásicos puntos son los que relucen: democracia, Derechos Humanos, China, Países Árabes… Nicaragua.
La canciller habla con un tono de voz en apariencia diplomático, pero a veces su subconsciente la traiciona y suspira como con pereza. Sin embargo, en cuanto le pregunto sobre algunos criterios de nombramientos en embajadas, su tono de voz se altera y ella también.
Con un tono desencajado dice: “yo quiero decir algo que parece no es obvio para todo mundo”, ante tal frase, naturalmente mi ceño se frunce y entonces ella intenta volver a su tono diplomático, pero ya el mensaje había sido dado.
Con su actitud al contestar, la canciller se coloca en un sitio de superioridad, al pensar que en política o realidad “hay cuestiones obvias”, lo que hizo que de este punto en adelante me enfocara más en observar su comunicación no verbal que en la verbal, de todas maneras, para eso está la grabadora, para capturar sus palabras y yo para percibir sus intenciones.
En ocasiones, doña Epsy, al no prestar atención a mis preguntas, incluso empieza a responder antes de que las termine de plantear. Los pocos minutos que llevamos de entrevista se empiezan a tornar eternos. Como quien dice, con una tijera se podría cortar la tensión.
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Doña Epsy, en este sentido, ya que estamos hablando de las prioridades geopolíticas críticas para nosotros, eso que usted menciona, por ejemplo las relaciones con China y Emiratos Árabes, en este sentido, aparte de la designación por carrera profesional, ¿cuáles otros criterios priman para la designación de estos diplomáticos?
—Bueno vamos a ver, nosotros en todos los casos buscamos idoneidad. Hay diplomáticos de carrera que no son idóneos para algunos destinos. Punto. Entonces, buscamos [a] las personas idóneas para las prioridades que lleva cada embajada.
Quiero decirle que por primera vez en la historia de esta cancillería los diplomáticos que salen [a una embajada] tienen que salir con un plan de trabajo que esté ajustado a las prioridades de la política exterior de nuestro país y al Plan Nacional de Desarrollo.
No van a ir a ver qué se les ocurre cuando llegan a cada uno de los lugares de referencia. Cada uno [embajador (a)] recibe una ficha país, que además tienen que fortalecer, para que permita mirar en dónde van a estar las prioridades dentro de los próximos cuatro años.
Yo quiero decir una cosa que parece que no es obvia para todo mundo, -dice exaltada- pero la Constitución de la República le da al presidente de la República no el derecho, sino la obligación de elegir a quién lo representa en los diferentes países. Y esto quiere decir que el presidente elige a los embajadores y a las embajadoras como nos elige a nosotros los ministros y ministras.
O sea, de acuerdo a la idoneidad, tenemos algunas responsabilidades. Entonces, nosotros tenemos una bolsa de diplomáticos de carrera y buscamos quiénes son los mejores personas con los mejores perfiles para ir a representarnos al exterior.
Por ejemplo, las personas que se nombran en China y en Emiratos Árabes, ¿ellos tienen algún grado de especialidad y conocimiento sobre esas zonas?
—Exactamente. Vamos a ver, en algunos casos, voy a poner el ejemplo de China, allá tenemos un perfil casi totalmente resuelto, es el perfil de una persona que ha tenido relaciones con China en los últimos 20 años, que conoce el tema comercial, tiene acercamiento en lo cultural y que entiende las oportunidades que puede dar China, también entiende las dificultades culturales. Entonces ese es el perfil.
Si una solamente se pusiera a mirar a lo interno [diplomáticos de carrera] realmente no tendría mayores opciones, y así lo hacemos con los diferentes países.
En algunos casos yo no tengo ninguna [opción] en ninguna de las listas, ni siquiera en las listas de los oferentes, ni en la lista de diplomáticos de carrera. Entonces, me he puesto como tarea [encomendada] del presidente, buscar [fuera de diplomáticos] en el país quienes tienen ciertas características para ocupar ciertos puestos.
Porque yo creo que es una responsabilidad muy grande, y por supuesto se la presento al presidente Alvarado quien, en última instancia, es el que debe tomar la decisión, porque finalmente en un régimen presidencialista. Es así cómo funciona la representación internacional.
Entonces, si bien estamos comprometidos, y eso hay que decirlo claramente, con la profesionalización de la carrera como todos los países del mundo, hay una serie de representantes que tienen que ver con idoneidad y objetivos políticos, geopolíticos y económicos y comerciales.
Hemos tenido experiencias extraordinarias con diplomáticos y hemos tenido experiencias no tan gratas. O sea, ser de carrera no implica que la persona haya hecho un excelente papel.
Ser de carrera implica que usted sí sabe cuál es la normativa de las misiones, pero nosotros queremos gente que vaya hacer una transformación en términos de las responsabilidades que le estamos poniendo y que sean capaces de dar resultados.
Entonces estaremos evaluando de la misma manera a quienes vienen de la carrera y a quienes no. Si usted no es capaz de dar resultados en la misión que se le encomienda, que pena pero el presidente Alvarado requiere, en estos 3 años y 8 meses que nos quedan, resultados concretos en la política exterior.
Ilustremos uno de los casos con los que las personas podamos tener cercanía porque conocemos a la persona, en este caso Ana Helena Chacón en España, ¿cuáles fueron los criterios que se utilizaron para nombrarla?
—Bueno en sencillo, muy fácil. Ana Elena es una experta en Relaciones Internacionales, es profesional en Relaciones Internacionales, ha tenido como énfasis la política social de nuestro país, no sólo la ha manejado desde la vicepresidencia de la República, sino como ex diputada y ex viceministra; es una persona que tiene conocimiento claro de la realidad europea, y particularmente española.
Con España uno de los énfasis es todo el tema de la diplomacia de la inclusión social, la cultura y los Derechos Humanos, que ahí tiene el empoderamiento político y económico de las mujeres. Creo que en esa área es donde tendremos mayores resultados en materia de cooperación en materia de intercambio de conocimiento entre Costa Rica y España.
Ella tiene como mandato que desarrollemos de mejor manera la economía naranja, todo lo relacionado con cultura. España ha aumentado, avanzado montones en producción audiovisual, que aquí hemos empezado a avanzar. Ella tiene ese mandato.
En política social por ejemplo, España tiene experiencias extraordinarias en materia de discapacidad, de empoderamiento económico y político de las mujeres; de manera que no forzamos a Ana Helena en España, es que ahí queremos tener ese énfasis.
Ese es uno de los dos énfasis que queremos: diplomacia de la inclusión social, la cultura, el empoderamiento político y económico de las mujeres, de la cual, los Derechos Humanos son parte central.
Entonces, esa es una forma en la que usted dice el puesto y la persona, y el énfasis... Pero además, antes de irse Ana Helena tendrá —tuvo— una reunión de trabajo conmigo y con el equipo de política exterior para hacer la presentación de su plan de trabajo.
Hay algunas embajadas en las que queremos impulsar el tema del intercambio comercial de pequeñas y medianas empresas. Ahí buscaré, y estamos buscando, un pequeño productor que maneje lo internacional y también sepa dónde está la producción agropecuaria costarricense que se pueda vincular con nuestro socio comercial, y no simplemente las típicas relaciones comerciales que hacemos a través de los tratados. Alguien que busque canales, con un convenio que por cierto tenemos con PROCOMER, de la diplomacia comercial que inició en el período anterior.
Esa es la lógica de buscar idoneidad en los puestos.
Eso que usted me está diciendo me lleva a mi otra pregunta, ¿cuáles son las posibles alianzas que no estamos explotando con otros países [de la región]?
—Muchos, realmente. Yo creo que Costa Rica, en el último tiempo se ha centrado más en su imagen comercial y no en todo lo que tenemos para ofrecer. Le puedo decir con certeza que en materia de economía cultural Costa Rica está mucho más adelantada que los países de la región centroamericana.
A pesar de que hay una gran cantidad de producción cultural centroamericana, los Festivales Internacionales de las Artes, que hacemos aquí, no los puede hacer ningún otro país de la región centroamericana. Porque ya tienen unos vínculos particulares que nos permiten convertirnos en un punto de referencia.
Hay alianzas estratégicas que tendríamos que potenciar con socios como Colombia. Nosotros, con Colombia tenemos una experiencia cercana en lo que se llama diplomacia deportiva, en unos intercambios deportivos que Costa Rica tiene un gran expertise. Por ejemplo, estamos exportando surf, se hizo una alianza con unas comunidades en la costa pacífica colombiana, con profesores costarricenses, y ahí hay potencial, que no solo permite potenciar al país, sino que, nos permite potenciar otros recursos producto del intercambio.
En términos de turismo ecológico, con Colombia tenemos mucho que potenciar. En esta materia Costa Rica es un socio estratégico, casi para cualquier país.
Nosotros venimos desarrollando, casi de manera sistemática, un modelo de turismo ecológico que es susceptible a ser llevado a la región, y más allá de la región. Pues, ahí están unos socios que nos están esperando.
Para no decir otros temas, creemos que debemos tener una alianza estratégica en el abordaje con los pueblos afrodescendientes en países que han avanzado y con los que nosotros tenemos; y con los pueblos indígenas también.
Yo cuando pienso en nuestro próximo representante en una misión como en Bolivia, diay, nosotros tenemos mucho que aprender sobre el tema de pueblos indígenas, porque a pesar de que hemos caminado, hemos caminado más lento que nadie. Y, allá tienen un avance sustantivo, muchísimo mayor. Para eso sirven las misiones [diplomáticas].
Doña Epsy, en cuanto al trabajo del servicio exterior y las empresas que usted había mencionado antes como, Mideplan, MEP, MINAE, PROCOMER, ¿cuál es la estrategia con ellas para impulsar la diplomacia?
—Por primera vez tenemos un Consejo Presidencial sobre Política Exterior, Cooperación Internacional y Negocios Internacionales, este es el espacio primario donde coordinamos.
En calidad de vicepresidenta y canciller de la República, lo presido yo, y esto nos permite conjuntar una visión de Relaciones Internacionales (R.I.); porque es verdad que históricamente nosotros [en Costa Rica], a veces, hemos tenido una especie de desarticulación en materia de R.I.; pero, esta visión también nos permite traer a los ministros para ver qué es lo que queremos en algunas materias, por ejemplo, usted mencionó MEP.
Actualmente, nosotros estamos terminando un estudio para ver [valorar abrir] una embajada en Suecia, ¿por qué?, bueno, resulta que el modelo educativo sueco es de los más exitosos, en general en escandinavia, a nivel mundial.
Pues entonces allí, lo que queremos mirar son los temas en cuanto a innovación y educación, en tanto esa es una de las prioridades que el presidente Alvarado ha colocado en el Gobierno del Bicentenario.
¿A quién llevaremos al Consejo Presidencial? al ministro de Educación para que nos diga qué es lo que estaríamos buscando. Entonces, teniendo claro cuál es el diagnóstico de lo que tenemos valoramos dónde están las mejores prácticas y dónde articulamos desde ahí.
Creo que esa es una visión estratégica que nadie antes había hecho y que nos obliga a coordinar con Turismo, Comercio Exterior, Planificación, Hacienda; nos pone en una sintonía de que este es un pequeño gran país que debe tener una visión de vinculación al exterior.
El año pasado, el CIEP señaló que, en general, el acceso a la información en cuanto a política exterior, no era la mejor, en el sentido de que al consultar el trabajo de alguna embajada, etc., había poca apertura. ¿A qué se compromete su gestión en cuanto a mejorar la transparencia?
—Lo primero es que, tenemos planes de trabajo que serán accesibles para quien quiera seguirlos.
¿A partir de cuándo?
—A partir de ya, o sea lo que pasa es que nosotros tenemos muy pocos embajadores que se han ido. Pero, lo que hacemos es de conocimiento público, todo.
Aquí no hay nada que pueda ser secreto, lo que hace un embajador es lo mismo que hago yo como ministra; ellos son ministros del presidente en el exterior, yo les tengo que dar seguimiento porque es mi responsabilidad como canciller, pero todo lo que se hace en esta cancillería, cualquier cosa es de acceso universal y transparente.
Por primera vez, hay un decreto en donde se establecen los ejes de la política exterior, entonces tenemos la posibilidad (interrumpo)...
Disculpe, ¿recuerda el número de decreto?
—No lo recuerdo. Pero las prioridades de política exterior se establecieron mediante un decreto presidencial y por lo tanto es de cumplimiento obligatorio.
Ahí está la primera forma de transparencia. Los ejes de la política exterior se le presentaron a todos los funcionarios de esta cancillería para que todo mundo sepa en dónde es que vamos a estar alineados.
Anterior a este puesto que usted ocupa actualmente, ¿había tenido usted alguna experiencia en relaciones internacionales o servicio exterior?
—Yo realmente vengo del mundo internacional. Tengo una maestría en cooperación internacional para el desarrollo, he estado involucrada con organismos internacionales desde hace más de 20 años en mi papel de consultora internacional.
Realmente el mundo más cercano que he tenido en mi trabajo profesional ha sido el mundo internacional, y eso es lo que me tiene aquí.
Es decir, yo no empecé a conocer el mundo internacional a partir de este nombramiento. El hecho de que había un gran conocimiento internacional de quién era yo cuando ganamos las elecciones es la mayor evidencia, porque evidentemente mi carrera internacional no estaba empezando con la cancillería.
Durante los 8 años que fui diputada he estado en la Comisión de Asuntos Internacionales dándole seguimiento desde lo nacional a la política exterior, y por eso es que cuando llegué aquí, es uno de los espacios donde más cómodamente una se puede sentir.
Porque a mí no me van a contar cuentos sobre el Sistema de Integración Centroamericana, no sólo he estado vinculada él, sino también he escrito sobre temas de política exterior y realidad internacional, [hecho] que me faculta a asumir un cargo como éste.
Entonces le haría yo una pregunta extra doña Epsy, con este conocimiento que usted tiene, siendo autocríticos, ¿en qué está fallando Costa Rica respecto al servicio exterior?, ¿qué es lo que usted ha visto durante su experiencia internacional que dice “esto hay que cambiarlo”?
—Yo pienso que cuando una mira los defectos en lo que piensa es en lo que hay que fortalecer. Me parece que hay que fortalecer la imagen del país más allá de lo comercial.
Nos hemos centrado muchísimo en la promoción comercial de nuestro país. Creo que nuestro país puede avanzar mucho más en la oferta de cooperación internacional, tenemos cosas extraordinarias que se podría decir que no estamos promocionando de la manera en la que lo debemos promocionar.
En este sentido deberíamos avanzar en una agencia de cooperación costarricense que ha estado en debate, pero muy en pañales, porque da miedo pensar en una nueva institución, pero en realidad Costa Rica está más que lista para avanzar en este sentido.
Y lo tercero, en política exterior hay que enmarcar cada periodo constitucional en objetivos claros porque la dinámica internacional te consume, pero cuando una tiene prioridades existe la posibilidad de vincular ese trabajo internacional con el trabajo doméstico.
Listo doña Epsy, gracias.
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Muchas gracias a usted, me dice Alexander, "muy obediente, 26 minutos". Mi palabra es todo lo que valgo, le contesto en mi mente.
Al momento de terminar nuestra entrevista, si bien la canciller no recordaba el número de decreto presidencial con los ejes de política exterior, es porque no había sido publicado. En cuanto a los programas de trabajo de los embajadores que recién se fueron de misión, tampoco fue posible ubicarlos en la página del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto.
El hecho de que doña Epsy contestara con generalidades del tipo “unos ejes”, “una política”, me confunde para entender algún punto concreto. Es decir, aunque en la parte de los ejes los pudo mencionar, su explicación fue vaga y un poco redundante.
El argumento que usó para responder el tema de nombramientos, en cuanto a que lo que buscan es idoneidad para que la persona designada no llegue a “ver qué” se contradice un poco cuando en la misma respuesta dice que la persona designada “recibe una ficha país, que además tienen que fortalecer, para que permita mirar en dónde van a estar las prioridades dentro de los próximos cuatro años”, es decir ¿aún no saben cuáles son las prioridades?
Luego de 26 minutos de entrevista, y más de seis horas de edición, aún tengo dificultades para entender “lo obvio”. Las relaciones exteriores siguen siendo, para mí, una explicación intangible, complicada y poco cortés. Percibidas hasta el momento como actos simbólicos, aunque en algunos campos eso simbólico tenga un gran significado, en política lo simbólico nunca es suficiente.