— Me ha llamado poderosamente la atención cómo se manejó en medios y redes el mensaje que publicó ayer Patricia Mora.

— Dependiendo del medio que usted lea, el tono que se le asigna a sus palabras y el énfasis que se encuentra en su mensaje. Una vez más, sana evidencia de lo importante que es leer tantas fuentes como sea posible siempre que se aborde un tema delicado.

— Me parece que en general se procuró vender la idea de que su mensaje fue más que rebelde casi soberbio e irrespetuoso, en plan boicot inclusive (“la emprende contra el Gobierno” leí por ahí, por ejemplo). Ehm… yo vi a Doña Patricia muy tranquila, sentada y compartiendo su punto de vista con absoluta serenidad y mucho respeto.

— De su mensaje más bien destaco “el camino de la negociación no nos es desconocido”, frase que igual dice ella e igual la dice Óscar Arias. ¿O acaso no podemos coincidir en eso? Lo que parece es que súbitamente sí nos está resultando desconocido ese camino… ¿O no? ¡Qué ganas de polarizarlo todo!

— Dejando de lado el sesgo ideológico que pueda ubicar a una u otra persona “a favor” o “en contra” de la posición de Patricia lo claro y concreto es que en resumen, lo que ella dijo fue 1— Que no comparte la agenda económica del Gobierno 2— Que deben de abrirse las vías de la conversación. Fin.

— El punto 1 lo sabía Carlos Alvarado desde que la designó en el INAMU tanto como ella sabía la posición de Rodolfo Piza sobre el aborto cuando aceptó el puesto. ¿Estamos claros en eso verdad? El punto 2 no tiene nada de inapropiado o desafiante y ni siquiera es opuesto a la posición oficial del presidente que ha dicho que está dispuesto a dialogar… (recordemos que fueron los sindicatos los que exigieron el retiro total del plan fiscal como condición para conversar).

— Por eso me sorprende un poco que se haya escalado tanto este tema (y varios otros ayer…). Porque Patricia ni siquiera pidió que se retire de corriente legislativa el proyecto de ley. Si hubiera dicho eso pues quizá la conversación daba para más… pero… ¿exigir su renuncia por ser consecuente con las ideas que siempre ha defendido y que harto se conocían a la hora de confiarle la jefatura del INAMU? Mmm no.

— Me atrevo a decir que veo con buenos ojos tanto que Patricia discrepe con el Gobierno como que el Gobierno se permita trabajar con personas que, sin sabotear la labor del Ejecutivo o desconocer la autoridad del presidente, se permitan discrepar e incluso así (respetuosamente) expresarlo.

— Lo peor que puede hacer Carlos Alvarado ahora es despedirla. Espero, de verdad, que no cometa ese error. No solo porque no procede sino porque encima, la martirizaría y se echaría encima a todavía más gente de la que ya tiene sobre los hombros. Desde un punto de vista de comunicación política sería un suicidio. Y, citando a un hombre que ya escuché citado dos veces esta semana… ¡no están las magdalenas para tafetanes!

Esta nota es parte del Reporte: Miércoles complicado, aturdido y doloroso del 13 de setiembre del 2018