— No voy a comentar el intercambio Silva-Bolaños a fondo porque me revolcaría el estómago y comprenderán que estoy en un momento de mi vida en el que estoy procurando cuidar un poco más de mi salud...

— Sí, por el tono de esa línea ya habrán notado que este primer punto del reporte va a ser en modalidad vieja escuela, apenas para recordar aquella larga y oscura temporada de El Cementazo, cuando este boletín daba apenas sus primeros pasos.

— Les hablaba de mi salud. Pues claro, me toca cuidarla y muy bien porque no es como que tengo médicos amigos dispuestos a improvisarme a última hora (no olviden ese detalle) una incapacidad sacada de la manga si de pronto se me ocurre, no sé... que yo estoy por encima de cualquier otro costarricense y puedo escapar de atender al llamado de la Asamblea Legislativa.

— Parece aquel un detalle menor, pero, como muchos otros de la trama Bolaños, ahora resulta que lo olvidamos. Seguro no tardaremos en leer a su muy competente abogado publicando otra diatriba en mi contra y otra justificación cargada de flores y miel para alias Pulpito, quien hoy pasó a llamarse alias Pobrecito.

— Así estamos: levantando en brazos la más ruin de nuestras características, en prime time. La carta de la falsa víctima eternamente utilizada en este país a diestra y siniestra por gente sin escrúpulos que se aprovecha de quien sea que se preste para hacerle el juego y salirse con la suya.

— A ver, si rescato el incidente de no querer ir a dar la cara al Congreso en particular es porque ayer Bolaños se dejó decir que no ha podido expresarse... ¡vaya que pudo! Otra cosa es que no quiso y tuvieron que mandarlo a llamar con la ley para que aceptara...

— ¿Y qué hizo una vez que estuvo ahí? Comportarse como un patán. Sí, todos lo recordamos. Y si bien a nadie se le va a culpar de ningún delito por ser arrogante y altanero cuando está en una posición de poder ciertamente tampoco se le va a construir un altar a la inocencia si nos pone cara de telenovela cuando las circunstancias son otras...

— Ojo, que el crédito, a pesar del cinismo, hay que dárselo. En Costa Rica la posición de “pobre de mí viera lo que me pasó” aunque el “lo que me pasó” sea completamente falso ha probado ser exitoso en incontable cantidad de ocasiones. Un pelo de tonto este hombre nunca ha tenido.

— En fin ¿qué rescato de la entrevista? Por supuesto, una actuación digna de un Golden Raspberry y... poco más. Eso sí: es cierto que patinó gacho-gacho Bolaños cuando le tocó hablar de la tarjeta de crédito con la que se pagó el pasaje de los #PanamáPampers —y el exmagistrado sudó la gota gorda— pero la verdad es que en términos generales mostró treeeeemeeenda solvencia, entrenamiento y preparación para sacudirse sin mayor problema de todas las preguntas (así fuera enredando, atarantando o desviando el tema).

— Por lo demás, lo que ya se sabe: un mago de la palabra que a pura hablada habría levantado el Estadio Nacional entero en cemento de Sinocem si le hubiera dado la gana. En fin, a Édgar Silva JCB le aplicó la de Valderrama contra Argentina en el 5-0...

— “Sí, es importante su consulta...”. Mmm ya.

— Nótese, eso sí, que Bolaños se dejó decir que nunca le pagó a nadie, sobornó a nadie o pidió ayuda a nadie. Y que precisamente por eso (por ser honesto) está ahí (preso). Apunten ese detalle. Y apunten el nuevo tango del audio (JCB procura desacreditarlo por completo) que no deja de ser ameno, porque la carta fuerte de Bolaños ahora es volver a tirarle a Alberto Raven y volver a meter a Guillermo Quesada en el baile y ojo... porque eso podría abrir la caja de Pandora equivocada. Ya veremos.

Bonus track: Puede “disfrutar” de la entrevista en Teletica.com.

Hidden track: Mientras tanto... los exdirectivos del BCR “eternamente suspendidos” siguen recibiendo sus dietas (mjm, eso incluye a Paola Mora) sin que el Gobierno logre resolver qué va a hacer con ellos...

Esta nota es parte del Reporte: De Silva, Bolaños, la huelga y Yankelewitz del 12 de setiembre del 2018.