En el marco de la discusión de la reforma fiscal, mucho se ha dicho sobre las propuestas tributarias. Uno de los temas que que más ha generado debate es el del Impuesto al Valor Agregado (IVA).

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Aunque recientemente la comisión dictaminadora del proyecto votó a favor de eliminar el 2% de IVA que se pretendía cargar a la canasta básica, lo cierto del caso es que esa medida todavía se puede revertir, tanto en la propia comisión como cuando la discusión pase al Plenario Legislativo. Hacienda espera así recuperar los 65 mil millones de colones que buscaba captar con este impuesto.

La explicación de por qué se considera necesario este impuesto se ha abordado en casi todos los medios del país, incluido este, sin embargo, las voces más disidentes también se hacen campo para hacerse escuchar.

Hoy, en un legítimo ejercicio de democracia salvaje, nos sentamos a conversar con José María Villalta, figura insigne del Frente Amplio (FA) que hoy ocupa la única curul alcanzada por el partido en las pasadas votaciones. De la mano de “Chema” (2010-2014) el Frente pasó de 1 a 9 diputados (2014-2018) y hoy, de nueva cuenta, enfrenta el congreso con una bancada unipersonal. 

Ese único, sin embargo, es probablemente la figura más reconocida dentro de la agrupación. Utilizo la palabra “reconocida” no como juicio de valor por sus buenas o malas propuestas, porque cada quien tendrá su manera de verlo, sino porque es un nombre fácil de ubicar por la población. “Ahhhh, Villalta, el del Frente Amplio”. A eso me refiero.

Ahora, en cuanto a ese ejercicio democráticamente salvaje de sentarme con él, confieso sin reparo que se trata más que todo de una necesidad personal. Luego de haber conversado con varias personas sobre el IVA llegué a la conclusión de que era necesario, ¡no tenemos plata, el Gobierno necesita recursos!

Pero a la vez me cuestioné cómo, en medio de tanto razonamiento que respalda el IVA, no  había tenido la oportunidad de conversar con alguien que estuviera en contra. Me pregunto ¿cuál es su argumento?

Por eso, y para discutir un par de temas más, es que hoy les compartimos el encuentro con el frenteamplista. 

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REFORMA FISCAL

En medio del bombardeo público de que el 2% del IVA a la canasta básica es necesario, usted tiene otra lógica, otros argumentos. Más allá de lo que ya ha compartido, ahondemos un poco en sus argumentos más analíticos, ¿por qué se opone a este impuesto?

—Bueno, el plan fiscal plantea ponerle impuestos a bienes de consumo esencial, como los alimentos, los productos de la canasta básica, medicinas. También a servicios privados que, también son de consumo esencial, como la salud y la educación.

El problema de estos impuestos es que son profundamente regresivos. El IVA es un impuesto regresivo que impacta más a los sectores de la población de menores ingresos, en términos proporcionales. Es decir, para la gente de menores ingresos, el pago de estos impuestos representa un mayor porcentaje de sus ingresos totales, que son escasos, porque son bienes de primera necesidad. Sobre todo en el caso de la canasta básica y los medicamentos.

Hay un estudio reciente de la UCR, del Instituto de Investigaciones Económicas, que enfatiza en esto, que a como está planteado el IVA, en el impuesto a la canasta básica, aumenta la regresividad de nuestro sistema tributario.

Entonces, el Gobierno nos dice que esto es indispensable para la recaudación, pero cuando uno se va a revisar otros impuestos en el plan fiscal se da cuenta de que no son tan agresivos.

El plan fiscal no es tan agresivo en los cambio en materia de renta, es decir, el impuesto de renta, que es el otro pilar del sistema tributario, en el plan fiscal no vemos las  modificaciones sustantivas ni tan agresivas que sí se vemos en materia del IVA o Impuesto de Ventas.

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En este sentido, lo que nosotros [FA] planteamos es que, en estas condiciones el IVA lo que hará es aumentar la pobreza, por golpear a los sectores más vulnerables. También planteamos que sí hay alternativas para no cobrarlo en canasta básica.

Algunas ya las hemos plasmado en mociones, donde eliminamos el impuesto a la canasta básica y a los medicamentos, y el monto que el Gobierno nos ha dicho que esperan recaudar con esos impuestos, proponemos recaudarlos con otros tributos. De ahí nos copió la idea Restauración Nacional, de subir el impuesto a los licores.

Para recaudar los 66 mil millones que dice el gobierno que representa el IVA a la canasta básica y a las medicinas, nosotros, en el primer día de mociones, planteamos subir un poco el impuesto a los licores, que no son de consumo indispensable. Y también le hemos planteado al gobierno que para no subir demasiado el impuesto al licor, se puede repartir también entre los cigarrillos, vehículos de lujo y subiendo en dos puntos porcentuales la tasa del impuesto de renta a las grandes empresas.

Todas estas cosas ya se hicieron en el pasado. En el gobierno de Abel Pacheco, en el año 2003, se aprobó una ley que se llamó Ley de Contingencia Fiscal, [Ley 8343, año 2002], que temporalmente por dos años subió estos impuestos al consumo suntuario y a la riqueza, digamos a las utilidades. Esa ley ayudó a equilibrar las finanzas públicas y fue probado que la mayoría de los tributos que se plantearon tuvieron éxito. Aquí no estamos descubriendo el agua tibia.

Pero, igual cuando no se haga ninguna de estas cosas [propuestas del FA] el plan fiscal es muy débil en cuanto a los cambios que se deben hacer respecto al impuesto sobre la renta, que es el impuesto que realmente grava la riqueza, las utilidades.

Aún con la última propuesta del Gobierno no se cierran los portillos que permiten la evasión y el fraude fiscal de los más ricos.

¿Cuáles son estos portillos?

—Por ejemplo, el tema del uso fraudulento de sociedades para dividir y fragmentar el patrimonio, los paraísos fiscales, y el juego con sociedades que disfrazan el pago de dividendos. Hemos dado una pelea muy grande con Liberación [Nacional] con el tema de subcapitalización, que es uno de los principales portillos.

Esta es muy importante porque se habla mucho de esto, pero es complicado de dimensionar, en fácil, ¿cómo podemos entender la regla de subcapitalización?

—Los grandes evasores y elusores de impuestos, porque hay una línea gris entre evasión y elusión, lo que hacen es usar diversos portillos para inflar sus gastos o inventar gastos y decir “yo no tuve utilidades, no tengo que pagar renta”.

Por eso, hay grandes empresas que de pronto uno ve que tienen una gran actividad económica, impresionante, pero declaran que no tienen utilidades y no pagan renta.

Elaboración & fuente: Ministerio de Hacienda Sectores que presentan más deuda por intereses. Elaboración & fuente: Ministerio de Hacienda

Uno de los portillos es inflar los gastos financieros, por ejemplo, decir “yo tuve que pagar mucho por intereses [en préstamos] este año, estoy muy endeudado y por eso no pago renta, porque mis gastos son mayores que mis ingresos”, entonces, uno de los mecanismos es inflar los gastos, entre comillas, por intereses.

¿Cómo lo hacen? tramitando supuestos créditos con empresas vinculadas al mismo grupo económico, que están fuera del país, o que se prestan para este chorizo, y simulan un préstamo, o se hacen realmente un préstamo, y el pago de intereses de ese préstamo lo meten como gasto financiero y en la contabilidad sale que no tienen utilidades.

Entonces, a nivel internacional lo que se ha hecho es poner tope a lo que se puede deducir como gasto por pago de intereses y esa es la norma de subcapitalización.

Inicialmente, Liberación [Nacional] argumentó que de la manera que estaba planteada iba a golpear a las pequeñas empresas y a las empresas que estaban muy endeudadas. Pero hay un estudio de Hacienda que muestra que las empresas que usan este portillo fraudulento no son las pequeñas empresas.

Las grandes empresas del sector inmobiliario son las que hacen grandes ganancias con especulación inmobiliaria, con construcciones y con alquileres. Y las del sector comercial. Entonces, nosotros no entendemos, tenemos algunas hipótesis, pero racionalmente no entendemos por qué la fracción de Liberación le ha hecho tanta guerra a esto de la subcapitalización.

Al final, parece que han llegado a un acuerdo con Hacienda, de permitir la norma, pero con una serie de excepciones, por ejemplo, que cuando son bancos los que prestan a las empresas, como se supone que el banco tiene un control y entonces no se permitirá el chorizo entonces que no aplique a norma, pero nos preocupa cuando sea un banco internacional porque ahí el Estado tiene mayor dificultad de solicitar información para ver si efectivamente hay alguna maniobra fraudulenta. Y así hay otros temas.

Todo el tema de la renta global, de la renta mundial. El proyecto es muy tímido con renta global, que es la forma de tomar en cuenta el patrimonio real de una persona para ver cuál es realmente su riqueza y cuánto es lo que le tocaría pagar.

Hoy tenemos un sistema que se llama renta cedular, en el cual se paga impuesto de renta por cada fuente de ingresos, por cada fuente de utilidades, y eso lo que provoca es que la gente que tiene capacidad de hacerlo fragmente el patrimonio, lo divida, lo esconda… y entonces se pasa para allá porque la tasa es menor... otro se disfraza como salario, otros como dividendos, según las distintas tasas.

En general lo que vemos es que, el plan fiscal es como un tren de alta velocidad con el IVA, pero va como en carreta de bueyes cuando son cambios en renta.

En renta no vemos el esfuerzo por modernizar la legislación, por hacerla tan filosa. Y, más bien aparecen propuestas que le meten el palo en la rueda a los cambios que se quieren hacer, como la propuesta que denunciamos y que quitaron, de Edna Camacho para exonerar las ganancias en la bolsa, o este tema de la subcapitalización, que vemos a la fracción de Liberación interesadísima en el tema, cuando la misma propuesta venía en el plan fiscal de cuando Laura Chinchilla, e incluso Jose María Figueres, en 1994, la había incluido en el plan fiscal que presentó en su Gobierno…

...bueno, pero ahora hay otros actores políticos en Liberación Nacional, tal vez no tan interesados. Don José María, para cerrar con este tema, ¿cómo cree que se terminará aprobando el proyecto?

—Creo que al final se terminará, como está la vía rápida, creo que terminará saliendo una ley (suspira) pero será… probablemente… (piensa) el peor escenario posible es que no se apruebe nada y que siga la crisis fiscal y que quiebre el Estado.

Entonces… ehmm… será el segundo peor escenario posible, que es una ley que no ayuda a resolver, solo le da aire a las finanzas públicas, pero que no resuelve los problemas estructurales y una ley muy injusta.

Yo viví aquí en la Asamblea Legislativa el plan fiscal de Abel Pacheco, y a la par de este, aquel era mucho más progresivo. Incluso el plan fiscal de Laura Chinchilla, aunque como diputado me opuse porque subía el IVA a 14%, tenía medidas más integrales en materia de renta.

Lo que vemos es que terminará saliendo una ley debilitada y muy injusta, que profundizará la desigualdad en nuestro sistema tributario y eso tiene que ver con la debilidad que presenta el Gobierno. El impulsor, el autor del proyecto es un Gobierno que no tiene 10 diputados, por ende, que para poder aprobar algo se ve obligado a ceder ante los grupos de presión económica y entonces hace concesiones que no debería hacer.

El pasado 22 de agosto, la ministra de Hacienda, Rocío Aguilar lamentó la exoneración del 2% del IVA a la canasta básica, durante la sesión de la Comisión Dictaminadora del proyecto 20580.

Vamos a ver don José María, no sé si será únicamente una percepción mía, pero, uno como ciudadano dice “estamos demasiado grave, de verdad que hay que hacer algo por las finanzas del país”, pero esta idea entre los diputados, ¿existe?, ¿quiénes están de acuerdo con quiénes y en qué cosas? porque desde afuera, al ciudadano común, eso no parece estarnos quedando claro. En este tema estructural, ¿hay unidad en la idea de qué es lo que se deba hacer?

—No. Hay coincidencias en cuanto a la necesidad de la reforma fiscal, pero hay grandes discrepancias sobre el cómo. Y hay dos factores que impiden que esa coincidencia se dé.

Por un lado la debilidad del Gobierno. Usualmente el Gobierno es el que debe liderar el paquete fiscal y tratar de conformar un bloque de apoyo, y este Gobierno ha sido incapaz de hacer eso.

A este Gobierno le faltan operadores políticos competentes que puedan amarrar, amalgamar eso. Le ha costado mucho amarrar el apoyo para su texto sustitutivo, la primera vez lo presentó crudo y se le rechazó completamente. Ahora parece que logrará aprobarlo con negociaciones in extremis [de último momento] con Liberación y la Unidad, logrará los cinco votos para aprobarlo; pero es muy probable que ese texto reciba cambios importantes porque ni Liberación ni la Unidad van a mantener el apoyo cuando se discutan las demás mociones, entonces, puede ser que muchas cosas que vengan en el texto cambien con las mociones.

Y el segundo gran factor es la falta de mayor claridad ideológica entre las fracciones. Porque son fracciones que, aunque voten juntas, tienen un colocho ideológico sobre el tema tributario y sobre muchos temas.

Por ejemplo, en el tema fiscal hay partidos que ideológicamente podríamos coincidir en la necesidad de que el Estado tenga mayores ingresos para financiar su actividad, desde la socialdemocracia hasta la izquierda, podemos coincidir en eso, podemos coincidir en la necesidad de que haya un sistema tributario progresivo. Es decir, podríamos haber formado un bloque progresista fiscal, sumando a Liberación, al PAC, al Frente Amplio, algunos del PIN, probablemente hubiésemos logrado mayoría absoluta.

Ese bloque no se ha podido construir, en parte, porque Liberación no tiene claridad ideológica sobre su posición fiscal, hay algunos que asumen posturas genuinamente socialdemócratas, pero otros se tiran hacia el neoliberalismo… No quiero caricaturizarlos demasiado, pero digamos que sí responden a demasiadas presiones empresariales, de grupos poderosos, desdibujando la parte ideológica.

Igual con los otros partidos. La Unidad [Social Cristiana] supuestamente está aliada con el Gobierno, porque están co-gobernando los ministerios, pero los discursos de algunos diputados aquí en la Asamblea son peores que los de Otto Guevara contra los impuestos. Entonces, uno no termina de entender cuál es la línea ideológica.

Igual los de Restauración Nacional. Ellos tienen posiciones claras en los temas de política social y cultura que les interesan, temas de Derechos Humanos, religiosos, de moral… pero cuando entramos en política económica, uno no sabe cuál es su posición. Y, entonces hay algunos diputados que coinciden conmigo en lo del IVA y que paguen los más ricos pero otros terminan apoyando cualquier moción que aparezca, es decir, no hay una cohesión ideológica.

Esos dos factores hacen difícil que las fracciones puedan tener posiciones claras sobre el tema fiscal. Y en río revuelto, ganan cien pescadores. Los que logran algo son los grupos de presión con más capacidad de lobby. Son estos grupos los que logran hacer más cambios al proyecto. Pero la gente de a pie, no logra… no tiene cómo incidir.

Quienes defienden el IVA tienen suficientes voces públicas que lo aclaman. Es decir, tampoco seamos ingenuos, los grupos económicamente poderosos, como apunta Villalta, son los que ejercen presión política por cargar la balanza tributaria al que tiene menos capacidad de lobby tiene. Esto es un hecho. No es el descubrimiento del año.

Pero como me dijo un amigo, un error no justifica otro error. Si bien el peso del plan fiscal recayó con más fuerza sobre la propuesta del IVA, no se debió amputar, sino equiparar la carga e incluir reglas más claras para los grandes contribuyentes, para que no recurran a la vergüenza que es robarle al país que les da la capacidad de hacerse ricos. 

REFORMAS ELECTORALES

Como la entrevista de hoy viene cargada, les compartimos la segunda parte del encuentro con Villalta en versión audio.

En esa sección abordamos las reformas electorales que según él son urgentes, las cuales contrastaremos la otra semana con lo que nos dijo Gustavo Román, asesor político y de comunicación del Tribunal Supremo de Elecciones.

Abordamos el tema de financiamiento político, casas encuestadoras y proceso democrático. Pónganle play.

COMISIONES

Nuestro último tema de hoy es un análisis out-outsider de las comisiones que nombró el presidente Carlos Alvarado. José María Villalta ha dicho en casi todos los medios de comunicación que son figuras anacrónicas que responden a una manera totalmente vertical de hacer política. Hoy le consultamos sobre esta postura, pero le pedimos mayor profundidad en su explicación. Esto fue lo que nos dijo.

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En cuando al avance político del país, ¿por qué cree el esquema de comisiones no se ha podido romper?

—Bueno, responderle por qué no podría, porque para mí es inexplicable que el gobierno de Carlos Alvarado recurra a ideas gastadas y fracasadas de la política tradicional. Para mí es una incógnita imposible de resolver y entender.

Puedo tener hipótesis pero realmente no lo entiendo. Porque es un Gobierno que prometió hacer cambios en la forma de hacer política, que, además llegó al poder acuerpado por las ansias de sectores de la población pujantes, mucha juventud, que reclaman mayor participación. Entonces, retomar un esquema absolutamente desgastado para mí es inexplicable.

Supongo que tendrá que ver con la influencia que tiene don Rodolfo Piza dentro del Gobierno, pero no logro explicarlo.

Lo que sí es cierto es que, es un camino destinado al fracaso por dos razones. La primera es que, la idea de que un grupo de expertos resolverán los problemas está desacreditada, además ya hay muchísimos diagnósticos que dicen dónde está el problema.

El problema de la reforma del Estado es un problema político. El país no llega a los consensos necesarios para impulsar una reforma necesaria que sea viable. No hemos llegado a un acuerdo político sobre el papel del Estado.

Vivimos en una pugna permanente entre los que quieren volarle tijera al Estado y desmantelarlo, y los que defendemos la institucionalidad y queremos rescatar las instituciones, aunque reconocemos que no funcionan bien. Es un problema político.

Conferencia de Prensa sobre presentación de las Comisiones de Reforma del Estado y Administración Pública, Casa Presidencial, Costa Rica. 22 Junio 2018. Foto: Roberto Carlos Sánchez @rosanchezphoto

Las instituciones que se crearon en la segunda mitad del Siglo XX, con la llamada Segunda República, han traído cosas muy buenas a este país, pero claramente, hoy están desfasadas, debilitadas y sufren de ineficiencia.

Dentro de las muchas recetas que se pueden implementar para corregir este problema, han privado las medidas derivadas de lo neoliberal, ¿no?, desmantelar el Estado, cerrar instituciones, privatizar instituciones; y ese paquete de soluciones ha sido objetado por un sector muy importante de la población, del cual yo formo parte.

Entonces, el problema no es de diagnóstico ni de abanico de medidas. Las medidas están, pero no tenemos un acuerdo político que diga cuáles son las medidas a implementar. Por ejemplo, si queremos cerrar una institución el camino es uno, si queremos modernizar para que sea más eficiente el camino es otro. Ambos caminos están sobre el papel, pero no hay acuerdos sobre cuál escoger.

El problema con estas comisiones es que postergan la solución del nudo gordiano, es decir, la solución de generar un consenso social y político. Y al marginar a actores sociales que reclaman participación menos se va a lograr.

La segunda gran deficiencia es que, secuestra un debate del foro donde debe darse. Al final de cuentas, cualquier cambio de fondo tiene que pasar por la Asamblea Legislativa, porque es aquí donde se podría aprobar una ley.  

Pero los integrantes de las comisiones dicen que precisamente su trabajo derivará en proyectos de ley…

—Diay, pero, si sabemos que un periodo de gobierno son cuatro años y que eso es muy poquito, y si sabemos que el tiempo real para hacer cambios de fondo son los dos primeros años, ¿por qué no traen los problemas a discutirse de una vez a la Asamblea Legislativa? Eso ya todo mundo lo sabe, que el tiempo efectivo es poco.

Yo se lo traté de explicar a Luis Guillermo Solís cuando dijo que en los dos primeros años de su gobierno no iba a hacer ninguna reforma fiscal. No hizo caso y más bien fue muy popular su propuesta de que no haría cambios tributarios. Ya sabíamos que eso era renunciar a la reforma fiscal porque si un Gobierno quiere hacer algún cambio de fondo tiene que ser en los dos primeros años, después ya no.

Después ya está muy desgastado… empieza el ciclo electoral… ya no le da tiempo de hacer cambios importantes.

Entonces, es inexplicable por qué el Gobierno de la República pierde tiempo en estas comisiones cuando tendrá que resetear [devolver] todo ese debate en el Congreso. O sea, si quisiera presentar algún cambio real en el Estado, tendría que presentarlo ante la Asamblea Legislativa, aunque no sean proyectos perfectos, porque igual aquí se los van a despedazar, los van a desmenuzar y se armará todo un debate.

Se está perdiendo tiempo valioso de capital político. Podría estar retrasando una discusión que de todas maneras se va a dar. Porque aunque en la comisión logren la propuesta que creen que es perfecta y maravillosa… cuando eso llegue Asamblea Legislativa, habrá que hacer el trabajo político de poner de acuerdo a una mayoría sobre una propuesta determinada.

Con el agravante de que si una propuesta viene de un actor desprestigiado hay una transferencia de ese desprestigio. Claro que, este argumento es falaz, porque un actor desprestigiado puede presentar una propuesta excelente, eso lo sabemos, pero en el debate político, si una propuesta nace de un actor desprestigiado automáticamente esa propuesta entrará renqueando ante la opinión pública, porque le genera desconfianza, aunque sea muy buena.

Este actor desprestigiado ¿es?

—En la Comisión de Reforma del Estado, o sea, como un error adicional, el Gobierno excluyó a sectores importantes y puso a algunos actores, como el señor Kevin Casas, que no le niego su capacidad académica ni profesional, pero evidentemente después de su desempeño en la función pública, es una figura desprestigiada y cuestionada.    

Y entonces mucha gente dice, y en mi opinión con cierta razón, que las propuestas que salgan de don Kevin Casas las verán con desconfianza y con lupa porque ya tenemos el antecedente de otras propuestas que han salido de ese señor, como el Memorándum del miedo.

Por ende, tampoco la conformación de esta comisión no ayuda. Pero pongamos que la hubiesen integrado con puros angelitos, figuras intachables por ningún lado… la propuesta inmaculada que salga de ahí [las comisiones] vendrá al mundo terrenal, al potrero de la Asamblea Legislativa y tendrá igual que llenarse de boñiga.

Es decir, no hay forma que ese debate no pase por el mundo imperfecto de la Asamblea Legislativa. Están postergando un debate que igual se tendrá que dar aquí. Entonces, cuando la presenten, si la presentan dentro de un año, será demasiado tarde, aunque sea la propuesta perfecta. Creo que es un esfuerzo, que así como va, no tiene mucho futuro.

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Una máxima de la democracia es la pluralidad. Y aunque las redes sociales nos han venido a enajenar un poco, porque-solo-seguimos-lo-que-nos-gusta, es importante hacer el ejercicio de sentarse a escuchar a quien tiene otros puntos de vista.

De esto pueden salir dos cosas: que aprendemos algo, o que fortalecemos nuestros argumentos. Pero el ejercicio no será en vano.

Para no hacerles más extenso el texto, la introspección que les comparto cada semana hoy es tarea de todos y todas. ¿Qué les ha parecido?, ¿en qué concuerdan y en qué discrepan?

Gracias por su tiempo de lectura.