El reportaje de La Nación en su edición de hoy Gobierno ocultó tamaño real de la deuda pone en evidencia lo que ya muchos temíamos: la Administración Solís Rivera escondió información de las finanzas públicas —y en específico del tamaño de la deuda— durante su último semestre de gestión.

Las explicaciones que dio Helio Fallas, indicando que se presupuestó en el primer semestre 2017 bajo otros supuestos y que la situación actual se debe a que no se colocaron suficientes bonos de deuda ni canjes de deuda resultan insuficientes ante el hecho de que el 14 de marzo se firmó el Decreto 40995 en el que se trasladó ¢431.270.159.853,00 de la partida de pagos de deuda a largo plazo a la de pagos a corto plazo, para cubrir la deuda adicional que se había colocado a corto plazo en diciembre del 2017, que era mayor a la incluida en el presupuesto.

Ya para ese momento era más que evidente que la Reforma Fiscal no iba a ser aprobada en el corto plazo —para pensar que iban a mejorar los ingresos de las finanzas estatales— por lo que con ese movimiento se estaba desfinanciando una partida que requeriría de un presupuesto extraordinario para el segundo semestre del año.

Sin embargo, no fue enviado de forma oportuna ni se le informó a las autoridades entrantes de ese faltante. Fue justamente ese movimiento el que forzó al Gobierno actual a tener que cancelar alrededor de 134.000 millones sin contar con la autorización presupuestaria correspondiente…

Los problemas de la administración Solís Rivera para manejar las finanzas del país son cada vez mas evidentes, esperamos más bien que no nos aparezca otro hueco más grande en el camino, porque la situación ya es realmente preocupante.

Es admirable la posición de la mayoría de la oposición —con alguna impresentable excepción — que ha señalado que son conscientes de que los responsables no están en esta administración y no es momento de pedir cabezas.

Que no quepa duda: las responsabilidades de la anterior administración se deben sentar una vez se haya estabilizado la situación actual que continúa amarrada a la aprobación de la reforma fiscal.

Al finalizar su gobierno, Luis Guillermo Solís dijo que los tiempos de la historia serían los que determinarían el legado de su administración. Lamentablemente para él y para el país, los tiempos no están siendo muy benevolentes…