En estos momentos que todos sufrimos por lo que ocurre en nuestro país hago un llamado a hacer conciencia de lo que esto significa, aparte de un gran cambio en el esquema social y político de Costa Rica. Me parece que hemos olvidado, y ha sido producto de muchos años y muchas cosas a la velocidad de la informática evolucionada de nuestro tiempo, que quienes ostentan un cargo en la Administración Pública, en cualquier lugar del escalafón lo hacen en representación del pueblo y no en su condición privada personal.
En mis clases de derecho administrativo de la universidad discuto con los estudiantes el valor del juramento constitucional y cuál es la razón de ser del mismo, y es interesante escuchar de ellos, que no han ejercido aún ningún cargo pero que son mentes que desde ya se entrenan para pensar, su opinión sobre este tema y lo diferente que ven la representatividad en nuestro país.
El artículo 9 de la Constitución Política describe al Gobierno de Costa Rica, entre otras cosas como “representantivo”, lo que resumen en mucho el deber o más bien los deberes que tenemos quienes ostentamos o lo hemos hecho, un cargo en la función pública.
Sugiero que cuando se ingrese a cualquier cargo cuya función sea representar al pueblo, se haga una pequeña inducción y reflexión con el futuro funcionario público para que conozca cuáles son los deberes y compromisos que adquiere con esa designación, y quizás sea necesario recordarlo en muchos otros momentos durante su gestión, en los diferentes cargos que ejerza.
Creo también importante recordar que todos los que estamos criticando, indignados y sorprendidos por lo que los medios de comunicación nos enseñan, que todo tiene detalles y explicaciones más allá de lo que podemos ver ahí por lo que, informarnos y estudiar los temas a profundidad antes de criticar es fundamental. Pero más importante es recordar y tomar conciencia de que muchos estamos en esa misma situación de representatividad del pueblo, (o lo hemos estado) que si ejercemos un cargo en la función pública, sea como aseador, como oficial de público, chofer, secretaria, presidente ejecutivo, ministro, juez o magistrado en algún poder de la República o de las instituciones que conforma el gran Estado Costarricense, debemos también poner nuestra conciencia alerta y revisar ¿qué tanto estamos representando al pueblo para el cual prestamos servicio? ¿estarían los ciudadanos conformes con nuestra labor? ¿estoy orgullosa y satisfecha de mi labor? ¿la cumplo con ética y apegada a la legalidad que me rige?
No seamos tan rápidos para juzgar a otros en cosas que quizás nosotros también tengamos que revisar. Recordemos la ética y los principios que cada uno tiene y el compromiso que adquirió cuando juró servir a la Patria, y si no juró pero ejerce un cargo público, sepa que también tiene ese compromiso y que debe rendir cuentas al pueblo igual que el presidente de la República.
Será que ¿el país haría huelga y protesta si revisara nuestro desempeño? ¿estaremos realmente honrando la representatividad que asumimos al asumir un cargo público?
Tengo fe de que este es el inicio de un gran cambio social, político, cultural y jurídico en Costa Rica y que nos va a llevar a un buen lugar, donde vamos a brillar por el gran avance que hicimos, ahora sí garantizando el respeto a los Derechos Humanos, trabajando con ética por nuestro país, siendo transparentes y exigiendo calidad en la función pública en fin, erradicando los rastros de corrupción que están saliendo a la luz hoy. Para que podamos en unos años decir que participamos de esta generación de cambio y no solo fuimos los críticos gruñones sentados en una silla viendo a los demás cambiar.
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