— Antes de leer la entrevista de Arroyo con Informa-tico sucedió algo que me llamó muchísimo la atención. Tiene que ver con el periódico La Nación y el magistrado Fernando Salazar. Pero antes, repasemos...

— El lunes antepasado cuando la Corte Plena entró a sesionar se topó de frente con tres bombas. #1. 10 magistrados habían publicado una carta en Delfino.CR dirigida a la presidenta del Congreso, Carolina Hidalgo, sugiriéndole una reforma a la Constitución Política para que las votaciones en los procesos administrativos de la Corte no sean secretas. #2. El presidente Carlos Chinchilla les hizo saber vía correo electrónico que ahí les dejaba la Corte en llamas porque se acogía a su pensión y #3. Un “error de forma” les permitía volver a votar la sanción de los magistrados de la Sala III.

— El punto 2 y 3 ya los hemos discutido lo suficiente. Repasemos el primero. Quienes siguieron la transmisión en la web (antes de que entrara en modo “secreto” otra vez) atestiguaron que aquello, de pronto, se llenó de reclamos e indirectas. El grupo de “los otros 12” no se tomó con beneplácito el hecho de que existiera una carta donde 10 jueces con toda contundencia le decían a Costa Rica: nosotros no tenemos nada que esconder.

— Es MUY extraño que los medios no le dieran mayor atención a esa lista. Y sobre todo a lo que la lista a todas luces evidenciaba. O tal vez no tanto... De cualquier modo se armó un escándalo en la Corte y entonces de pronto toooooooodos los magistrados resultaron ser grandes enamorados de la transparencia y pidieron que tooooodas las firmas se sumaran a la carta. ¡¡Doña Carolina yo también!! Mmm ya.

—  Y aquí es donde la cosa se puso todavía más extraña. El diario La Nación publicó el siguiente párrafo ese mismo lunes: “La Corte Plena aprobó por unanimidad una propuesta del magistrado Luis Fernando Salazar para pedir a la Asamblea Legislativa que elimine el secretismo en las votaciones de magistrados sobre procedimientos disciplinarios”. Para que se den una idea de mi reacción inmediata los remito a mi amigo Chris Rock.

— ¿Por qué La Nación decidió darle un papel protagónico a Luis Fernando Salazar cuando el hombre ni siquiera figura en la lista de los 10 que firman el documento inicial? Aquello me dejó un mal sabor de boca. Lo dejé pasar. Días después distintas fuentes en la Corte me confirmaron que el enfoque de la nota había generado malestar en las cuatro salas. No se ocupa leerse completo Ética para Amador para entender por qué.

—  En el trajín de la semana Luis Fernando siguió surfeando la ola mediática y acaparó titulares cuando anunció que la Sala Constitucional no terminaba de resolver las acciones de unión de hecho y matrimonio igualitario básicamente por culpa del Congreso.

— Fue una movida incomprensible. Como también incomprensible fue que solo 24 horas después la propia Sala Constitucional le anunciara a la ciudadanía que resolvería ambas acciones ¡en 15 días! En otras palabras, mientras este magistrado le dijo a la prensa “no podemos resolver sin tener los 7 titulares” la propia Sala avisó: “no solo podemos, ¡vamos a!”.

— Evidentemente el ambiente de tensión va más allá de la Corte Plena y alcanza a cada sala en particular. Y en efecto, fuentes cercanas a Delfino.CR confirman lo que es a todas luces obvio: ya hay una guerra fría en torno a quién será la próxima persona en asumir la presidencia de la Corte, en sustitución de Carlos Chinchilla.

— No es coincidencia, por supuesto, la gira de medios que ha iniciado Luis Fernando, quien asistió el lunes pasado al programa Malas Compañías (con Ignacio Santos, director de Telenoticias y Armando González, director de La Nación), donde una vez más se le presenta como el autor intelectual de la gestión enviada al Congreso para acabar con el secretismo en la Corte en casos como el de la Sala III.

— Su consagración mediática como adalid del cambio y de la apertura se terminó de reafirmar en el editorial de La Nación de ayer, que de nueva cuenta le atribuye a Salazar los méritos que no le corresponden: “Por unanimidad, la Corte Plena aprobó una propuesta del magistrado Luis Fernando Salazar para eliminar el voto secreto en los procedimientos disciplinarios”.

— Sí, es cierto que aquel lunes en Corte Plena Salazar tomó la palabra y sí, Salazar dijo que todos deberían apoyar la carta, pero es claro y evidente a todas luces que la iniciativa no fue suya y que su rápido afán de sumarse a la propuesta de sus compañeros respondió a la publicación de la carta el día DOMINGO. Carta que, repito, no tiene su firma...

— Pero ¿quién es Luis Fernando Salazar? Bueno, él mismo dijo en Malas Compañías “Los que somos laboralistas... ahora por accidente en la Sala Constitucional...”. Quizo ser simpático, por supuesto, pero no deja de ser ameno rescatar la frase, especialmente a la luz de lo que dijo Arroyo y que señalamos en el punto #1 del reporte: “No se vale ponerle cero a un candidato para darle chance a otro, mucho menos sacarse de la manga a alguien que no ha concursado”. Arroyo, comentábamos, alude a Salazar. ¿Por qué? Cuando regresemos, la historia (pase al punto 3).

Esta nota es parte del Reporte: Exmagistrado sacude la Corte con gruesas denuncias del 25 de julio del 2018.