1.

Editorial

“Tengo un dolor aquí, del lado de la patria”.

— Lo hemos venido diciendo. La situación en el norte es una bomba de tiempo. Y esa bomba no solo afectará a nuestra hermana nación, también —y de múltiples formas— a Costa Rica.

— El contraste entre la realidad actual de las dos naciones no puede llevarnos a ignorar la problemática que se vive del otro lado del San Juan ahora mismo ni la que se vivirá en nuestro propio país en un corto y mediano plazo si el panorama en Managua no cambia.

— Ayer, revisando Twitter, se nos arrugaba el corazón. Un tuit del periodista Armando Mayorga permitía apreciar el video de un grupo de costarricenses agitando sus banderas en Rusia. “Ticos conmueven a seleccionados al cantar Himno Nacional afuera del hotel en Rusia”, decía la noticia. Obvio, se viralizó en WhatsApp.

— Pero en el timeline de Delfino.CR el tuit inmediatamente posterior al del compañero Mayorga era uno de Luis Eduardo Martínez, también periodista (nicaragüense) y quien también adjuntaba un video: “Marcha contra la represión gubernamental y por la justicia y democratización del país avanza por la zona de las barricadas al suroeste de Matagalpa”. Un numeroso grupo de personas, agitando la bandera de su país, por motivos muy distintos...

— Ver ambos videos, uno detrás del otro, inevitablemente lleva a la reflexión de esa característica excepcional que tiene nuestro país y a la que aludía Vargas Llosa ayer cuando escribiendo sobre Nicaragua para El País de España dijo:

La realidad de nuestro tiempo no está ya para sistemas tiránicos ni utopías sociales: ambas cosas solo han traído miseria y dolor a los países que sucumbieron a ellas. América Latina lo va entendiendo también, y la prueba es que ya casi no quedan regímenes de aquella índole, con las tristes excepciones de Cuba y Venezuela. Y, de los países que respaldaban el “socialismo del siglo XXI” (por oportunismo y codicia, pues solo lo practican de palabra, no de hecho), parece estarse apartando Ecuador, y ahora Nicaragua, de modo que, por fin, la democracia reemplazará aquella deprimente realidad política —la que reinaba en América Latina de mi juventud— en la que, de un confín a otro del continente, había dictaduras militares, con las excepciones habituales: Costa Rica y Uruguay. No es casualidad, por eso, que la libertad en estos países parezca más enraizada que en los otros, así como la cohesión social y la paz.

— No es casualidad, entonces, que estemos nosotros hoy preocupados —no le quito para nada tal derecho— por un partido de fútbol, mientras Nicaragua todavía está horrorizada por las 6 personas (incluyendo dos niños) que murieron el sábado luego de que paramilitares encendieran en llamas el edificio que habitaban...

“Quemaron mi casa, en la colchonería, en el edificio, y toda mi familia está muerta, los niños, mi hermano, mi papá, mi mamá (...) Quemaron mi casa, la quemaron y yo pude salir porque me tiré del balcón”.

— La voz que proyecta un dolor inimaginable es la de Cinthia Velásquez López, única sobreviviente de la tragedia... otra víctima de la violencia desatada que ahora llega hasta las puertas de los hogares de los nicaragüenses.

— Del otro lado de la frontera, día con día, Carlos (por ahora me reservo su apellido) me ha estado informando de los acontecimientos. Costarricense de nacimiento, radica en Nicaragua desde el 2002. El viernes, me escribió:

Hola Diego, continuando con lo que hablábamos, según la ANPDH ya llegamos a los 200 fallecidos. Hoy continuó la represión y los asaltos en los barrios orientales. La ciudad de Nindirí, cercana a la casa se encuentra tomada por fuerzas de choque. Tienen control de la estación policial. A esta hora debería haberse iniciado la sesión de diálogo programada para hoy pero no hay ningún enlace para verlo.

— Horas después, en efecto, se inició la sesión de diálogo y se emitió un comunicado que varios contactos afines a las luchas de los derechos humanos me hicieron llegar. Yo no me dejé entusiasmar por aquel texto, pues tenía claro que las balas seguían volando a lo largo y ancho del país.

— A pesar de eso y de la tragedia del sábado recién aludida, Paulo Abrao, secretario ejecutivo de la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos escribió ayer:

Apoyamos y celebramos la reanudación de la Mesa de Diálogo Nacional en y sus acuerdos de 15 y 16 de junio. ¡Es la vía para una salida democrática, pacífica y de respeto a los derechos humanos!

— El problema es que mientras el pueblo nicaragüense siga contando muertos difícilmente se podrá hablar de una salida democrática y pacífica, por más papeles que se firmen. Ronald, también costarricense radicado en Nicaragua (desde hace 7 años), me escribió ayer y me dijo:

Busco una manera simple para describir la situación actual en Nicaragua y lo único que se me viene en mente es decir; estamos viendo una pesadilla, ver el cinismo con el que gobierno habla en el diálogo, justificando todas sus acciones y desligando toda responsabilidad antes las barbaries que han realizado. Hoy vivimos una escena dantesca, una familia murió calcinada por negarse a ceder su vivienda para colocar francotiradores, pero el dolor no termina ahí, ya que dolió mil veces más cuando manipulado toda la información para lavarse nuevamente las manos, informaron este hecho ante la CIDH culpando a toda la sociedad civil. Diego cualquier información que necesites para hacer llegar este grito a todas las latitudes por favor háganoslo saber. Está nación no merece más sangre derramada. Cito a Kathia Cardenal: Dale una luz a la gente que ha buscado su libertad contra el cielo y contra humanos, dale una luz a este pueblo que ama tanto vivir en Nicaragua...

— ¿Cómo podemos los costarricenses desde aquí darle una luz a Nicaragua? Llevo semanas con esa pregunta en la cabeza. Hoy, no tengo todavía para ustedes una respuesta concreta, pero estoy coordinando con distintos contactos en Nicaragua para que construyamos un puente virtual en los próximos días...

— “No se puede construir una nueva sociedad sobre la inseguridad y la impunidad” dijo el sacerdote Silvio José Báez. No, no se puede. Y cada día que pasa, en Nicaragua, la construcción de esa nueva sociedad será más y más difícil. Mi amigo Carlos, nos explica:

Sea cual sea el caso, salga o no esta gente del Gobierno, va a quedar una crisis social y política gravísima más allá de la cuestión económica, porque las heridas de la guerra de los 80 no se habían sanado nunca. Y ahora tenemos un conflicto que se heredó de esas generaciones a las actuales. Y aunque esta gente se vaya mañana andan un montón de perros bravos sueltos y armados en la calle.

— Estemos atentos. La única salida de la crisis actual es la salida de Ortega. Nada parece indicar que esté dispuesto a ceder. En cuanto a nuestro papel en este conflicto, definitivamente será más activo de lo que imaginamos. Ya nos está afectando de muchas maneras. Del mismo modo podemos ayudar de muchas maneras. Como ya he dicho, ampliaremos en ese sentido, la próxima semana. Hasta entonces.