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Editorial

— Este martes 8 de mayo Carlos Alvarado asumirá la presidencia de la República. Tiene sobre Luis Guillermo Solís una clara ventaja, evidente quizá para los más curtidos en estas siempre amenas lides políticas. A ver: mientras de Luis Guillermo “se esperaba todo” a Carlos la mayoría de sus votantes le aplicaron el “peor es nada” o bien, aprovechándonos de una expresión mucho más moderna, el “es lo que hay”.

— Esto no quiere decir que LGS haya sido percibido como la última Coca del desierto y Alvarado como una suerte de incompetente. Para nada. Pero el primero sí se vio beneficiado de una narrativa “color esperanza” (con perdón del tocayo argentino) que encontró su clímax en 1.300.000 votos de entusiasmo y sí, de respaldo. “Tome, confiamos en usted, ¡vaya ponga la casa en orden!”.

— El sentimiento detrás de los también 1.300.000 que obtuvo Carlos (poquito más, poquito menos) fue muy diferente. La palabra entusiasmo fue aquella noche sustituida por una menos inocente pero qui...