En estos momentos de extraña armonía entre Tirios y Troyanos, no deja de sorprender que los comentaristas, que se han referido al último discurso del expresidente Solís (2 de mayo), abundaran en críticas y censuras a “lo que no dijo”. Especialmente refiriéndose al caso de El Cementazo. En cambio resultan omisos, por no decir absolutamente mudos, cuando se trata de aludir a lo que sí dijo e hizo, que constituye la evidencia de un Gobierno que nos deja un legado de grandes realizaciones: confianza y seguridad del inversionista, gran incremento del turismo —cerca de 3.000.000 de turistas en el 2017—, escuelas, colegios, caminos transitables en vehículos, nuevos puentes que conectan a las diferentes comunidades en lugares remotos de Talamanca... Sí, esos que se dice que el Estado abandonó, pero que algunos miembros de Coalición Talamanca tuvimos la oportunidad de visitar recientemente, como Suretka, Shiroles y Kachabri, por lo que somos testigos de la existencia de esas nuevas instalaciones. Sin mencionar la Escuela Modelo en la urbanización La Carpio. Además hoy día el país cuenta con agua potable en el 90% del territorio nacional.

Los costarricenses fuimos testigos de la atención inmediata y efectiva a los desastres naturales por causa del huracán Otto y otras calamidades. También nos consta la construcción del puente González Flores con lo cual se solucionó definitivamente el problema de la “platina” (misión imposible para los gobiernos que lo antecedieron) y ni qué decir del magnífico Centro de Convenciones, construido en tiempo récord y con un presupuesto muy modesto. Pero, sobre estos logros y muchos más, mencionados en el informe final del presidente, comentaristas y periodistas: silencio total.

También extraña que críticos inteligentes no hayan descubierto y denunciado que detrás del escándalo que provocó “El Cementazo”, -sin cuestionar que esta investigación marcó un hito importantísimo en la lucha contra la corrupción- justamente en vísperas de las elecciones, existía el objetivo de serrucharle el piso al PAC.

Recordemos las forma irrespetuosas y poco elegantes por parte de la Comisión Investigadora en la comparecencia del presidente de la República, y el tendencioso Informe Final, que lejos de reflejar los importantes hallazgos de la investigación, se enfocó directamente a inculpar al Poder Ejecutivo en actos de corrupción. Esperamos con impaciencia el veredicto de la Procuraduría de la Etica, que estoy segura exonerará de toda culpa de corrupción al presidente de la República.

Irresponsablemente fue el manejo periodístico, en secreta complicidad con los constructores de esa nueva versión del Memorando del Miedo, que iba fundamentalmente en la dirección de sepultar al PAC. El “boomerang” se devolvió y ese intento resultó un rotundo fracaso. El PAC no solo sobrevivió sino que fue el triunfador en las elecciones presidenciales.

Ese evento y los ataques furibundos a Luis Guillermo Solís, tienen mucho paralelismo con la campaña de desprestigio sistemático, que hace ya casi cuatro décadas, se montó contra Rodrigo Carazo, achacándole toda clase de males, incluso ser el culpable del descalabro del tipo de cambio con la consecuente crisis económica que afectó al país en general y a muchos costarricenses en particular. Lo cierto es que ayer como hoy, fueron los diputados de la Asamblea Legislativa de ese entonces quienes se negaron a tomar las medidas que insistentemente recomendaba el presidente, a fin de amortiguar la crisis que sacudió al mundo entero, agravada en el caso de Costa Rica, por el alza del petróleo y la baja en el mercado mundial del precio del café, nuestro principal producto de exportación en ese entonces.

Un folleto titulado Un documento para la Historia, Cartas del presidente de la República Lic. Rodrigo Carazo Odio a la Asamblea Legislativa, 1981, contiene las innumerables cartas que semanalmente el presidente enviaba a la Asamblea Legislativa, solicitando con urgencia la aprobación de las leyes que evitaran el descalabro económico que ya se avecinaba. Dice, entre otras muchas llamadas de atención “El inconmesurable daño que causa al país el atraso en el trámite de la reforma a la Ley de la Moneda sólo es comparable con el que se le ha causado ya, en esta Asamblea Legislativa, con la posposición indefinida en la aprobación de la Reforma Tributaria.hemos cumplido dos meses sin tipo de cambio legal después de un fallo de la Corte Suprema de Justicia. Parece increíble... Es imposible esperar indefinidamente. Por favor, apruébenla cuanto antes.” (Carta del 14 de setiembre de l981 a los diputados de la Asamblea Legislativa, Op.citada, Biblioteca de la Asamblea Legislativa Nª31843).

Muy similar, hoy día somos testigos de las frecuentes críticas al presidente Solís, culpándolo de que el déficit fiscal es originado por los gastos del actual gobierno, sin mencionar que fue en la Administración Arias cuando dicho déficit se elevó a los límites de la peligrosidad sin que ningún gobierno posterior pudiera equilibrar.

También somos testigos de la insistencia por parte del Poder Ejecutivo ante la Asamblea Legislativa de aprobar las medidas necesarias para evitar a muy corto plazo una crisis mayor. Sin embargo los “Padres de la Patria”, de la administración 2014-18, a quienes les correspondía resolver a tiempo esta situación, igual que en 1981, no supieron asumir esa responsabilidad histórica.

Esperamos que esa factura no se le siga pasando a don Luis Guillermo, tal como le sucedió a don Rodrigo. Lo uno o lo otro será tarea y responsabilidad de los llamados formadores de opinión, con la esperanza de que informen correctamente y guarden sus serruchos.

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