El capital natural es la base de la economía; la explotación desmedida y el deterioro de los recursos naturales genera pobreza y desigualdad. Así, la falta de políticas pesqueras de los últimos 20 años han propiciado una sobreexplotación y deterioro de los recursos pesqueros en la ZEE (Zona Económica Exclusiva) del Pacífico costarricense.

Esta práctica de explotación sin control contribuye a la pobreza de más del 20% de las poblaciones costeras como resultado de pescar menos del 50% del volumen que se pescaba hace 15 años1. Esta situación tiende a agravarse conforme avanza el cambio climático y el calentamiento de los océanos que propiciarían el desplazamiento de bancos de peces, modificando la ubicación de zonas de captura convencionales y volviendo impráctico el conocimiento tradicional para encontrar caladeros de pesca.

El agotamiento de los recursos pesqueros obliga a los pescadores comerciales nacionales a capturar especies de bajo valor comercial y alto impacto ambiental como tiburones (403 t/año de 3 especies de tiburón, captura 2013-2016) y hasta un 30% de la captura anual promedio (1992-2009)2 , o a desplazarse hasta 1.200 millas hacia las Galápagos, buscando mejorar sus capturas y sus ingresos con un alto costo de operación, alto riesgo y largas temporadas de pesca.

Mientras esto ocurre, a vista y paciencia del Incopesca, la flota atunera internacional capturó 25.000 t métricas/año entre 2002-2011 con un valor de mercado aproximado de $70 millones, sin embargo el país percibió solo un 0.6% del valor del3 recurso por vía licencias de pesca cobradas algunas, ya que otras se regalan a la flota internacional. Estos datos no contemplan la pesca internacional ilegal, reportada, no autorizada que no paga ni la licencia, la cual se estimó en 49 buques pescando ilegalmente en nuestra ZEE para el periodo 2008-20114.

Dado el anterior escenario, propiciamos el proyecto Atún Tico para Pescadores Ticos que culminó con el Decreto Ejecutivo 38681-MAG-MINAE del 23 de octubre del 2014, donde se regula por primera vez en 80 años la pesca de atún en el Pacífico costarricense, estableciéndose zonas específicas para la pesca de atún y evitando la competencia entre la flota industrial internacional altamente tecnificada y el sector pesquero nacional, para que éste pudiese accesar el valioso recurso. Lamentablemente la dirección del Incopesca y los programas de desarrollo de estos últimos 4 años ha desaprovechado las oportunidades del decreto antes mencionado y no han propiciado el crédito, la capacitación ni el aprovechamiento del recurso atunero a favor del pescador nacional, manteniéndose así las condiciones socio-económicas paupérrimas de las costas con implicaciones políticas de todos conocidas .

Es importante en este contexto y en aras del desarrollo nacional, hacer un llamado a la nueva administración sobre el potencial existente en nuestras aguas patrimoniales para impulsar el desarrollo socio económico de nuestras costas. La captura de atún reportada por la flota nacional es aproximadamente 13% de la captura total (1.427t para el 2014), esta captura podría al menos triplicarse en volumen y en valor del producto al orientar la captura y manejo del atún hacia mercados de atún fresco y fresco congelado. El precio de mercado se eleva más aún con un atún pescado selectivamente, donde el impacto ambiental se minimice y el impacto social se maximice.

Lo anterior se puede lograr con la pesca de atún con caña, tal y como se hacía antes de la invención de la red de cerco, tal y como se hace actualmente en Ecuador, Islas Maldivas, Indonesia, California, Islas Azores y otros. Este arte minimizaría la captura incidental y orientaría al pescador nacional hacia el atún de alto valor en vez del tiburón y otras especies de bajo valor minimizando el impacto ambiental al ecosistema. La democratización en la distribución de la riqueza generada se puede maximizar con la conformación y readecuación de cooperativas de pescadores, algunas ya existentes como la de Quepos o San Juanillo. La capacitación en el arte de pesca está disponible con cooperativas en Ecuador y California, quienes ya han mostrado ya interés en capacitar a pescadores nacionales.

El mercado de pesca responsable es un nicho especializado que actualmente demanda producto en EEUU, Europa y Japón a precios preferenciales. Los beneficios se multiplicarían con encadenamientos productivos como la producción de carnada viva en tierra (acuicultura de bajo impacto), procesamiento, empaque y construcción/readecuación de embarcaciones entre otros. Los recursos económicos podrían provenir de una mejor gestión en el cobro de las licencias a cerqueros internacionales, readecuación de cuotas, así como captura, procesamiento y multas a barcos piratas internacionales que se llevan nuestra riqueza sin pagar, además de facilitar a las cooperativas fondos para el desarrollo que tienen los bancos estatales guardados.

Referencias

1Estadísticas del Incopesca 2000-2009

2Mug, Moisés. 213. Propuesta de zonificación para la pesca de atún en la ZEE del Pacífico de Costa Rica, con sustento en la información científica de las capturas cerqueras y palangreras y el comportamiento de movimientos y utilización del hábitat de los atunes aleta amarilla (Thunnus albacares)

3Cubero & Martínez. 2013. Análisis de la pesquería de atún en la ZEE del Pacífico de Costa Rica. Informe Técnico de Resultados, derivado de bases de datos generadas por la Comisión Interamericana del Atún Tropical (CIAT) 2002-2011. 59 pp.

4Ramírez, Enrique. 2014. Nuestra riqueza común: el atún malbaratado. Periódico la Nación. Opinión. Junio 2 del 2014.

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