1.
¿Por dónde empezar?
— “Devuélvanos por favor la esperanza y la fe don Carlos, estamos creyendo en usted y en su equipo”. Palabras de Marcia Saborío, que encuentran eco en casi 1.300.000 costarricenses.
— El domingo primero de abril Carlos Alvarado alcanzó la presidencia de la República con el respaldo del 60.66% de los votos emitidos, muy por encima del 39.34% que obtuvo su primo quinto, Fabricio. El impacto de aquel primer corte del Tribunal Supremo de Elecciones (de una vez con el 90% de las mesas escrutadas) sacudió al país de Peñas Blancas a Paso Canoas ida y vuelta, todavía hay gente que no lo puede creer en ambos lados de la acera.
— Empecemos por ahí: el lado B. 839 092 personas depositaron su confianza en un predicador evangélico que terminó siendo diputado por coincidencia (para llenar un campo) y que también por coincidencia estuvo a nada de pasar por los cuatro años más angustiantes de su vida.
— Ese dato (el de los más de 800.000 votos, no el de los 4 años) no es menor. Debe ser estudiado, entendido y respetado. Mucho se ha hablado ya al respecto... el peso del voto evangélico, el peso del voto protesta, el peso del voto desesperado... y bueno, por supuesto, el peso del voto “conservador” (léase pro familia “tradicional”). Pero, además de hablar... ¿hemos escuchado? ¿hemos entendido?
— Quien tiene hambre, quien necesita empleo, quien tiene décadas esperando por una mejor calidad de vida, quien encuentra refugio acompañamiento y cuido en el templo... no tiene mucho tiempo para ponerse a pensar en el riesgo de salirse de la Corte IDH o en el peligro de atacar al Tribunal Supremo de Elecciones sin fundamento alguno.
— Necesitamos terminar de entender que no es “ignorancia” lo que hay en Puntarenas y en Limón. Es necesidad. Y bien haría Carlos en celebrar ese traspaso austero de poderes que ya nos anunció en cualquiera de estas dos provincias. Ya no como gesto simbólico, sino como un acto formal de compromiso.
— No queremos ver a Carlos “echando bombas” el 25 de julio en Guanacaste... lo queremos ver liderando un proyecto exitoso que ayude a incentivar el empleo y la educación en la zona rural del país. Lo queremos ver fortaleciendo el INA y el INAMU. Lo queremos ver llevando la Red de Cuido y Puente al Desarrollo al siguiente nivel. Lo queremos ver combatiendo la exclusión estudiantil. Lo queremos ver recordando a todos aquellos que dijo que no olvidaría.
— Pero ojo, ¡mucho ojo! No solo Carlos está obligado a escuchar. Quienes quisieron llevar a Costa Rica por el camino de una teocracia deben de aceptar que el país les ha contestado con un claro y contundente no. Quienes quisieron cerrar el INAMU, traerse abajo las guías de afectividad y sexualidad, perseguir minorías, sacarnos de la Corte Interamericana de Derechos Humanos... no, no, y no.
— Deben de aceptar, escuchar y entender también. Porque este momento, este preciso momento, es el momento de la sanación y el encuentro. Es el momento donde ambas partes cruzan la calle, se encuentran en el medio, se dan la mano y aceptan marchar hacia adelante codo con codo, respetando la voluntad popular y entendiendo que si no hay consenso no hay progreso.
— Hay pasos que ya se han dado. Cabe destacar una vez más el Acuerdo Nacional por la Costa Rica Bicentenaria —al que Carlos aludió en su discurso— liderado en el Congreso por Ottón Solís, a quien de paso hay que reconocerle que desde hace rato venía hablando de la necesidad de un Gobierno de Unidad Nacional para el 2018-2022... otrora parecía una idea utópica y hoy, gracias al Acuerdo por la esperanza, la equidad y el desarrollo firmado por Alvarado y Piza es una realidad encaminada. * Se quita el sombrero frente a Ottón *
— A eso agreguemos el valor simbólico de que en una sola tarima estuvieran Leonardo Garnier, Maria Luisa Ávila, Patricia Mora, Rafael Ortiz, Rodolfo Piza, Ottón Solís, Epsy Campbell... todos celebrando la victoria de Carlos. Si de unidad nacional hablamos, ciertamente es un inicio prometedor. No olvidemos que Sol Echeverría, Edna Camacho, Vicki Ross, Dyalá Jiménez, Abril Gordienko y Mónica Araya también se pusieron a las órdenes del Gobierno de Coalición. La propia Christiana Figueres podría tener un papel importante en esta etapa histórica que inicia. Hay que ser cínico para no sumar todas esas fuerzas y no ser como mínimo, cautelosamente optimista.
— No solo el factor “miedo a Fabricio” llevó a todas estas personas a decidir trabajar juntas. Hay que reconocer en Carlos la capacidad de autocrítica diálogo y escucha que otras figuras históricas dentro del PAC no han tenido. Corrigió. Enmendó. Concilió. Aceptó sus debilidades y aprovechó sus fortalezas. Entendió que de pronto el destino lo obligaba a responder por una bronca mucho más grande de la que jamás había imaginado le tocaría enfrentar.
— Hay que tener claro que Carlos no era un buen candidato. Encima lo mandaron al ruedo casi desarmado y le pidieron lo imposible: que enamorada a un electorado apático y decepcionado. Inteligentemente se dio cuenta de que no estaba en el “enamorar” (simplemente no lo tiene en él) pero sí algo más importante: convencer. Y lo consiguió.
— De nuevo, entonces, toca ser cautelosamente optimista. Carlos pudo no haber sido un buen candidato pero sí que tiene todos los elementos para ser un buen presidente. Frente a una misión que pareciera casi imposible (gobernará con un Congreso de pesadilla para cualquier presidente) está llamado a atender la desesperante necesidad que tiene este país de salir de tres décadas de paso lento pero no tan seguro.
— Costa Rica está lista para ocupar un lugar histórico como nación líder de Latinoamérica y Alvarado puede ser quien le permita a esta pequeña finca de eternas coincidencias —en la cual el día de las elecciones mi mamá termina topándose a Rodolfo Piza y yo a Óscar Arias— empezar a consolidar ese puesto. No puede darse el lujo de lamentarse por el país que recibe (con infinitos retos), tiene que desde ya ponerse a pensar en el país que entregará.
— Entonces... si Carlos tiene la inteligencia de rodearse de la mejor gente (y no de un círculo de faruscas oportunistas VIP) será capaz de iniciar cuanto antes el proceso de sanación que requiere ahora Costa Rica inspirando a todos sus habitantes para que cada quien, desde dónde esté y con lo que tenga a mano haga lo posible por ayudar a que el país sea cada vez más desarrollado, más equitativo y más inclusivo.
— Costa Rica entra al Bicentenario en la mejor de las circunstancias: con un Gobierno de Coalición Nacional. La “oposición” (léase el PLN y Restauración Nacional) debe de comportarse a la altura de las circunstancias. Claro que deben ser contrapeso político pero no obstáculo para el progreso.¿Recuerdan la calcomanía aquella que decía “O sembramos árboles o nos lleva...”. Bueno. Los sembramos. Y el país es hoy ejemplo a nivel mundial en reforestación. Ahora... o trabajamos juntos o... nos lleva el tren. Y no el eléctrico.
— Entonces. Va de nuevo: ojo, mucho ojo. Que Guanacaste Puntarenas y Limón depositaron sus esperanzas no en Carlos y no en el PAC sino en el PLN (6 diputados), el PRN (6 diputados) y el PUSC (2 diputados). A estas 14 personas: cumplan. Por favor, cumplan. Entiendan la responsabilidad que han asumido. Defiendan a sus electores. Recuérdenlos. Y tengan clarísimo que vamos a seguir paso a paso día a día su trabajo. Se acabaron los “diputados fantasma”. A partir del primero de mayo estaremos siguiendo su labor muy, pero muy de cerca.
— Así mismo debe de ser: la prensa y la ciudadanía debemos de responder a este llamado histórico y olvidarnos de limitarnos a la fiebre electoral para entender de una vez por todas que construir país no es tema de votar cada cuatro años. Si algo aprendimos en este proceso es que la forma de hacer político cambió; los partidos han quedado en un segundo plano y nosotros estamos llamados a llenar ese vacío en el podio. Sobra decir que el ejemplo de Coalición Costa Rica dejó clarísimo hasta dónde puede llegar la ciudadanía cuando se preocupa por involucrarse en el destino del país.
— Aceptemos entonces como ciudadanos nuestra cuota de responsabilidad: comámonos la bronca. La política no es un espectáculo. La política es la pensión de la abuela, la educación del nieto, el empleo mamá, el seguro social de papá. La política es Emilia Navas como Fiscal General de la República. La política es una persona capaz, honesta, preparada y responsable al frente de la Defensoría de los Habitantes. La política es que usted y yo tengamos libertad de expresión y libertad de tránsito. La política es que regresemos a tiempo de la playa: porque nos importa nuestro país, porque queremos recordarle al mundo de qué estamos hechos. Y así lo hicimos. Una vez más.
— Vamos a cumplir 200 años de vida independiente y estamos listos para un cambio de paradigma político que ya inició. Un Gobierno de coalición. Una ciudadanía informada que demanda y exige de sus servidores públicos. Un país que está listo para replantearse la forma en que elige a sus diputados, a sus magistrados... ¿por qué no?, la forma en que se gobierna.
— Por lo pronto... rescato las palabras de Ottón Solís el domingo cuando aceptó que para el PAC, esta es una segunda oportunidad. “Estamos en deuda”, dijo. Es cierto. Y esperamos que no lo olviden ni un solo día durante los próximos cuatro años. No queremos berrinches, excusas, mentiras, patrañas, paños tibios ni cuentos chinos. Queremos y exigimos capacidad, honestidad, transparencia, integridad y compromiso.
— “Es por Costa Rica”, nos dijeron. Y Costa Rica respondió. Ahora le toca a Carlos responder de vuelta y ser el presidente que merecemos y el presidente que necesitamos. A su lado, un equipo de trabajo pluripartidista excepcional. Y Claudia Dobles, una mujer llamada a asumir un liderazgo histórico, capaz de convertirse en la referente absoluta de miles de miles de niñas y adolescentes a las que hemos de heredarles todas y todos un país más seguro, más próspero y más responsable.
— Adelante pues, señor presidente. Haga usted lo suyo, que nosotros haremos lo propio.
— Bonus Track: Es difícil olvidar muchas de las atrocidades que Fabricio se dejó decir en los últimos años y meses pero es fácil reconocerle que tomó el camino alto a la hora de la salida y ofreció un discurso de aceptación de derrota responsable y valiente. Su llamado a la unión y a respaldar a Carlos Alvarado fue el más oportuno. El país entero se lo agradece.
— Hidden track: Triste saber que algunos se acercaron a Fabricio no por el impulso de ayudar al país —no cabe duda que otros sí— sino con el afán de ver qué botín político cobraban. Ayer... lo dejaron solo. Digno el hombre dio su discurso sin la presencia de todos aquellos que felizmente brincaban uno tras otro dando adhesiones y pidiendo respaldos. Pero a la hora de la hora... brillaron no por demócratas, sino por oportunistas y ausentes. Indigno recuerdo el que dejan al país.
Fotografía: Julieth Méndez