El jueves de la semana pasada el Plenario del Congreso dio otro paso hacia adelante en la reforma constitucional que establece que un diputado perderá su condición de integrante del Primer Poder de la República si falta al deber de probidad. 

Dicha reforma fue aprobada en segundo debate, lo que podría interpretarse como que ya tiene su visto bueno definitivo, sin embargo, no es así.

Mientras que una ley ordinaria requiere dos debates en el Plenario, una reforma constitucional necesita cinco en total.

¿Por qué tantos? Así lo establece la Constitución Política de 1949 en su artículo 195.

Es precisamente ese numeral el que dicta el paso a paso que se debe seguir para pasar una reforma parcial a la Carta Magna vigente, por lo que el margen de acción es limitado y engorroso, pues el Congreso solo discute proyectos de ese tipo los miércoles, en una sesión que dura únicamente dos horas y de las cuales, hora y media se destina para intervenciones de contenido político de los diputados, ajenas a las reformas constitucionales planteadas.

En primer lugar, el proyecto solo puede presentarse durante el periodo de sesiones ordinarias, es decir, aquel en el que la agenda de la Asamblea está determinada por el orden en que las iniciativas recibieron el visto bueno de la Comisión que las estudió. Ello impide presentar proyectos de reforma constitucional durante el periodo de sesiones extraordinarias, ese en que Casa Presidencial fija la agenda de los diputados.

Otro requisito es que la propuesta de reforma debe ser firmada por no menos de diez diputados (un proyecto ordinario puede ser presentado solo por un legislador) o bien, por el 5% de los ciudadanos inscritos en el padrón electoral.

Una vez presentada con los requisitos anteriores, la propuesta debe ser leída tres veces con intervalos de seis días en el Plenario para definir si se acepta o no. Si supera esa etapa, el Plenario debe conformar una comisión especial encargada de estudiar la propuesta, para lo que se requieren no menos de 38 votos. 

Si se reúnen los votos, la comisión tiene un plazo de hasta 20 días hábiles para presentar su informe de recomendación del texto final (dictamen) al Plenario.

De seguido, el dictamen se somete a dos debates -igual que un proyecto de ley ordinario- y para su aprobación se requiere mayoría absoluta (mitad más uno de los diputados presentes).

Es hasta acá que el proyecto sobre sanciones a diputados que falten a la probidad ha avanzado.

Si el proyecto se aprueba en esos dos debates, se envía a Zapote para que el Presidente de la República lo retorne al Congreso con su informe sobre el Estado Político de la Nación, el cual debe pronunciar el 2 de mayo ante los diputados. Ese retorno debe ser recomendando aprobar el proyecto o bien, con una propuesta de modificación.

Superada esa etapa, los diputados deben discutir y aprobar el proyecto en tres debates, los cuales deben ocurrir en una legislatura diferente a la que se dieron los dos debates previos al mensaje presidencial.

Dado que cada legislatura se extiende del 1 de mayo al 30 de abril del año siguiente, la reforma para sancionar a diputados que falten a la probidad deberá ser votada en sus tres debates faltantes por los diputados que asuman el 1 de mayo próximo. 

Las legislaturas no deben confundirse con los periodos constitucionales. Una legislatura dura un año y un periodo constitucional se extiende por cuatro.

En resumen

  • El proyecto se presenta durante sesiones ordinarias por al menos 10 diputados o por las firmas del 5% del padrón de ciudadanos.
  • El proyecto se lee tres veces en el Plenario para admitirlo.
  • Una vez admitido, se conforma con al menos 38 votos una Comisión Especial que se encargará de analizar únicamente ese proyecto.
  • El dictamen de la iniciativa se envía al Plenario, la cual debe discutirlo y votarlo en dos debates que pueden ocurrir en una misma legislatura.
  • El proyecto se envía para que el Presidente de la República lo incluya en su Mensaje sobre el Estado Político de la Nación el 2 de mayo, instando a aprobarlo o con propuestas de modificación.
  • Si el Presidente cumple con ese paso, el proyecto debe discutirse y votarse en tres debates, pudiendo todos ser en una misma legislatura, aunque diferente a la que le dio los dos debates previos al mensaje presidencial.

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