Cada vez que se acerca la época electoral pienso en esas mujeres tan fuertes y heroicas que formaron la Liga Feminista de Costa Rica. Lideradas por Ángela Acuña Braun lucharon para que a la mujeres se le otorgara el derecho al voto que se les había negado por ciento cincuenta años ya. Aquel esfuerzo loco, visionario y sumamente arriesgado lo valió, lo sigue valiendo; cada vez son más las mujeres que asumen puestos de toma de decisiones, ¡incluso en el 2010 estábamos escogiendo a la primera presidenta de Costa Rica!
Recuerdo en aquel entonces tener catorce años y pensar “esta es mi Patria, donde las mujeres son presidentas”. Quizás fue ese punto en mi vida el que me motivé a sumarme a la lucha y a inmiscuirme en los espacios políticos ¡que inspiración! Hoy, ocho años después nos encontramos en un momento crucial que podría marcar un retroceso para nuestros derechos como mujeres, como seres humanos.
El pasado 4 de febrero nos enfrentamos a un escenario difícil de asimilar para nosotras, las mujeres. La campaña había sido dura, nos tocó hasta escuchar a la única candidata mujer en la papeleta hablar en contra del feminismo... sí, ¡el feminismo gracias al cual pudo llegar a ser candidata! Además escuchamos a varios candidatos proponer ideas que básicamente se traducían a hombres tomando decisiones por nosotras... otra vez.
Más allá de esos antecedentes, como decía, los resultados de las elecciones nos dejaron inquietas. Por un lado tenemos a un candidato que promueve la lucha por nuestros derechos y en cuyas propuestas se incluye a la mujer desde cada área – sí, me siento representada por esas propuestas–. Del lado opuesto tenemos una propuesta que se resumen en darle herramientas a la mujer para “salir adelante”. Claro está, como madre, como jefa de hogar, como esposa ¿solo en esos roles tenemos importancia?
Observemos a mujeres costarricenses increíbles que han resaltado como Christiana Figueres, Elizabeth Odio, Ana Helena Chacón, Sandra Cauffman, Mónica Araya, Shirley Cruz e innumerables más... Ellas han logrado resaltar por ser referentes en sus disciplinas: asumieron posiciones de liderazgo y abrieron puertas desde cada uno de esos espacios para que más mujeres nos sumemos.
Entonces ¿y nosotras? ¿Dónde quedamos las mujeres que no somos madres ni esposas? ¿Por qué nos permitimos tener un candidato en segunda ronda con propuestas de antaño? Sus ideas chocan con los avances y las luchas ya ganadas ¿cómo podemos ignorar esto? La pregunta más fuerte y la que más me lesiona sin embargo es: ¿por qué vemos a tantas mujeres darle el apoyo a esas propuestas?
Yo no creo que las mujeres de la Liga Feminista de Costa Rica comenzaran aquella lucha en el país para llegar tantos años después a las puertas de un retroceso tan grande. Mi voto y apoyo en esta segunda ronda lo doy defendiendo mis derechos como mujer, defendiendo la lucha que tantísimas mujeres han dado y que algunas tratamos de continuar desde nuestras trincheras.
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