2 de abril de 2018. Alvarado ganó la segunda ronda. 8 de mayo de 2018. Alvarado, en su primer acto de gobierno, deroga el Pacto Interamericano de Derechos Humanos, la Constitución Política, el Código Penal y el de Familia, ordena el cierre de la Basílica de los Ángeles, y envía a la policía en batida militar a clausurar la Avispa. O Alvarado ganó la segunda ronda y de inmediato su sindicalista vicepresidente lo convence de otorgar un aumento del 15% al salario de todos los empleados públicos, traspasarle el 15% del PIB a las Universidades sin justificación alguna, y endeudar al país hasta que reviente, mientras que programa consultas a la Corte de Derechos Humanos para autorizar al Estado a quitarle los niños a las familias que insistan en no querer aprenderse de memoria las guías sexuales del MEP.

Lo anterior podría ser el argumento uno de esos cuentos de humor negro que mi abuelo Arnoldo escribía con mejor pluma que yo, pero en realidad ese es el nivel de discusión que veo en este momento entre amigos y familiares en las redes sociales.

El insulto, la degradación, el alarmismo, la negación absoluta de méritos. La reacción de la gente en las redes sociales no deja duda de que el presidente de la república, léase el Sr. Alvarado a partir del ocho de mayo, se va a topar un país más dividido que aquél que tuvo que enfrentar el expresidente Arias cuando enfrentó el referéndum del TLC.

¿O no?

Para los alarmistas de derecha (la mayoría miembros del PLN), el PAC va a llevar a la quiebra económica y moral a este país y no consideran viable darles su apoyo bajo ninguna circunstancia. Eso a pesar de que los sectores adversos al PAC contarán con la mayoría calificada en la Asamblea Legislativa, y podrían perfectamente imponer la agenda fiscal que les plazca (claro, si les importa el país).

Para los alarmistas de izquierda (y no pocos de centro y de derecha), en el caso del que el Sr. Alvarado triunfe y con él los conservadores del país, implica la muerte de la agenda de derechos humanos. Pero olvidan que una elección no implica que la Sala Constitucional, los tribunales de justicia, y la Asamblea Legislativa vayan a volverse lugares de adoración. Los partidos contrarios al Sr. Alvarado representan la mayoría calificada de la Asamblea Legislativa y pueden frenar cualquier intento de devolver al país a la edad media.

Por eso escogimos hace casi doscientos años un sistema de frenos y contrapesos. La responsabilidad el estado actual del Estado costarricense es responsabilidad de los poderes de la República y de cómo han actuado en los últimos veinte años. Si Alvarado quiere hacer un buen gobierno, debe gobernar con todos los sectores que conforman el Estado, y no creo que estos lo dejen limitar la agenda de derechos humanos o seguir con la irresponsabilidad fiscal.

Pero antes debemos elegir al Sr. Alvarado. Y ningún favor le estamos haciendo con este diálogo de sordos donde unos solo quieren hablar de un tema y los otros solo quieren insultar a los que no piensan igual que ellos. Tenemos que aceptar el hecho, nos guste o no, lo queramos aceptar o no, nos duela o no, que el Sr. Alvarado va a ser presidente del país.

Tengo claro que por suerte, el Sr. Alvarado si respeta mucho al Sr. Alvarado, porque ambos tienen muy claro que el ocho de mayo, el Sr. Alvarado puede ser juramentado presidente. Quisiera pensar que en el plazo que nos queda de aquí al primer domingo de abril, el resto de nosotros pudiera actuar con respeto al pensamiento ajeno pero también con el ánimo de conocer las razones que llevaron a amigos o familiares a pensar tan diferente de nosotros. A entender las verdaderas razones por las cuales nuestro país debe decidir si el Sr. Alvarado debe ser presidente. El respeto mutuo en este momento debería imponerse para tomar decisiones fundamentadas en el sentido común y lo mejor para el país.

Mientras no recuperemos el respeto mutuo entre todas nosotros, no creo que el Sr. Alvarado tenga opciones de tener un buen gobierno, por cuanto al igual que en gobiernos anteriores, habrá un parte del país que sólo estará dispuesta a creer en su verdad y todo lo verá malo, corrompido o inmoral.

En el ínterin, recordemos la frase de otro presidente famoso, esta vez gringo (y católico, por cierto), cuando al tomar posesión le recordó al pueblo que no había que preguntarse qué podía el país hacer por usted sino que podía hacer usted por su país. Deberíamos dejar de quejarnos e involucrarnos más en la vida política de nuestro país para no tener que pasar por este “trauma” de elegir al Sr. Alvarado.

Y sí, para muchos es un trauma esta segunda ronda. Porque no pueden aceptar que democracia a veces implica elegir entre las opciones que no nos gustan, y esto implica pensar, comprometerse, votar convencido de por qué se vota y no arrastrado por la tradición o el fanatismo casi deportivo que antes tenían las campañas. La democracia ha hablado: usted y yo debemos definir si el Sr. Alvarado es o no presidente, si no le gustan las opciones pregúntese que hizo usted para evitar llegar a este escenario, pero no el pasado 4 de febrero, qué hizo antes cuando pudo comprometerse más.

El ocho de mayo de 2018, el Sr. Alvarado será presidente, y desde ahora le deseo lo mejor para su gobierno. No voté por él en la primera ronda, pero espero que le vaya bien. Si no, como siempre ha dicho don Oscar Arias, nuestro sistema nos permite quitar a los presidentes que no nos gustan: lo hacemos cada cuatro años el primer domingo de febrero.

El nueve de mayo de 2018, habrá que ir a la escuela, habrá que trabajar, que pagar deudas, que abrir negocios… tendremos que seguir viviendo en nuestro país. El Apocalipsis podrá esperar, se los garantizo.

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