Puede parecerle una simple foto llamando a votar, la verdad es que dice mucho más que eso. Hasta el año de 1949 y gracias a las luchas que por años muchas mujeres dieron, finalmente se les reconoce su derecho como cualquier otra persona pensante a votar y elegir quienes gobernarán este país.
Es por esa razón que la mamá y la abuelita de la abuelita no podían votar, entonces… La ilustración representa el resultado de esas arduas luchas reivindicativas que a través de la historia han dado los diferentes grupos por hacer valer sus derechos (en este caso las mujeres).
Una lucha que abarca mejores condiciones, espacios y salarios dignos a nivel laboral, una lucha por un trato igualitario en los diferentes espacios sociales, un reconocimiento de su rol dentro de la estructura familiar y económica, una lucha por un deseo de superación, y por quitarse de encima ese estigma de patriarcal sobre sus pensamientos y sus cuerpos.
Todas esas reivindicaciones han sido impulsadas por la Teoría del Género como fuente de equilibrio entre el hombre y la mujer. Sin embargo, la lucha por esta igualdad ha propiciado que otros grupos alcen su bandera de lucha con base en esta misma teoría, es decir lo que hoy conocemos como comunidad LGTBIQ, quienes, cansados de tanta discriminación por su condición o preferencia sexual, han impulsado desde hace varios años una lucha por hacer valer sus derechos. Los cuales no interfieren con los de las personas heterosexuales.
Hay quienes se oponen a esto, según dicen ellos que lo natural es que exista una relación entre hombre y mujer, o porque así lo estableció Dios. Si viviéramos en un ambiente totalmente natural, nuestra función se limitaría solamente a nacer-crecer-reproducir y morir. A diferencia de otros seres vivos que sí viven en un ambiente natural, los humanos somos seres racionales que necesitamos de una serie de condiciones y construcciones sociales para subsistir (de ahí el término sociedad) amor, afecto, comprensión entre otros, esto último es la diferencia más importante en toda esta discusión, el hecho de que seamos seres sociales, nos permite elegir y/o relacionarnos con las personas con quienes sintamos una mayor aceptación o un mayor afecto, cada quien es libre de elegir a su gusto y conveniencia.
Con respecto a lo religioso se dice que Dios creó primero al hombre y luego a la mujer, por lo tanto, este es el binomio que debe de prevalecer, sin embargo, por conveniencia no mencionan que Dios creó a Eva de la costilla de Adán, simbolizando esto una sumisión de la mujer, además de ponerla como la malvada de la película al inducir a Adán a comer el fruto prohibido hecho por el cual fueron expulsados del Edén, condenando Dios a la mujer a parir sus hijos con dolor.
A lo largo de la Biblia se puede apreciar como la mujer es objeto de sumisión e intercambio entre los hombres, principalmente por cuestiones maritales, que, según las teorías referentes al origen del matrimonio, nace por vínculos comerciales (no en vano, hoy día cuando hay un divorcio las partes se reparten los bienes. Esas negociaciones también contemplaban la virginidad de la mujer, esta condición da como resultado la sumisión de las féminas quienes deben de dedicarse exclusivamente a la crianza de los niños y a las labores del hogar, mientras el hombre es el proveedor y como tal tiene el poder y libertad de actuar de acuerdo a su rol.
Entonces el atacar los derechos de los grupos LGTBIQ, justificando a la teoría de género como responsable, es ignorar el papel histórico de la mujer y su rol actual en la actualidad. El criterio religioso empleado es solamente una mampara para atraer a quienes no están de acuerdo con dicho grupo social, y quienes erróneamente creen que un libro escrito y traducido infinidad de veces desde hace más de tres mil años puede aplicarse al pie de la letra hoy en día.
Claro está que el tema de género evoca a un Derecho Humano, así como la educación, la salud, la vivienda, el derecho a la vida, entre otros. El que una persona llegue y diga que va a sacar a Costa Rica de la Corte Interamericana de los Derechos Humanos solamente porque esta avaló el matrimonio igualitario, ignora esta situación, o bien… acomoda este hecho a sus intereses electorales. ¿Retirarnos de la CIDH y mandar todos los otros Derechos Humanos por la borda?
Se equivocan y acomodan a conveniencia quienes dicen que el matrimonio igualitario atenta contra la familia tradicional. Para el 25 de febrero de 2017, el periódico La Nación publicaba que desde hace tres décadas los divorcios se han triplicado, al punto que, en el año 2009 por cada 100 bodas hubo 53% de parejas que rompieron sus vínculos. Si tanto les interesa la familia tradicional deberían de luchar para reducir esta cifra. ¿O no?
Lo anteriormente expuesto me lleva a la conclusión de que quienes están en contra del matrimonio igualitario y en contra de la teoría de género, lo hacen solamente por ganar un caudal electoral, sin importales que otros derechos fundamentales se puedan ver lesionados, sin tener en cuenta las grandes luchas históricas dadas por diversos grupos sociales, y principalmente lo hacen guiados por la intolerancia y por la no aceptación de que cada persona tiene un pasado, presente y futuro, cada una de ellas piensa y es diferente.
Con esta actitud le ocultan a las nuevas generaciones que los derechos que disfrutan hoy en día han sido producto de esas luchas reivindicativas, el querer invisibilizar esto, es negar nuestra propia historia y es negarles a ellos el disfrute de una paz social en un país reconocido internacionalmente como un lugar donde se respetan los Derechos Humanos.
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