Ante los tiempos que estamos viviendo, me queda entre pecho y espalda una gran preocupación.
Dicen por ahí, que cada crisis es una oportunidad, y en el fondo de mi corazón (aunque suene muy romántico) deseo que sea así, una oportunidad para Costa Rica, para cada uno de nosotros a corto, mediano y largo plazo, a las nuevas generaciones para quien quiero dejar un lugar mejor.
Las elecciones hablaron, y el porcentaje de abstencionismo es demasiado alto para no poner atención…
Algunos antecedentes
La situación que vive Costa Rica es ciertamente un situación difícil a todo nivel. Solo para hacer un brevísimo recuento: inseguridad, economía, pobreza, acceso a salud, desempleo y desastres naturales por nombrar solo algunos tópicos.
La crisis que nuestro país enfrenta es fruto de retraso en la toma de decisiones en materia de fianzas, desde dentro, y desde afuera, en parte de la crisis económica global, que se disparó con la caída de la económica de USA a raíz de la burbuja inmobiliaria. Y que decir en Europa, Grecia, España, Gran Bretaña… por solo nombrar los países en donde ha sido más evidente….con algunas consecuencias muy preocupantes como la baja en la inversión social, salud, educación, ciencia y tecnología y en donde las compañías más poderosas son las que salen ganando y se privatizan servicios que deberían ser para todos por igual.
Por lo tanto, pensar que a Costa Rica no le afecta eso es ser muy iluso y si sumado a esto tomamos en cuenta que tenemos años de entrabamiento burocrático, crecimiento del gasto y del aparato gubernamental (producto de administraciones anteriores), corrupción, narcotráfico, consecuencias del TLC, etc., entonces no es para menos que tengamos un panorama lúgubre.
Muchas de estas situaciones fueron parte de lo que se planteó cambiar en el actual gobierno, vea con objetividad los números que hablan más que mis palabras, y se notará que se lograron cambios sustanciales que no necesariamente dan fruto a corto plazo. Pero ¿cómo poder cambiar las cosas con las manos atadas? ¿Cómo poder funcionar fluidamente cuando los intereses particulares están por encima del “PROYECTO PAIS” que debe prevalecer en cualquier gobierno? Hablo de que en la Asamblea Legislativa no siempre se logra que los intereses partidistas cedan ante esa agenda país...
Descontento
Al ver los resultados es claro que la gente que no votó está descontenta, desencantada de lo mismo y el hecho que los partidos “tradicionales” quedaran fuera lo confirma. No pudo ningún candidato convencer a esas personas de apoyar sus propuestas, no fue suficiente su discurso y la verdad, tienen razón. Pareciera que los partidos (todos) no han entendido que la gente está cansada de falsas promesas o promesas inviables y además explicadas de forma compleja, con demagogia y manipulación; más claro no canta un gallo.
Entonces, ¿qué es lo que el pueblo quiere o pide? Para mi esta muy claro: propuestas viables, un discurso sencillo y honesto, nada de demagogia y sobre todo que no los subestimen. El pueblo quiere ver en los candidatos y sus equipos un ejemplo congruente entre lo que se dice y lo que se hace, recordemos el dicho: “las palabras convencen pero el ejemplo arrasa” el pueblo costarricense tiene su orgullo y su inteligencia.
La familia costarricense
Una gran parte de esta campaña se basó es este tema, se polarizó la discusión en la defensa de la familia costarricense a partir del anuncio de CIDH. Pero la familia costarricense real tiene muchas formas y esto ya se ha discutido hasta el cansancio. Sin embargo, hay quienes aún no quieren entender que esa es la realidad que tenemos en nuestros propios hogares o los de nuestros familiares y amigos.
Lamentablemente con esta polarización se dejó de lado uno de los verdaderos problemas que amenazan a nuestras familias, la situación fiscal de nuestro país.
Se utilizó el discurso para evitar hablar de propuestas concretas (algunos candidatos lo hicieron y con datos). Que no nos guste oír las propuestas viables es otro asunto y por eso se volvió al mismo tema una y otra vez…. Solo para evadir.
Que algunos candidatos no hablen de la familia costarricense como tema central no quiere decir que no tengan preocupación o principios sólidos en este tema, no hay que confundir.
Lo cierto es que el discurso fundamentalista y discriminatorio no nos lleva a nada y logra dividir y señalar a los que no lo compartimos como si fuéramos la amenaza cuando es lo contrario y perdonen si no les gustan mis palabras al respecto.
No podemos pecar de ingenuos, detrás del discurso de estas tendencias fundamentalistas hay una maquinaria poderosa de manipulación de masas que logra calar en los valores sagrados de nuestro pueblo y por eso funciona. Pero no es más que un capitalismo disfrazado de religión, y muy poderoso. ¿Qué quieren? Mantener al pueblo dominado así de simple. ¿Cómo se combate? Con amor, con discusiones sencillas pero respetuosas, sin tanta retórica y con propuestas viables, con apertura mental, sin odio, sin hígado de por medio pero con firmeza.
El cuarto poder
Sumado a lo anterior, tenemos a la prensa que ayuda a desviar o no la atención y pone las cosas en situaciones peligrosas. ¿Cómo distinguir eso? ¡Que difícil verdad! Ciertamente no es fácil, por eso hay que leer, hablar con muestro amigos, familiares, tener malicia indígena y buscar y sobre todo tener un mente abierta a ideas y opiniones diferentes a la mía que pueda construir positivamente.
La campaña estuvo color de hormiga, y esperemos que ahora, frente a la segunda ronda, ese color cambie y seamos cada uno de nosotros parte de ese cambio y de exigir de ellos una campaña de altura de ideas claras y propuestas viables…
El futuro próximo
¡Ardua tarea tenemos por delante! No podemos retroceder, no podemos dejar que gane el odio o la furia o las ideas sin sentido o los resentimientos. Hoy más que nunca debemos estar unidos para sacar a Costa Rica adelante juntos, eso no es tarea de los “otros” a quien es fácil echarle las culpas de lo que pasa… No nos engañemos, cada uno de nosotros desde nuestra posición somos responsables y copartícipes de lo que viene, aprender la lección es indispensable para no volver a caer en lo mismo.
Yo lo invito a usted, que aunque no comparte mi partido político o mis creencias filosóficas y religiosas a ayudarme a construir un país mejor… tenemos una oportunidad (¡muchos no la tienen!) de ver más lo que nos une o en qué coincidimos que lo que nos separa. Lo invito a dejar posiciones de “piedra” y ofensas y ver objetivamente argumentos e ideas, en el marco del respeto, pero sin tapar el sol con el dedo.
Lo invito a reflexionar, a conversar con sus familiares, amigos, compañeros, gente de la calle, a tratar de ponerse en sus zapatos y ver por sus ojos o su situación y llegar a acuerdos y sobre todo a trabajar para una agenda nacional…. De lo contrario no quiero ni hablar de lo que nos puede pasar que ya tenemos casos muy tangibles en América Latina.
Hay una tarea por delante, no le corresponde a los otros hacerla… yo tengo mi parte y usted la suya… debemos ser responsables, ser positivos y constructivos en todo momento.
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