A modo de introducción
La administración de proyectos ha venido evolucionando desde tiempos antiguos hasta la actualidad. En un inicio, los proyectos eran básicamente administrados de modo tal que era suficiente tener éxito en términos técnicos (calidad). Lo financiero se dejaba de lado (costo y tiempo de ejecución). A ese periodo se le conoce como “periodo tradicional” y comprende desde 1960 a 1985. En dicho periodo lo relevante era, repito, el éxito técnico y por ende los encargados del proyecto ponían énfasis en ese aspecto. Además, el tipo de administración era autoritario.
Luego, desde 1985 hasta 1993 vino el “periodo del renacimiento”. Durante ese periodo se suman a lo técnico las variables de costo y de calidad. El liderazgo en los proyectos de este periodo es más participativo que en el anterior.
Por último, desde 1993 hasta la fecha, los proyectos se gestionan en apego al tiempo, costo, calidad y satisfacción del cliente. La gestión de los mismos es mucho más compleja y abarca una serie de especialidades que obligan, entre otras cosas, al trabajo en equipo, a la gestión eficiente de los recursos y a la administración de los riesgos.
Según opinión de algunos expertos con los cuales he compartido en mis 26 años de trabajar en el ICE, sobretodo en mi breve etapa como Director de Proyectos, el ICE ELECTRICIDAD se encuentra dentro de las empresas que aún gestionan sus proyectos de la manera renacentista. En mi opinión esto es cierto y es además una de la razones del porqué algunos de nuestros proyectos no generan suficientes ingresos para cubrir la inversión, el costo de capital y los costos asociados a la operación y manteniendo, principalmente. Esto en el argot de las finanzas se le conoce como “destruir riqueza”. Esa es una de las razones principales del fracaso de muchas empresas. Sin embargo, en el ICE ELECTRICIDAD esto no es una posibilidad puesto que si los ingresos no cubren los costos, simplemente se envía a la ARESEP una solicitud de aumento de las tarifas eléctricas y el entuerto lo pagamos todos los costarricenses.
En esta coyuntura, ¿Qué debemos hacer en el ICE ELECTRICIDAD para poder tener una gestión moderna en nuestros proyectos?
Pues para empezar, es indispensable que nuestra administración superior tenga un correcto manejo de conceptos tales como eficiencia, sinergia, pero sobretodo transparencia. Debe esa administración no solo conocer esos conceptos sino estar convencida de que estos son realmente importantes y relevantes para que los proyectos sean concebidos de una manera óptima.
Eficiencia tiene que ver con que hagamos las inversiones a mínimo costo y en el momento justo. Para ello debemos saber estimar de una manera más o menos confiable cual va a ser la tendencia de la demanda eléctrica en los años venideros. No se trata de ser brujos o tener una bolita de cristal. Se trata de hacer los ajustes necesarios en la metodología para que cada día se acerque más a la realidad y que refleje adecuadamente los cambios del entorno económico, fundamentalmente. Si esto no fuese posible, debemos monitorear esas variables en tiempo real y dejar margen de reacción dentro de la gestión para acelerar, ralentizar, posponer o incluso abandonar proyectos que no se justifiquen financieramente.
Sinergia es la energía que se consigue con el esfuerzo conjunto y organizado de muchos actores, de diferentes disciplinas o especialidades, la cual siempre será mayor que la que se alcanzaría si esos esfuerzos se realizaran de manera individual. Para lograr sinergia es fundamental el empoderamiento de los mandos medios y abandonar el culto al autoritarismo de una vez por todas. Es vital además una excelente comunicación, tolerancia y respeto mutuo.
Por último, el concepto más importante para mí, la transparencia. Los accionistas de una empresa deben tener acceso completo y sin restricciones a la información. El ICE es una empresa de todos los costarricenses, por ende la única manera de asegurar ese derecho a la información es a través de una gestión transparente. Esto no significa dar los resultados de gestión junto con las excusas por el fracaso, sino más bien hacer del conocimiento de la ciudadanía, durante las etapas tempranas de planificación y diseño, de los pormenores de nuestros proyectos. Es durante esas etapas que aún existe margen de acción o de corrección del rumbo de los proyectos. Luego es demasiado tarde (para muestra, un botón: PH DIQUIS).
Con esta breve introducción, veamos ahora de qué manera se han gestionado en los últimos años algunos proyectos en ICE ELECTRICIDAD.
ST COBANO, la subestación inalámbrica
Este proyecto consistía en la construcción de la Subestación de Transmisión Cóbano. Con un costo cercano a los 3 millones de dólares, se finalizó en mayo del 2006. Hasta allí todo bien. Sin embargo al proyecto le faltó un pequeño detalle...la línea de transmisión. Y no es que en el ICE alguien haya descubierto el secreto de Nicola Tesla para transmitir energía de manera inalámbrica. Fue en realidad el resultado de la torpeza del Negocio de Transmisión sumado a la negligencia de la alta administración. Por ello el proyecto lleva más de 10 años sin funcionar, a la espera de la llegada de la línea de transmisión. En pocas palabras, el ICE botó a la basura casi 3 millones de dólares, provenientes de un empréstito con el Banco Interamericano de Desarrollo.
Proyecto Liberia - Papagayo - Nuevo Colón
En el año 2006 se promueve la construcción del proyecto de Transmisión Liberia Papagayo – Nuevo Colón. La inversión estimada para esta obra era de 20.8 millones de dólares y su tiempo de ejecución de dos años. Se concluyó en el año 2010 y la inversión requerida fue de 67.1 millones de dólares. Se utilizó para su concepción el artificio del “arrendamiento”, mediante el cual el ICE pretendía una vez más omitir en su contabilidad activos de su propiedad, en contra de lo que dictan las normas NIIF y de paso cargando en los usuarios, vía tarifa, todos los costos del proyecto. Algo similar a lo que se hizo con algunos fideicomisos como PH TORO III, los cuales fueron disfrazados por la administración superior como fideicomisos operativos, siendo lo correcto el tratarlos como fideicomisos financieros.
En términos reales al año 2010, este arrendamiento tiene un costo total de ¢87.847.683.822,00; el cual el ICE paga a razón de ¢483.120.339,55 por mes, por un periodo de 138 meses. El mismo es financiado por dos bancos del Estado, a una tasa de interés del 9.8 % anual.
El problema reside en que el proyecto fue aprobado con base en los ingresos que dejaría el ICE un supuesto incremento de la demanda eléctrica en la zona del 10 % anual. El incremento de la demanda por supuesto no fue el esperado y consecuentemente los ingresos son mínimos. Por otra parte la obra terminó costando alrededor de 46 millones de dólares más. No es necesario tener más datos para saber que éste proyecto es un fiasco desde el punto de vista financiero. Además, la administración superior del ICE no tiene esa información, o no me la quiso entregar.
PH REVENTAZON
Esta magna obra que sorprendió a propios y a extraños por su complejidad técnica, también tiene sus bemoles en la parte financiera, o al menos así pareciera. Y no es que seamos necios o ciegos ante la magnificencia técnica de esa obra. Soy el primero en aplaudir de pie a los compañeros y compañeras que de una u otra forma participaron de tan inmenso reto técnico. Mis dudas van más allá de gestión técnica y sólo se centran en la gestión financiera.
Por tal motivo solicité a la administración superior del ICE datos financieros actualizados del proyecto tales como el VAN, el TIR y el Periodo de Recuperación Descontado (PRD). Ante la política de opacidad que ha caracterizado a esta administración, me vi obligado a recurrir a un recurso de amparo ante la Sala Constitucional para obtener esa información. ¡Y eso que estamos en el tiempo del gobierno de la Casa de Cristal!
Gracias a mi insistencia, el señor Gerente de Electricidad me envió algunos de los datos calculados durante la fase de factibilidad del proyecto, mismos que hoy en día están desactualizados y son por ende inútiles, pues es de todos sabido que la demanda no creció como se estimaba y el proyecto tuvo sobrecostos importantes. Aun sin contar con todos los datos financieros debidamente actualizados, podemos afirmar sin temor a equivocarnos que el proyecto es un total desastre desde el punto financiero. Lo anterior debido a que los ingresos estimados no se van a dar pues la demanda eléctrica en el país está estancada, producto de una atrofiada economía. Por otra parte sabemos de los sobrecostos en que una vez más incurrió el ICE para poder terminar las obras (PH REVENTAZON pasó de $633 millones originales a $1.422 millones).
El efecto de este proyecto lo sentiremos en nuestros bolsillos en unos cuantos años, cuando sea necesario realizar los ajustes pertinentes a la tarifa eléctrica para no afectar las finanzas de la Institución. Por supuesto esto sucederá en otro gobierno y en otra administración del ICE. Los responsables de este entuerto ya estarán probablemente en sus casas, disfrutando de sus pensiones.
Por situaciones similares a esta, hace algunos años, el gobierno de turno decidió separar de su cargo en la CNFL al Ing. Pablo Cob. El diputado del PAC Javier Cambronero dijo en una entrevista para Informatico el 3 de Julio del 2014 que esa decisión se tomó por deficiencias en la gestión del señor Cob, las cuales tuvieron un fuerte impacto en las finanzas de la compañía.
Añadía en esa ocasión el señor Cambronero: “Lo más grave fue la creación de una gerencia para administrar el proyecto Olivier para brindar energía eléctrica a la Isla del Coco, presupuestado inicialmente en 84 millones de colones y cuya inversión ya va por ¢1.000 millones. También el proyecto hidroeléctrico Balsa inferior, que pasó de una inversión de $130 millones a $310 millones, reduciendo la generación de 154 megavatios a 122 megavatios.” La negrita no es del original.
Indicaba además: “El CNFL no es una “pulpería” y el presidente Luis Guillermo Solís se encuentra resolviendo “entuertos dejados por otros”, con el objetivo de velar por el erario público y devolver la fe en la institucionalidad.”
Revisando las cifras del supuesto entuerto permitido por el señor Cob y lo sucedido con PH REVENTAZON, resulta evidente que la afectación a las finanzas del ICE será mucho más grave con el caso de Reventazón.
Anticipamos que las excusas del señor Obregón Quesada irán en la línea de la necesidad de contar con generación firme, sobre todo para permitir la adjudicación de generadores privados que están en lista de espera, y en el hecho de que el proyecto Reventazón ha permitido situar al país en un liderazgo a nivel mundial en cuanto a generación renovable. Esos hechos son irrefutables. Pero lo que don Carlos no nos dirá es que el primer hecho solo beneficia a un reducido número de empresarios y que la imagen verde de la que hoy goza el país a nivel mundial, es tan solo un espejismo que se irá desvaneciendo con el tiempo y desaparecerá definitivamente cuando se tenga que hacer un fuerte ajuste en la tarifa eléctrica para no afectar negativamente las finanzas del ICE, sobre todo a las alturas del año 2022, cuando tengamos que honrar el pago de los bonos. Como dije antes, ese tamal lo tendrá que destapar el nuevo Presidente Ejecutivo que llegue al ICE en mayo del 2018.
Es por ello que, como ciudadano costarricense y como trabajador del ICE, debo hacer un llamado al señor Presidente de la República a ser consecuente con su discurso y apartar inmediatamente de la administración del ICE al señor Obregón Quesada y separar además del mismo a sus colaboradores y colaboradoras más cercanos. Las excusas no son de recibo.
Reflexión final
El modelo de administración en el ICE se agotó hace muchos años. En estos tiempos son necesarias otras competencias y habilidades. Los retos que enfrentamos hoy son totalmente diferentes a los de años atrás. Es por ello imprescindible dar un golpe de timón a la dirección del Instituto. Es necesaria una nueva visión y que con base en esa visión definir nuevos objetivos y metas estratégicos. Es necesario además que esta Institución emblemática retome los caminos que sus principios y sus valores le señalan.
Para ello es imprescindible un cambio generacional en los liderazgos. Un cambio que impulse el trabajo en equipo, a través de un diálogo transparente, respetuoso y tolerante. Es urgente además recuperar la mística de los trabajadores, misma que se ha visto severamente afectada por las decisiones autoritarias e irracionales de la actual administración.
El trabajo a realizar no es fácil. El entorno es mucho más agresivo y está en nuestra contra. Los retos son mucho más complejos. Los enemigos se multiplicaron, afuera y adentro de la Institución. Sin embargo, no debemos perder la esperanza. Estoy convencido de que tenemos capacidad para salir adelante.
Es cuestión de apelar, una vez más, a nuestro activo más importante...los trabajadores y trabajadoras del Instituto Costarricense de Electricidad.
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