Gran oportunidad y buenos avances.

La visita a Costa Rica de la secretaria de Comercio de los Estados Unidos, Gina Raimondo, vino a fortalecer la gran oportunidad que se abre a nuestro país para la producción de semiconductores.

Es una oportunidad fruto del avance en la producción y exportación de bienes con alto contenido tecnológico que viene desarrollando el país desde hace 30 años, de las circunstancias geopolíticas de estos años y de las buenas tareas llevadas a cabo por el gobierno del presidente Rodrigo Chaves Robles para aprovechar las condiciones actuales del comercio internacional.

En efecto, por una parte, Costa Rica gracias a su exitosa trayectoria histórica construyendo una democracia liberal y educando a su población, a su ubicación geográfica, y a las exportaciones tempranas y cuantiosas de semiconductores de INTEL, ha estado entre los países candidatos a beneficiarse con este tipo de industria desde la aprobación misma, en agosto de 2022, de la Ley de Chips y Ciencia (Ley Chips), que promueve la producción de este tipo de artículos en EEUU y en países cercanos y amigos de esa nación.

Por otra parte, el gobierno actual se adelantó desde 2023 a preparar una Estrategia Nacional de Semiconductores.

Ya en julio del año pasado el Departamento de Estado de los Estados Unidos y el Gobierno de Costa Rica iniciaron actividades para explorar oportunidades de crecer en la colaboración para fortalecer una red más ágil y segura de producción de semiconductores.

En el contexto de la Alianza para la Prosperidad Económica en las Américas, desde noviembre de 2023, se anunció que el primer evento con la finalidad antes indicada se celebraría en Costa Rica en febrero de 2024.

Ya en ese mismo mes un equipo liderado por el presidente de la república y el ministro de Comercio Exterior, Manuel Tovar Rivera, se reunieron en Washington con representantes de la Asociación de Industrias de Semiconductores (SIA, por sus siglas en inglés) y empresas asociadas, con el fin de posicionar a Costa Rica como destino idóneo para nuevas inversiones en la industria de semiconductores.

Estos esfuerzos dieron fruto con la reciente visita de la secretaria de Comercio y su presencia en la presentación de la Estrategia Nacional de Semiconductores del gobierno de nuestro país.

De esta manera Costa Rica toma la delantera en la región para poder ser beneficiada con financiamiento del Fondo para la Seguridad e Innovación Tecnológica Internacionales (International Technology Security and Innovation Fund), al cual se asignaron partidas en virtud de la Ley CHIPS de 2022.

Retos pendientes demandan unidad nacional

La oportunidad es envidiable y los avances logrados son muy meritorios. Pero estamos lejos de cosechar los frutos.

El gran reto que enfrenta la expansión de la producción de semiconductores en los Estados Unidos y en países amigos, entre los cuales Costa Rica va a la cabeza por un buen trecho, es contar con los trabajadores adecuados y la infraestructura necesaria para hacerlo. Ese reto es inmenso.

En su edición de agosto del año pasado The Economist señaló la importancia de los recursos y estímulos para la producción de semiconductores de la Ley Chip y el interés de la firma taiwanesa TSMC, líder mundial en la producción de los chips, en construir dos inmensas fábricas en los Estados Unidos, específicamente en Arizona. Pero señaló esa publicación la enorme dificultad de poder obtener la fuerza laboral para hacerlo. De hecho, la inauguración de la primera planta que estaba proyectada para este año fue pospuesta para el entrante, por la dificultad de contratar en Estados Unidos personal capacitado para instalar equipos de alta tecnología.

Permítaseme traducir un par de párrafos de esa publicación:

“Los semiconductores son el caso de prueba más importante para el renacimiento manufacturero de Estados Unidos. En las últimas décadas, los fabricantes de chips para computadoras han abandonado en gran medida Estados Unidos. Ese país todavía cuenta con investigadores y diseñadores de semiconductores de clase mundial, pero carece de una fuerza laboral que, en gran escala, convierta en circuitos electrónicos las láminas de silicio. Con la esperanza de revertir esa tendencia, la Ley Chip permite al gobierno repartir $50 mil millones durante los próximos 5 años”.

“La Asociación de Industrias de Semiconductores proyecta que para 2030 el sector de chips de EEUU enfrentará una escasez de 67,000 técnicos, científicos de la computación e ingenieros, y alrededor de 1.4 millones de trabajadores similares en toda la economía en general. Compare esta demanda con el total de aproximadamente 70,000 estudiantes que completan títulos universitarios de ingeniería en Estados Unidos cada año, y la magnitud del déficit es evidente. Sea cual sea la brecha precisa, marca la diferencia entre las fábricas funcionando a plena capacidad con costos laborales controlados, o terminar sumidos en altos costos y baja productividad”.

Para nuestro país la situación es aún más seria. Entre los países de OCDE de Latinoamérica Costa Rica tiene menor proporción de su población de 25 a 34 años con estudios terciarios que Colombia y Chile. La nuestra es de 31% según datos de OCDE para 2022, Colombia tienen 34% y Chile 40%. La nuestra es solo un 60% de la de Estados Unidos, que tiene dificultades para proveer la fuerza de trabajo necesaria.

Tanto Estados Unidos como Costa Rica están conscientes de esta dificultad y por eso de la Ley Chip ya se ha generado un compromiso de fondos para la Arizona State University, buscando colaborar con la formación de personal para la producción de semiconductores en nuestro país.

Poner este plan en marcha en colaboración con el INA y universidades públicas y privadas locales es la más importante de las tareas pendientes para que la producción de semiconductores pueda convertirse en una realidad.

No estamos solos en estas lides. El recién pasado 28 de marzo el Departamento de Estado de los Estados Unidos anunció que se asociará con el Gobierno de México con el fin de explorar oportunidades para incrementar y diversificar el ecosistema global de semiconductores en el marco del Fondo Internacional de Seguridad e Innovación Tecnológica. Vienen atrás, pero son una poderosa nación con una población casi 25 veces mayor a la nuestra, vecino físico de Estados Unidos y miembro de la unión comercial de Norteamérica: Canadá, EEUU y México.

Cuando en los años noventa INTEL inició conversaciones para estudiar la posibilidad de instalarse en Costa Rica, el gobierno entendió la necesidad de coordinar esfuerzos con otros actores políticos e institucionales. Como líder entonces del PUSC yo dirigía la oposición, y se nos tomó en cuenta para que colaborásemos en todo lo posible a lograr cambios necesarios para asegurar la instalación de esa empresa en nuestra patria. INTEL estuvo, al igual que el gobierno, interesada en que hubiese un gran consenso sobre la conveniencia de que ella seleccionara a Costa Rica para la nueva planta que se estableció.

Ojalá que hoy los partidos de oposición y el Gobierno también busquen acuerdos que hagan posible que se aproveche esta buena oportunidad para el país.

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