Cuando me llegó el pantallazo por Whatsapp que informaba del despido del Ministro de Transportes, Luis Amador mientras estaba en Canadá (ante esta situación vean Horrible Bosses en Max), me entró esa emoción del chisme político inminente, el hype de las noticias de las 7 de la noche (qué gran cosa son esas noticias). Cuando se vienen con todo, como pensé que iba a suceder con esta noticia, las espero como el zorro al Principito:

Si vienes, por ejemplo, a las cuatro de la tarde, ya desde las tres comenzaré a estar feliz. Cuanto más avance la hora, más feliz me sentiré. Al llegar las cuatro, me agitaré y me inquietaré; ¡descubriré el precio de la felicidad! Pero si vienes en cualquier momento, nunca sabré a qué hora preparar mi corazón... Es bueno que haya (las noticias de las 7) ritos.

Pero la espera terminó como la vida misma, en decepción, en mucho ruido y pocas nueces, el reportaje de lo que parece ser un fuerte nominado al escandalito del año duró tres minutos, solo se dijo que aparentemente se redactaron unos términos de referencia a la medida (ah la pucha, ahora si me asusté, ¡lo nunca visto!) y en un par de minutos continuamos con más sucesos ¿Dónde están los grandes clásicos como eran las notas del Cementazo? Con este drama ministerial hay potencial, ya veremos que sucede (para buenas películas de periodismo vean Spotligth en PrimeVideo). 

Siendo que las noticias de las 7 y las de Zapote me decepcionaron, les voy a recomendar tremendas pelis y series de tremendos escándalos políticos. 

Inicio a escribir estas recomendaciones mientras respiro el hornazo de mi vecino. El tipo es imparable, inicia a las 8:00 am y no se detiene hasta la hora de dormir ¿Se acuerda de Because I got High? gran canción, gran video, en el que demás salen Silent Bob y Jav, hecho que nos lleva a recomendar que vean la gran comedia en la que no pasa nada, Clerks.

Ya dejo el delirio. Grandes series y películas sobre política. Si no ha visto Borgen (véala en Netflix), debería verla para ayer. Acá encontramos las aventuras y desventuras de Birgitte en su camino hacia convertirse en la primera ministra de Dinamarca (la serie incluye despidos y pequeñas vejaciones a ministros por lo que sugerimos verla con discreción si usted es un ex ministro recientemente despedido). También buena parte de la serie desarrolla el papel que tiene la prensa canalla y la prensa incanalla en el camino de Birgitte hacía el poder. Con esta descripción podría sonar medianamente aburrida, pero no, vea dos capítulos y quedará enviciada(o), como mi vecino.

Si no quiere ver esta tremenda serie danesa, le ofrezco la muy conocida, House of Cards, protagonizada por el dos veces ganador del premio Óscar y nueve veces denunciado por delitos sexuales, Kevin Spacey. Qué gran serie, recomendadísima: acá encontramos a Frank Underwood en su camino y permanencia en la Casa Blanca (véanla en Netflix).

Ahora bien, entiendo perfectamente que se sienta defraudado (a) por la democracia y que no quiera ver nada relacionado con los muy incomodos pesos y contrapesos que este sistema conlleva. Si es así no se preocupe, le recomiendo entonces que se ría y reflexione viendo El Gran Dictador (está completa en Youtube, tanto en castellano como en inglés). Además, es un clásico, si no la ha visto la puede ver y luego hablar de ella en bodas, bautizos y velorios. De seguro le asegurará el galardón de el-la-tipa-esnob del evento.

En caso de que no se ofenda o indigne muy fácilmente también le recomiendo muchísimo que vea El Dictador, ¡qué tan buena!, ¡cuánta estupidez!, solo con el tráiler ya me empayasé. Ojo que El Gran Dictador es la de Chaplin y El Dictador la de Sacha Baron Cohen, que no es lo mismo ni es igual.

Ahora, si lo que quieren es su dosis de corrupción, incompetencia, amedrentamientos, mentiras, violencia y sinvergüenzadas y no quiere sintonizar las noticias lo que deberían ver es la maravillosa, realmente maravillosa, divertidísima y amarga trilogía de Luis Estrada, La Ley de Herodes, El Infierno y La dictadura perfecta (todas en Netflix) Acá me estoy saltando Un mundo maravilloso, que también la recomiendo pero se sale un poquito (no mucho) de las recomendaciones temáticas. 

Por último, un buen amigo me dice que en mi lista la gran ausente es Veep (véala en Max), pero siendo que no la he visto, pues la menciono, pero no tiene mi sello de garantía (Disclaimer: mi sello de garantía se apega a los más bajos estándares internacionales).

Volviendo al punto inicial. Ver las noticias como quien ve una película de ficción podría ser un acto de autocuido, pero también es un síntoma de una profunda desvinculación con lo que les sucede a los otros y con lo que nos sucede como país. Quizás deberíamos reflexionar en lo que implica este hecho. 

En fin, si van al cine, y deberían ir, vayan a ver The Iron Claw, pues está genial, aunque no tenga nada que ver con las películas previamente recomendadas y no obtuviera ni una nominación a los premios Óscar, otra decepción.