En la vida pública de las personas, lo usual es que se expresen opiniones cuidadas y acordes a que lo que se piense concuerde con el sentir de la mayoría de la sociedad en un tiempo y lugar determinado, a mayor intimidad, el ser humano tiende a mostrarse más autentico y a decir lo que realmente guarda en su interior, para este ejercicio, resulta fundamental una lectura en tiempo real del entorno del aquí y del ahora. La razón de esta conducta se explica en el miedo a ser excluido del grupo social y a la necesidad de aceptación dentro del mismo.

Precisamente, la politóloga, filósofa, periodista e historiadora alemana Elisabeth Noelle-Neumann propuso en su libro “La espiral del silencio. Opinión pública: nuestra piel social” (1977), el concepto de “espiral del silencio”, que se utiliza para describir la tendencia que mostramos las personas a no exponer públicamente nuestras opiniones cuando somos conscientes de que estas no son mayoritarias o creemos que no lo son. Según esta autora, para que una opinión mayoritaria sea susceptible de promover una espiral del silencio debe contener un componente ético, por ejemplo, la viabilidad de la pena de muerte, la corrupción de los funcionarios públicos, la eutanasia, la privatización de la Salud Pública, la vigencia de las monarquías en la actualidad, entre muchos otros tópicos posibles.

Evidentemente los medios de comunicación masiva juegan un rol muy importante en la espiral del silencio, porque al fin y al cabo es un esquema por diseño, siendo que tales espirales se producen cuando al comienzo de un debate social o político los medios de comunicación reflejan de forma desequilibrada las distintas visiones y dan primacía a una. Pues en esa temprana fase se oirán más las opiniones de los exaltados y la de quienes, gracias a su influencia política, su posición social, su poder económico o su capacidad de intimidación, pueden difundir sus ideas de forma insistente través de los medios y acallar las rivales. Tan pronto logren generar la apariencia de que sus posiciones son las generales o mayoritarias, quienes no las compartan se callarán -por temor a ir contracorriente-, lo que envalentonará aún más a los seguidores de aquellas, lo que intensificará la espiral. Se dice que Elon Musk compró Twitter (entre otras razones) para verificar si los algoritmos estaban diseñados para cumplir el propósito de exaltar ciertas opiniones y no exponer las opuestas, lo que confirmaría un gigantesco aparato de poder comunicacional para generar una espiral de silencio, aparentemente confirmó sus sospechas.

Lo que se persigue con la espiral de silencio es generar un determinado clima de opinión, decantar las tendencias hacia una determinada opción. Este clima se cristaliza en opiniones y votos. Según Noelle Neumann, un clima de opinión actúa como un fenómeno de contagio ya que la opción mayoritaria se extiende rápidamente por toda la sociedad.

El libro citado explora cómo las opiniones públicas se desarrollan y cambian con el tiempo, y cómo los medios de comunicación desempeñan un papel crucial en este proceso. Noelle-Neumann argumenta que los medios de comunicación pueden moldear la percepción pública al destacar ciertas opiniones y minimizar otras, lo que a su vez puede influir en la espiral del silencio.

Aunque no está en la obra de comentario, por razones obvias, las redes sociales son un espacio propicio para que surja la espiral del silencio. En línea, las personas suelen retener la expresión de opiniones impopulares o controvertidas debido al temor de ser objeto de cancelación o enfrentar reacciones adversas. Por ejemplo, alguien podría abstenerse de manifestar una opinión política poco común o de cuestionar ciertos aspectos de la cultura “woke” por miedo a sufrir ataques, acoso o ser tildado de insensible, pero simultáneamente pueden crear un perfil falso donde ventilar lo que realmente piensa para evitar la cultura de la cancelación; solamente recuerden que en internet no existe el verdadero anonimato y que un VPN no es la pomada canaria.

La espiral del silencio ha tenido un impacto significativo en el estudio de la comunicación y la teoría política, y ha sido ampliamente citado y discutido en la literatura académica, se ha aplicado a numerosos campos, incluyendo la política, el periodismo, la psicología y la sociología, y sigue siendo relevante para comprender cómo las personas se relacionan con la opinión pública y la conformidad social.

Presupuestos: La teoría de la espiral del silencio se basa en una serie de presupuestos que se relacionan entre sí:

  1. La mayoría de las personas tememos el aislamiento social.
  2. En consecuencia, observamos el comportamiento de otras para identificar qué opiniones y conductas son socialmente aceptables.
  3. El aislamiento o rechazo social a opiniones impopulares se manifiesta en gestos como girar la cara o mantener el silencio.
  4. Las personas solemos ocultar nuestros puntos de vista cuando tenemos la expectativa de que recibiremos este tipo de respuestas.
  5. Quienes mantienen opiniones mayoritarias las expresan públicamente sin miedo.
  6. La espiral del silencio se desencadena por la expresión repetida de la opinión mayoritaria y la ocultación de las minoritarias.
  7. Este proceso sucede en torno a temas controvertidos, no cuando existe consenso.
  8. El número de personas que defienden una opinión no siempre es relevante.
  9. La ocultación de opiniones divergentes normalmente tiene un carácter inconsciente.
  10. La opinión pública ejerce un rol de control social en un tiempo y espacio determinados y puede variar en función de estas dimensiones.
  11. La espiral del silencio resuelve conflictos al favorecer a una de las opiniones que existen al respecto, cumpliendo un rol de integración.

Causas

Noelle-Neumann afirmó que la espiral del silencio se debe principalmente a dos tipos de miedo: el que sentimos a quedarnos aislados socialmente y el temor a consecuencias aún más significativas. La intensidad de estos miedos puede variar por distintos factores, entre ellos la personalidad, el rango social, el estatus, el trabajo, la capacidad de mentir, lo cual influye en el grado de resistencia a mostrar una opinión divergente. En palabras sencillas, la conformidad de no decir nada, de pasar desapercibido, evita problemas, aunque seamos testigos de tropelías, delitos y de franca injusticia. Las personas poseen un instinto innato para discernir lo que es socialmente aceptado, y cuando perciben que su punto de vista difiere de la corriente predominante, suelen reprimir sus opiniones y sus emociones. Esta es la génesis de la doble, triple y cuádruple moral y es así como la vida de personajes que lucen inmaculados en cámara o sin ella, no corresponde al discurso que profesan, ni a la pose que adoptan.

Mecanismo macabro de la espiral del silencio

El peor ejemplo del diseño de aplicación de este instrumento social y político lo podemos encontrar en Alemania, justo antes de sucumbir al nazismo, en donde los nacionalsocialistas, que en realidad eran una minoría al inicio, pero eran lo que se conoce como la “minoría ruidosa”, que puede ser tan influyente como una mayoría, capaces de convencer a la mayoría silenciosa ante los actos de barbarie que cometían, promovieron un sistema de convencimiento de que lo que perpetraban era aceptable, fue un proceso paulatino pero rápido y de esa manera se hicieron con el poder. Precisamente esta teoría explica la forma en la que la opinión pública funge como forma de control social, que las personas adaptan su manera de comportarse a las opiniones predominantes en su contexto social sobre cuáles conductas son o no aceptables. Esta conducta tiene su origen a nuestro natural temor al aislamiento, que podría darse si expresáramos opiniones percibidas como minoritarias, razón por la cual los individuos estamos constantemente "sondeando" el clima de la opinión pública para determinar qué opiniones podemos expresar. Por ello, los alemanes de ese tiempo fueron “aclimatándose” al nacionalsocialismo de manera pública sin siquiera darse cuenta de ello, al punto que llevaron a Hitler al poder sin ni siquiera conocer su verdadera agenda política. Al fin y al cabo, eran ciudadanos de una nación que no querían abandonar y creían que la adaptación era parte de un proceso histórico “natural” y cuando “despertaron” de la pesadilla era demasiado tarde para disentir, porque su propia vida estaría en riesgo si expresaban sus verdaderos pensamientos.

Un pasado cuestionable

Las revelaciones del profesor de la American University, Christopher Simpson, que en 1996 publicó un artículo en el Journal of Communication (algo así como la revista Nature para los comunicólogos), en el que se relacionaba la teoría de la espiral de silencio con la juventud pronazi de la autora, que llegó a trabajar a las órdenes de Joseph Goebbels, ministro de propaganda del Tercer Reich en el periódico Das Reich de 1940 a 1942, se le señala que usó métodos de espionaje nazi en sus investigaciones. Estudiaba la espiral del silencio en los trenes con encuestadores encubiertos que sacaban temas conflictivos y observaban la reacción de sus acompañantes. Estos estudios aparecen en su obra principal. Pero antes sirvieron para evaluar la moral de las tropas alemanas e identificar a los desafectos al régimen que iban al frente. Aunque el pasado nazi de Noelle-Neuman ya había trascendido en 1991 en un artículo de la revista Commentary firmado por Leo Bogart, otro gran investigador de la opinión pública, el impacto del artículo de Simpson fue aún mayor. Noelle-Neumann y Simpson se enzarzaron en un intenso debate cara a cara durante la conferencia anual de la International Communication Association de mayo de 1997, que tuvo lugar en Montreal, Canadá. Simpson colgó de la red, en una página todavía hoy activa, varios documentos sobre el pasado nazi de la autora. En su defensa, Noelle-Neumann negó el carácter totalitario de su teoría. Ella refutó indicando que el ambiente en que vivía quizá la haya podido inspirar, pero ello no significa que la teoría sea errónea. Noelle-Neumann dijo que nunca llegó a pertenecer al Partido Nazi, que se opuso a los nacionalsocialistas desde dentro, y que el propio Goebells la echó del periódico tras escribir un artículo que el líder nazi consideraba demasiado favorable al presidente norteamericano Roosevelt, lo que era impensable para una nazi. Noelle-Neumann falleció el 25 de marzo de 2010 a los 93 años en la ciudad de Allensbach sede del famoso Institut für Demoskopie que fundó en 1947 junto a su primer marido, el político y periodista Enrich Neumann. Lo que está documentado es que entre 1937 y 1938, con apenas 20 años, mientras disfrutaba de una beca de intercambio de estudiantes extranjeros en la facultad de periodismo de la Universidad de Missouri, posteriormente tomó un té con pastas con Hitler y se hizo propagandista nazi, escribió en el periódico universitario en contra de la mezcla de razas y afirmó que el 90% de los jóvenes alemanes estaban con Hitler no por miedo, sino por lealtad y amor Lo anterior no significa que después no cambiase de criterio cuando descubrió que su percepción juvenil no se correspondía con la cruenta realidad que vivió Europa envuelta en llamas.

Las minorías despiertas

 La llamada "espiral", entonces, es la figura que se dibuja a medida que aquellos que tienen posiciones minoritarias son enmudecidos, y las opiniones percibidas como mayoritarias aumentan y se vuelven dominantes. Existe, sin embargo, lo que se denomina como "núcleo duro", esto es, algunos individuos que al ser presionados reafirman y persisten en sus opiniones. La propia Elisabeth Noelle-Neumann indica en su obra: “el resultado es un proceso en espiral que incita a otros individuos a percibir los cambios de opinión y a seguirlos hasta que una opinión se establece como la actitud prevaleciente, mientras que la otra opinión la aportarán y rechazarán todos, a excepción de los duros de espíritu, que todavía persisten en esa opinión”.

Noelle‑Neumann afirma que hay ciertas personas que son capaces de escapar de esta espiral, al no temer ser excluidas y marginadas. Es el denominado “núcleo duro” o “vanguardia” que, gracias a su acción pionera, propicia cambios en los climas de opinión, de manera que el concepto de opinión pública adquiere un carácter dinámico y nunca estático. La opinión pública es cambiada por las elites dice ella, yo agrego que no necesariamente, pues es una visión marcadamente clasista, siendo que hasta un anacoreta puede hacer una diferencia significativa, lo que sí se necesita es el efectivo ejercicio del pensamiento crítico y la renuncia, especialmente de la población joven, a formas de entretenimiento vacío que tiene toda la intención (con fines de lucro) de volverlos estúpidos, me refiero principalmente a la adicción a los videojuegos y a las aplicaciones “divertidas” de simios humanos haciendo monerías.

Por otra parte, el auge de Internet ha comportado una disminución del peso de los medios de comunicación de masas en la opinión pública. Las redes facilitan enormemente la divulgación de opiniones minoritarias, así como de datos (reales o falsos) que las sustenten y que pongan en cuestión los puntos de vista defendidos por el statu quo. El lado peligroso de ese medio, son las granjas de bots, que, con una baja inversión, contribuyen a hacer tendencia una noticia falsa, o una información para hacerla viral y manipular a la opinión pública.

Problemas concretos de la espiral del silencio

Los medios de comunicación formales o no, generan un entorno que puede desencadenar actitudes de discusión, de sumisión o de silencio, ya que, al ser los mecanismos empleados por la sociedad para informarse o entretenerse, serán también los espacios a los que acudirá para construir sus opiniones en torno a determinado tema, y para determinar si una opinión es dominante o minoritaria. De este modo, la exposición u ocultamiento de los medios de determinadas opiniones puede alterar la forma en que éstas son percibidas por el público.

De igual manera se pueden dar a conocer conductas que transgreden normas sin condenarlas o censurarlas, lo que contribuye a hacerla más adecuada, más aceptable socialmente, ya que los individuos que reciban esta información pueden ver que dicha conducta ya no acarreará consecuencias de aislamiento social, lo cual debilita el cumplimiento de la norma en primer lugar, es decir la anomia.

La teoría de Noelle-Neumann señala que éste es el origen de las conductas de no intervención incluso en casos masivos de agresión o violencia, que son percibidos como una conformidad generalizada por parte de la población, de un modo que obstaculiza cada vez más la expresión de posiciones contrarias o disidentes.

Similarmente, otros estudios han analizado el surgimiento del llamado “pensamiento de grupo” fenómeno psicológico que explica que un grupo de personas tomará decisiones irracionales o disfuncionales en su búsqueda por la armonía o conformidad dentro del conglomerado. Los miembros del grupo, así, intentan minimizar el conflicto y alcanzar un consenso sin evaluar de manera crítica las alternativas, suprimiendo y aislando a los miembros que disienten. Es así como es posible, contando con los mecanismos suficientes para hacer que una opinión o conducta sea percibida como mayoritaria a pesar de ser, realmente, minoritaria, se impone como la norma y se genera una aceptación predominante por parte de grupos sociales que están fundamentalmente en desacuerdo, pero que, sumidos en la espiral del silencio, callan y aceptan, pensándose minoría. En otras palabras, este instrumento es un medio de propaganda ideal para las autocracias y tiranías.

Aunque las espirales de silencio pueden ser espontáneas (raras veces), en la vida política real muchos gobernantes intolerantes las atizan deliberadamente mediante unos medios de comunicación adictos que manipulan la información, silencian a los discrepantes y facilitan su escarnecimiento público.

Las espirales del silencio son frecuentes también en los órganos colegiados (consejos, comités, asambleas, grupos de toda índole) y lo que sucede en el mundo real es que se incentiva a los disidentes a que se manifiesten públicamente en nombre de la democracia y la libertad, para poderlos etiquetar cómodamente y luego disponer de su futuro en aras de preservar el criterio de la supuesta mayoría (que suele ser aparente, por lo tanto nunca se sabe cuál es la realidad) porque los más avisados no muestran sus cartas, y los novatos, lo valientes o los temerarios se sacrifican en el horno social para ser enviados al exilio y al ninguneo.

Pero la teoría de la espiral del silencio rescata que los cambios sociopolíticos se deben al núcleo duro de los no domesticables, a quienes intentan expresar con autenticidad sus ideas aunque no se precien de obtener un puesto o una medalla, en mi opinión, esas personas fueron, son y serán siempre necesarias.

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