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Orígenes y uso medicinal lícito de fentanilo.

Es 100 veces más potente que la morfina y 50 más que la heroína, el fentanilo es un opioide sintético aprobado para usos médicos por la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA). Sin embargo, cuando se utiliza de forma recreativa, fuera del contexto médico, esta poderosa droga puede ser mortal.

El fentanilo se desarrolló por primera vez en 1959 y se introdujo en la década de 1960 como un analgésico endovenoso, en sus diversas formas (tabletas, parches, inyecciones, entre otros), se utiliza como anestésico y para aliviar los dolores agudos provocados por una cirugía o una condición de salud compleja que genera efectos crónicos como los enfermos de cáncer que sufren dolores terribles que pueden experimentar alivio con un parche o una pastilla de fentanilo. O alguien que acaba de romperse un brazo y necesita un alivio inmediato del dolor podría beneficiarse de una inyección de fentanilo. Sus efectos se han descrito como: “Es un poco como la cocaína, en el sentido de que la primera vez que la gente la usa, tiene un subidón y luego va buscando otra vez ese efecto. Pero cuando la vuelven a consumir, nunca logran el subidón de la primera vez y entonces tienden a incrementar la dosis", según explicó a la BBC, Daniel Sitar, profesor emérito de la facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de Manitoba, en Canadá.

Esta sensación es lo que vuelve al fentanilo tan poderosamente adictivo. Sin embargo, otro de sus efectos en el cerebro —y esto es lo que lo hace letal— es que hace que la persona deje de respirar y muera por hipoxia. El tronco cerebral, que controla la función respiratoria, también tiene receptores de opioides. Y, cuando estos se ven inundados de fentanilo, "puedes dejar de respirar, incluso aunque estés consciente", agregó Sitar. En cambio, en un contexto médico, cuando se usan dosis altas como anestesia durante una operación, la supresión de la respiración "no es realmente un problema, porque la persona está intubada y los pulmones se inflan mecánicamente para simular la respiración", señala Sitar, quien añade que, por otra parte, cuando el fentanilo se utiliza de modo recreativo, la gente por lo general no sabe qué cantidad está tomando.

Un estudio reciente llevado a cabo por investigadores del Hospital General de Massachusetts, afiliado a la Universidad de Harvard, reveló que la droga detiene la respiración antes de que se vean otros cambios y antes de que se pierda la conciencia. El fentanilo puede hacer que una persona deje de respirar, aunque aún este consciente, lo que confirma la aseveración del profesor Sitar. La investigación reveló también que el fentanilo comienza a provocar un deterioro en la respiración alrededor de cuatro minutos antes de que haya cambios en el estado de alerta y a una concentración 1.700 veces más baja en comparación con otros fármacos que causan sedación. "Esto explica por qué el fentanilo es tan mortal: hace que las personas dejen de respirar incluso antes de que se den cuenta", señaló el investigador Patrick L. Purdon, autor principal del examen. Los hallazgos del estudio de Harvard dejan en evidencia que ninguna cantidad de fentanilo es segura fuera de un entorno médico controlado por especialistas.

Efectos devastadores. En el año 2021, es decir, aún en la Pandemia, se registraron 70.601 muertes por sobredosis de opioides sintéticos, mayormente fentanilo, según el Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas en Estados Unidos de Norteamérica. ¿Pero qué efecto tiene exactamente el fentanilo sobre el cerebro? ¿Y por qué resulta tan peligroso? Al igual que otros opioides como la heroína o la morfina, el fentanilo interactúa con los receptores de opioides que se encuentran en áreas del cerebro que controlan el dolor y las emociones. Estos receptores responden normalmente a sustancias químicas que libera nuestro propio cuerpo para hacernos sentir bien, como recompensa por actividades que contribuyen a nuestra supervivencia, como por ejemplo comer, beber o tener relaciones sexuales.

El efecto de los opioides depende de qué cantidad de esta sustancia entre en el cerebro y qué una vez que el fentanilo entra en el cerebro, interactúa con los receptores de opioides, facilita la liberación de dopamina, anula el dolor, le da al usuario un subidón, una sensación de calma y reduce la ansiedad. Como no existe un control sobre los procesos de su fabricación ilegal, la droga suele estar adulterada con otras sustancias químicas, lo que hace que sus efectos sean impredecibles, ya que varían según la mezcla. A veces está combinado con estimulantes, porque estos tienden a exagerar el componente de la recompensa, lo que acelera la liberación de dopamina, y el impacto en la función respiratoria.

Como problemas adicionales, al tratarse de una droga extremadamente poderosa en pequeñas dosis, no se requiere una gran cantidad para que llegue al cerebro y además el fentanilo lo hace muy rápidamente. Sus efectos incluyen felicidad extrema, aletargamiento, náuseas, confusión, estreñimiento, sedación, problemas para respirar y pérdida del conocimiento. Según la CDC (Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades) estadounidense, más de 150 personas mueren al día por sobredosis de opioides sintéticos como el fentanilo. No hay forma de saber mediante el sabor ni el olor si una droga lleva altos niveles de fentanilo, y la única forma de conocer la cantidad de la sustancia es mediante tiras de prueba de fentanilo.

Los signos de sobredosis son, de acuerdo con los CDC, pupilas pequeñas, contraídas, como de punta de alfiler, quedarse dormido o perder el conocimiento, respiración lenta, débil o sin respiración, sonidos de atragantamiento o gorjeos, cuerpo flácido, piel fría o húmeda y pegajosa o manchas en la piel (especialmente en los labios y las uñas). Se recomienda la aplicación de naloxona (es un antagonista de los opioides que se usa para anular temporalmente los efectos de una sobredosis de opioides, es decir, una respiración lenta o la falta de respiración.

La naloxona es un antídoto seguro para una presunta sobredosis de opioides y, cuando se administra a tiempo, puede salvar una vida. La naloxona se puede administrar a una persona con una presunta sobredosis por vía nasal o por inyección en un músculo o debajo de la piel), intentar mantener a la persona afectada despierta y respirando, colocarla de costado para evitar que se asfixie y quedarse con ella hasta que lleguen los servicios de emergencias.

Como se deriva de lo antes indicado, una persona que tome demasiado fentanilo perderá el conocimiento y dejará de respirar. En cuestión de minutos, puede morir porque no respira y sus órganos no reciben oxígeno. Se debe recordar que como el fentanilo es un opioide tan potente, que tomar incluso una pequeña cantidad puede ser mortal. Otro elemento que hace que el fentanilo sea tan peligroso es que muchas personas pueden no ser conscientes de que están consumiendo esta potente droga. Su fabricación es muy barata, por lo que algunos traficantes mezclan el fentanilo con otras sustancias ilícitas, como heroína, benzodiacepinas, cocaína, MDMA (conocida comúnmente como éxtasis o molly) y metanfetaminas. El fentanilo también puede fabricarse en forma de pastillas y mezclarse con otras pastillas falsificadas. Algunas personas pueden pensar que están tomando un opioide menos potente, como la oxicodona, pero en realidad están consumiendo fentanilo.

Por muchos dólares más. La DEA señala que los productores mexicanos utilizan precursores químicos del este y del sur de Asia. Además de China —incluida la isla de Hong Kong—, los cárteles mexicanos han tenido que recurrir a Singapur e India para ampliar su cadena de suministro. La entidad antes citada señala que el Cártel Jalisco Nueva Generación y el Cártel de Sinaloa distribuyen la mayor parte de fentanilo ilegal y se disputan las rutas de contrabando y el control de la droga en México y Estados Unidos, indica el informe del Woodrow Wilson International Center for Scholars, uno de los think tanks ranqueados dentro de los 10 más prestigiosos del mundo y ubicado en Pensilvania.

La misma fuente indica, sin embargo, que no está tan claro cuánto del fentanilo que se consume en Estados Unidos proviene directamente de China y cuánto de México. Pese a ello, hay competencia. Las autoridades estadounidenses dicen que los traficantes dominicanos son los principales proveedores de los consumidores finales en el noreste de los Estados Unidos, aunque las redes mexicanas de traficantes también juegan un papel importante. Forbes México consultó una audiencia de marzo del año 2021 del Senado de Estados Unidos sobre el Control Internacional de Narcóticos, en la cual se indicó que el mercado de drogas ilícitas en Estados Unidos tiene un valor de 150,000 millones de dólares, mientras que a nivel global alcanza hasta los 652,000 millones de dólares, según Global Financial Integrity. El senador del Partido Demócrata Sheldon Whitehouse, presidente del Caucus del Senado sobre Control Internacional de Narcóticos, apuntó en esa audiencia que si el mercado de drogas ilícitas fuera un Producto Interno Bruto (PIB) nacional, sería el número 22 del mundo, por delante de países como Suecia, Polonia y Bélgica.

Según un artículo realizado en el año 2019 por un periodista de investigación costarricense muy destacado, a esa fecha, en Costa Rica no se había registrado ningún decomiso de fentanilo, aunque el Instituto de Control de Drogas admitió entonces que un sector muy específico de la población utilizaba esa droga.  De acuerdo con una noticia de una televisora nacional de fecha 5 de agosto de 2023, el IAFA reportó 10 adicciones por fentanilo. Después de exponer estos hechos, sin ninguna voluntad de ser agorero, sobra decir que se debe estar preparado para lo que viene.

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