La semana que hoy concluye nos deja valiosos motivos para reflexionar en torno al país que queremos. Permítanme adelantar el desenlace: no es este. Tres noticias destacaron en particular, todas por razones poco felices.

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Primero, el fracaso de la Asamblea Legislativa a la hora de votar la moción de censura de Nogui Acosta Jaén, ministro de Hacienda. Apaguemos todo el tufo “politiquero” y separémonos por completo de cualquier sesgo cognitivo. Veamos el caso frío, concreto, objetivo. Si hacemos ese ejercicio elemental (que no voy a repetir por vez número un millón hoy) hay una sola conclusión plausible: el voto de censura era más que procedente, necesario, por no decir imperativo. Es un caso tan obvio que no deja mayor margen a la discusión, como dice el tema de Sabina: “Nos sobran los motivos”.

Que la Asamblea Legislativa no haya sido capaz de reunir los votos necesarios no solo es un fracaso del Poder Legislativo, es un fracaso país. Diputadas y diputados nos representan. Esta, su vol...